sábado, 15 de enero de 2011

¿A QUE LE TEME GLORIA VILLEGAS?

El miércoles 20 de octubre fue convocada la directora de nuestra Facultad a un diálogo con la comunidad. Nunca llegó.

En estas semanas se han estado denunciando algunos problemas sustantivos de nuestra Facultad:

1.- La existencia de cobros en la División de Educación Continua, que evidentemente contraviene el carácter público y gratuito de la UNAM.
2.- La escandalosa desorganización del acervo de la biblioteca “Samuel Ramos”, y la necesidad de más plazas para superar ese problema.
3.- La instalación de cámaras de vigilancia en las áreas comunes de la FFyL, a espaldas de la comunidad y bajo el pretexto de la seguridad.
4.- La inexistencia de un comedor que responda a los estudiantes en sus necesidades básicas de alimentación, y no a un negocio privado.
5.- El excesivo gasto que debemos realizar en fotocopias, por ser éstas también una concesión privada.

Hemos acudido a distintas instancias de la burocracia de la facultad (consejos y comisiones), pero la respuesta de las autoridades es la cerrazón:
Simplemente NO SE PUEDE MODIFICAR NADA, justifica el Consejo Técnico en un parco comunicado y se acaba la discusión, según ellos.




Nosotros seguimos buscando el diálogo, apelando a los valores universitarios que las autoridades dicen defender. Sin embargo, con sus acciones parecen estar a favor de las concesiones y los cobros, es decir, del lucro con los recursos y las necesidades de la comunidad universitaria.

Estamos cansados de la prepotencia y de la indiferencia de estas autoridades a las que no les importan las problemáticas reales de la comunidad, que se han negado siquiera a escuchar a los distintos sectores de la Facultad.

Autoridades que se presentan a sí mismas como incapaces de tomar medidas para garantizar condiciones de estudio, para contrarrestar la deserción que crece en un contexto de crisis económica.
Ante la opinión pública se esfuerzan en mostrarse como detentores de los mejores valores de la democracia, defensores de la educación pública y gratuita, pero las autoridades universitarias sólo son candil de la calle, al interior de la UNAM, en las más importante facultad de humanidades del país, ni siquiera pueden establecer un diálogo abierto sobre las necesidades básicas de estudiantes, profesores y trabajadores.

Si no tiene nada que ocultar, si está de acuerdo con el proyecto de universidad pública y gratuita, si considera al diálogo como la mejor herramienta para construir una comunidad sólida...
¿A que le teme Gloria Villegas?

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