METODO DE ENSEÑANZA

El fundador del aikido Morihei Ueshiba dijo:
     " Nunca cesen de forjar la mente y el cuerpo, para refinar el carácter a través del entrenamiento ".

En el Aikido forjamos el cuerpo y la mente. Desarrollamos un espíritu inquebrantable, extraemos lo mejor del espíritu humano y entrenamos continuamente. Ese es el poder del desarrollo espiritual.

El Aikido es una disciplina muy noble e incluyente, cuya premisa fundamental es que todos aprendemos de todos y que cada quien avanza a su ritmo.

Al principio, los alumnos descubren los aspectos físicos del Aikido: aprenden a recibir energía sin lastimarse y a aplicar la técnica de manera efectiva. Conforme avanzan en su aprendizaje, la práctica los conduce hacia la búsqueda de la armonía y la paz en todos los aspectos de su vida.

El Aikido se practica en parejas; uno se denomina uke y el otro nage. El uke entrega su energía mediante una sujeción o un golpe y el nage la aprovecha para controlarlo o proyectarlo. Después intercambian papeles.
Por ejemplo, un principiante ayuda mucho a los alumnos más avanzados a no olvidar las técnicas básicas y a acoplarse a distintos ritmos y energías.

En las primeras clases, los alumnos nuevos aprenden las formas básicas de recibir energía (rodadas y desplazamientos). Ésta será la única ocasión que trabajarán en solitario; pues una vez que las ha comprendido, forma parte del resto del grupo. Posiblemente usted tendrá la impresión de que se requieren grandes habilidades físicas, para caer sin lastimarse. No es así, los practicantes de Aikido no caen, reciben energía sin lastimarse. Por ello, En las clases, practican por igual alumnos con distintos niveles de experiencia, distintas complexiones, géneros y edades.