CON EL TIEMPO APRENDÍ...
Con el tiempo aprendí...que no es más amigo aquel que te acompaña todos los días, que el que está cuando lo necesitas.
Con el tiempo aprendí...que más vale un minuto de reflexión, que horas de amargura.
Con el tiempo aprendí...que el hoy es lo único que existe ya que el pasado quedó atrás y el futuro no sabemos se vendrá.
Con el tiempo aprendí...que es mi mundo interior, donde se fragua el cambio que necesito para conquistar el mundo exterior.
Con el tiempo aprendí... que una sonrisa, abre más puertas que los más grandes diplomados en relaciones públicas y humanas.
Con el tiempo aprendí...que un buen acto, es mejor que ir a confesarse todos los días.
Con el tiempo aprendí...que un beso hace más eco, que el ruido de un cañón.
Con el tiempo aprendí...que el pan que se comparte, sabe más sabroso y te hace mejor digestión.
Con el tiempo aprendí...que cuando un bebé te atrapa con sus manitas, también se queda con tu corazón.
Con el tiempo aprendí...que es mejor olvidar un mal entendido, que vivir con el recuerdo de todos los detalles que pude dar y que se quedaron guardados por el resentimiento.
Con el tiempo aprendí...que cuando un ser querido muere, también muere un poco de tu pasado.
Con el tiempo aprendí que el perdón es una bendición para los demás; pero es el mejor regalo que te puedes dar a ti mismo.
Con el tiempo aprendí...que Dios se manifiesta a través de un buen acto y no a través de mil sermones.
Y aprendí, que la cobija que les brindes a tus padres, va a ser la misma con la que tus hijos te van a cobijar a ti.
Y aprendí, que cada uno hace el camino, en el andar de su destino.
Y aprendí, que estar enamorado, es la más bella de las locuras.
Y aprendí, que la sonrisa desdentada de mi viejita, es la luz que le da fulgor a mi espíritu.
Y aprendí a extrañar a los que se han ido, a jugar como un niño bajo la lluvia, a perdonarme a mi mismo cuando alguien me ofende, a compartir sin esperar nada a cambio, a hablar aunque no me hablen, a felicitar aunque no me feliciten, a llorar aunque me vean, a soñar en los imposibles, a fallar porque es la única forma de lograr y a amar en toda su plenitud a esos chiquillos que alumbran con sus pequeños cuerpecitos los grandes momentos de mi existir.
Enrique Villarreal Aguilar
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