RÉQUIEM DESDE EL VACÍO
¿QUÉ HACES EN LA OSCURIDAD?
He visto los sedientos dientes de la muerte
desfilar ansiosos buscándome por las habitaciones
en las que me he dejado asesinar,
su voz para mí es tan familiar
como lo es el sonido de una carcajada sin sentido a media noche,
me asfixia su elocuencia,
la sinceridad siniestra con que besa,
le divierte la inútil resistencia prestada por mí,
es un demonio que me sabe rendido/buscando
a
la misma oscuridad.
CASI NADA
Ya no nos queda mucho
Las cosas rotas jamás vuelven a ser iguales
Ya no nos queda mucho
El recuerdo del estruendo de lo que amamos
Ya no nos queda mucho
Palabras ardiendo entre la basura
Sentimientos amargados
tan usados
que al caminar hace eco nuestro vacío
Casi nada
Poco
El reflejo opaco de un fantasma.
RECONOCER
Leo todas las palabras al revés
y es como si me quisieran decir algo,
la ciudad esta llena de mensajes en un espejo oscuro
que no logro descifrar,
mi mente esta volcada en un halo negativo,
sólo así logro fundirme con la tristeza
que suena en los audífonos,
susurra en las entrañas,
mueve las sombras;
el pulso acéfalo continua y yo ya no quiero,
flaqueo hasta ver a Láquesis desenredándose
quedando desnuda entre mis brazos
con sus uñas escribe en ellos;
reconócelo tonto rencoroso yo nunca me equivoco.
Mario Z
NO LO INTENTEN
Entregué mi fe como un adolescente idiota
creyente de Dios,
de sus inesperados milagros;
sé que todas las veces haga lo que haga me equivoco;
perdí mi alma
y estoy arrepentido;
la verdad suprema es que:
Las canciones de amor son las mejores,
las películas con finales felices son las mejores,
la vida rodeado de hijos es la mejor;
aunque nada de eso importe para mí;
quiero desaparecer,
no quiero soñar;
me equivoqué,
debí hacerles caso,
lo sé,
me equivoqué,
lo sé,
como resultado no duermo,
la televisión está quebrada en el piso;
las velas en la basura se resignan
al saber mi deseo de ennegrecer mi espíritu de nuevo
musitando
a la depresión/desesperación/depravación
que
habita
despreocupada
feliz
en mí.
A TIEMPO
Me he crucificado a mi propia cama
rendido de nuevo al dios cruel que me gobierna
mis pulmones han devuelto el aliento divino
escucho salir de sus labios palabras incorrectas/inconcretas
sonidos desalineados que no puedo comprender
esta aquí
sin compañía
es tan arrogante como que viene solo
el pequeño goce de haberme vencido es tranquilizante
mi pelo es movido con ternura
todo sacrificio es merecedor
si conduce a la aniquilación total
el tiempo se convierte en una distorsión débil
cuando la calamidad camina entre carcajadas
a veces doblado por ellas
sobre un arenoso mar en llamas
intentando gritar mi nombre.
A LA INVERSA DEL JUEGO
Cuando ya nadie haga marchas de protesta
los zombis de traje gobernaran al mundo,
los idiotas dirán que nunca existió Mao
que nunca hubo un muro en Berlín
serán aburridas cosas románticas
odio admitirlo pero el mundo no es el mismo sin Lennon
cada vez que veo su biografía lo comprendo;
nos faltan mas genios que se abrasen a los árboles
siempre son escasos los hombres buenos
ya nada arde
ahora me detengo y digo adiós
a las cosas que me hacían sonreír,
llorar,
aterrarme,
enojar,
nadie va extrañar
las películas de bajo presupuesto
tómenlo todo tergivérsenlo
redúzcanlo a alimento de blancas palomas cultivadas
adiós a las pláticas nocturnas con los locos,
al activismo literario,
a las guerras perdidas,
a ti que saben mis amigos quien eres
y no estas aquí para oírlo
que te amo hasta la muerte o hasta que hagas matarme
aumenta el dolor
cuando te dicen que sigues teniendo esperanza
que cruel/sencillo es mantenerte en eterna agonía
ya nada arde
a mi no me espera un brujo yaqui en Sonora,
ningún viaje en autostop,
preguntarle al polvo,
historias de pelea, alcohol o mujeres en Los Ángeles
ídolos desquebrajados por el desencanto
son mentiras que he leído
y me han convertido en una mas
¡Dios, Jesús, Virgen Santa!
bienvenidos sean en mi corazón;
las hamburguesas del Mcdonall
la Coca cola,
las series de acción,
el plagio de Disney,
la música para bailar,
¡bienvenidos sean en mi corazón!
puedo ya tirar mis libros,
los correos,
la colección azul de clásicos,
los respaldos de poesías
mi muerte ha sido a crédito
sé que no soy bello
que de seguro no recé lo suficiente de niño
por eso me pasa esto
y ahora quiero que se esfume la locura
adiós,
adiós,
adiós,
ya nada arde
mandaré por un tubo del drenaje mi fe
para que las ratas terminen de hacer el trabajo,
no importa,
me doy por vencido,
ya que nada arde,
ya que nada arde en el mundo para mi.
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Titulo; Réquiem desde el Vacío
Editorial; Eugenesis
Lanzamiento; Noviembre 2010
Paginas ; 120
He leído a siempre a Arturo Accio como quien se enfrenta a la lectura de los episodios todos que están encaminados a evolucionarnos, o como dicen algunos, a forjarnos el carácter. Porque Arturo Accio se enfrenta a la poesía como muy pocos, con escasos modales, de manera frontal y directa, y con este ejercicio nos deja a sus lectores en el medio de una realidad que no por ser cruda se ausenta de nuestro mundo, sino todo lo contrario, una realidad que muchos hemos vivido y que no todos tenemos el coraje de enfrentarla como Arturo Accio lo hace a través de los versos que conforman este libro. El poeta es contundente, tiene el hermoso vicio de narrar las historias que nadie cuenta, de versificar la vida misma e irla retratando con las ansias de quien analiza las cosas como son. Las sutilezas salen sobrando, el tacto de Midas es totalmente prescindible; basta con una buena dosis de acidez poética, un efectivo mapeo del territorio oscuro del hombre y con esto se alcanza el nivel deseado.
Accio va con su obra adentrándonos en una especie de círculo dantesco que aparenta estar siempre aguardando a la vuelta de la esquina: una borrachera que se debe conceder para mitigar un dolor presente, una relación amorosa que deviene en un acto destructivo, un atentado prolongado contra uno mismo. Accio va ahondándonos en la evidencia de que su poesía existe en él, desde él y para él, que es producto de su experiencia, de eso que le ocurre en la postrimería de su noche, debajo, incluso, de sus propias sábanas.
Arturo Accio escribe para ver morir a los ídolos, porque se reconoce cambiante. Escribe para hurgar nuestros temores, cito: “Algo siempre continúa burlándose con paradojas, / como el gato Cheshire en Alicia / que lo último en desaparecer de él es su sonrisa”. Escribe para desmentir, en una medida más que necesaria, a nuestra concepción de la belleza y con ello a todo lo que damos por sentado al rededor de ésta. Escribe porque tiene que ponernos en nuestro sitio justo, nos dice: La verdad es que todos al llegar la noche / hacemos la misma plegaria / sin importar religión / o nacionalidad; / oramos por que sea el otro quien se resbale en la bañera. Arturo Accio escribe con su poesía el diario de la animosidad.
Réquiem desde el vacío es la más alta muestra de la voz de Arturo Accio, construida con ruda materia prima, madurada en el inevitable proceso de crecer a empellones, y por sobre todo, diversa y llena de momentos inesperados, igual a una noche entera recorriendo, copa en mano, la ciudad en la que habita el poeta.
Mario Z Puglisi