Literatura de la inmigración. En español y en los Estados Unidos

vctor_fuentes_010Se dice que -de hecho Czeslaw Milosz lo afirmó- "en el siglo XX el exilio parece ser la condición universal del escritor". El exilio y también la inmigración. Limitándonos a lo ocurrido en Estados Unidos, pensemos en las grandes figuras literarias internacionales que obtuvieron el Premio Nobel viviendo y escribiendo aquí: Gabriela Mistral (1945), Juan Ramón Jiménez (1956), Czeslaw Milosz (l980) y Joseph Brodsky (1987). Reiterando lo señalado, el escritor polaco Witold Gombrowicz apunta en su Diario - escrito en sus largos años de exilio en Argentina-: "I feel that any artist who respects himself ought to be, in every sense of the term, an émigré".


Exiliado, émigré, inmigrante, el término se multiplica aplicado a la pléyade de escritores del exilio español -quienes salieron del país con motivo de la guerra civil- y del cubano, a narradores del Boom como Julio Cortázar o José Donoso - inmigrantes en París y en España, respectivamente- y del Post-boom como Isabel Allende y Manuel Puig, o a Roberto Bolaño -tan celebrado en la actualidad, quien fuera inmigrante en México y en España-. Y esto sin seguir citando nombres del extenso grupo que, con motivo de los golpes militares en los países del Cono Sur -o de las guerras ocurridas en los centroamericanos, en los años 70 y 80-, encontraron refugio en países europeos y en los Estados Unidos.
Desde Dinamarca -y ya en pleno siglo XXI, cuando la referida condición universal del escritor/a del exilio continúa y se extiende-, esta Aurora Boreal es una punta de lanza para varios de dichos escritores, principalmente para los acogidos en países europeos, algunos/as de las cuales aparecen reunidos en la reciente Antología de Esther Andradi, Vivir en otra lengua. De título muy apropiado, se trata de literatura latinoamericana escrita en Europa, pues varios de ellos y de ellas recaban la lengua como la patria en que siguen viviendo. Ya Pedro Salinas, en el prefacio a Todo más claro y otros poemas, escribía en 1949: "Lejos de mi país, cada vez más mío en mi querer y en mi sueño, viviendo en las hospitalarias tierras de los Estados Unidos, abrazo a mi idioma como a un incomparable bien" (Poesías completas: 654).

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Esta frase del gran poeta madrileño puede resultar emblemática para lo que paso a tratar, lo cual tiene ya una larga historia de siglos: la literatura de la inmigración en español en los Estados Unidos y de la que me ocuparé en una sucesión de entregas. Esta primera se limita a sus más remotos antecedentes históricos. Se da el caso -poco conocido, y más a la luz de cómo lo enfoco- de que tal abrazo al idioma español en tierras de lo que ahora son los Estados Unidos se dio aquí siglos antes de que el país se constituyera como tal, y décadas antes de que en ellas se oyera el idioma inglés. Me refiero a escritos y testimonios de españoles que vinieron aquí ya en el siglo XVI, cuyas expresiones escritas podemos considerar como las primeras manifestaciones de una literatura de la inmigración -en español- en el que llegaría a ser el llamando "país de inmigrantes"; aunque, irónicamente, esto se omite cuando se habla de literatura de inmigrantes y de sus orígenes en las historias y en los estudios sobre el tema publicados en inglés en los Estados Unidos.

VÍCTOR FUENTES escritor, profesor y miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de Lengua Española. Vive en Santa Barbara, California. Licenciando en Lenguas Romances, Universidad de Nueva York. Maestría y Doctorado en Lenguas y Literaturas romances, Universidad de Nueva York. Cuenta con más de 200 publicaciones, de las cuales 14 libros. Entre ellos destacan: La marcha al pueblo en las letras españolas (1917-1936); El cántico material y espiritual de César Vallejo; Galdós, republicano y demócrata (Selección de textos, 1906-1913); Benjamín Jarnés. Biografía y metaficción; Buñuel, cine y literatura (Premio "Letras de Oro", 1988); Buñuel en México; Antología de la poesía bohemia española; ediciones críticas de La Regenta y de Misericordia (Akal); Antología del cuento bohemio español: La mirada de Luis Buñuel, cine, literatura y vida (2005). Creación literaria: Bajo el heterónimo de Floreal Hernández, la novela Morir en Isla Vista (1999); un relato en el reciente libro, Seis escritores españoles en Nueva York (entre quienes se encuentran Muñoz Molina y Eduardo Lago): Granada, Ediciones Dauro, 2006, y otro, "Reviviendo el terremoto de San Francisco (1906-1975)", en Escritores españoles en los Estados Unidos. Ed. Gerardo Piña-Rosales (2007). Co-Editor, junto a Luis Leal, de Ventana abierta (con 24 números publicados hasta el presente), revista latina de literatura, arte y cultura.Por razones de espacio, me limito a unos pocos ejemplos en los que laten ya temas y motivos centrales de dicha literatura. Por ejemplo, Pedro Menéndez de Avilés -quien en 1565 fundara San Agustín en la Florida, labor que realizó con un contingente de colonizadores inmigrantes-, en carta a su sobrino, fechada en 1574 (citada en San Agustín de la Florida: 205), expresa uno de los temas centrales de la literatura de la inmigración: el apego, en este caso amor, por la tierra de acogida. De vuelta en Europa, en dicha carta escribe que ha dado "cuenta a S.M. del descontento que traigo de verme apartado de la Florida", y anhela "que se allanará lo de Flandes", donde participaba, "y como sea, yo quedo con libertad para me ir de hecho a la Florida, para no salir de allí en cuanto viviere que estos son mis deseos y felicidad". Curiosamente, este deseo entronca con el expresado, más de cuatro siglos después, por el escritor boliviano Víctor Montoya en el cuento En el país de las Maravillas, recogido en la citada antología de Esther Andradi (57-62). Para él, su Florida es Suecia, donde fue hospitalariamente acogido tras sufrir persecución y torturas en su país natal.
El primer texto de la experiencia migrante en estas tierras es el de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Los naufragios, publicado en 1542 y vivido entre 1527 y 1536: nueve años en cuya evocación literaria se fijarán, por primera vez, los topois y temas de la literatura de inmigración en lo que serán los Estados Unidos; y, en general, temas y prototipos tratados en la literatura nacional del país, escrita -muy posteriormente- en inglés. Ya Cabeza de Vaca incorporó a la literatura norteamericana -en lo que hoy consideraríamos su dimensión hispanounidense- todo el espacio y los territorios fronterizos de lo que serían las dos Floridas, y los espacios y lugares del Suroeste (Nuevo México, Colorado, Texas y Arizona). En suma, podemos decir que inició, con Los naufragios, esa literatura de expansión geográfica tan propia de la imaginación nacional de Estados Unidos: "El Oeste, las praderas, el desierto", como destaca Dalia Kandiyoti en su Migrant Sites. American, Place and Diaspora Literatures. El libro de Álvar Núñez es la primera expresión escrita, literaria -vista desde la perspectiva de quien hoy podríamos considerar como un migrante-, de esa espacialización geográfica que trajeron a la literatura nacional estadounidense sus "clásicos", como Cooper, Thoreau y Whitman. Su autor-protagonista, junto a sus tres acompañantes -Alonso del Castillo, Andrés Dorantes y el africano Estebanillo-, son los precursores de ese "héroe en el espacio" que aparece en la novela norteamericana de Cooper y de otros autores. No puedo aquí detenerme a detallar cómo se da esto en su libro; menciono tan sólo los títulos de varios de sus capítulos, por lo que aluden a ello: "Cómo entramos por la tierra", "Cómo llegamos a Apalache", "De la manera que es la tierra", "Cómo partimos de Aute", "De lo que nos acaeció en la Villa de Malhado", "De cómo seguimos el camino del maíz". Y hay un largo etcétera en que nos cuenta también las historias, vidas y costumbres de las comunidades indígenas.
Álvar Núñez, a pesar de ser considerado como conquistador-colonizador, vivió en estas tierras, como narra en el libro, muchas de las situaciones y circunstancias que viven hoy -si se me permite este salto de siglos- los inmigrantes. Y especialmente los mal llamados "ilegales", quienes son vistos y tratados según la derogadora "naturaleza" del otro: el extranjero, el extraño. Él vivió esto en el seno de las comunidades y naciones indígenas de los distintos territorios por los que atravesó, o en los que habitó por años. Aunque podemos decir que en un principio y por largo tiempo experimentó los padecimientos y sufrimientos de tantos inmigrantes -pasando por las situaciones límite de tal condición: penurias de todo tipo, incluida la esclavitud y, en distintas ocasiones, la inminencia de la muerte-, también conoció la adaptación. Prueba de ello son los capítulos que dedicó a los usos, costumbres y lenguas de las tribus con las que convivió. Finalmente, en una de esas metamorfosis tan propias de la inmigración en este país, llegó a alcanzar una temprana primicia del "sueño americano", pues pasó a ser celebrado como médico-curandero. Y, gracias a esto, llegó a ser plenamente aceptado por las últimas comunidades con las cuales convivió.
Lo que me interesa destacar especialmente de su saga de pre-inmigrante es lo que, a fin de cuentas, prevaleció en Álvar Nuñez y sus acompañantes en relación con las comunidades nativas: la hospitalidad -según Kant, esa condición de "universal hospitalidad" sería parte constitutiva de una "ciudadanía universal" -. Y es precisamente la hospitalidad, algo esencial en la vida del inmigrante, lo que late en tantos capítulos de su libro, como lo indican los títulos: "Cómo los indios nos trajeron de comer", "De cómo nos mudamos y fuimos bien recibidos" -cuyo lema podría inspirar nostalgia a tantos de los inmigrantes actuales, con sus accidentadas mudanzas de un lugar a otro, y quienes no siempre podrían hacer suyas dichas palabras referidas a un recibimiento hospitalario-, o "De cómo nos dieron los corazones de los venados". Este capítulo es inmediatamente anterior al titulado "Cómo vimos rastro de cristianos", lo cual es muy significativo, pues esto permite destacar el contraste entre la generosidad de los indios hacia él y sus tres acompañantes con la crueldad -de la que encuentran rastros- de la forma en que los cristianos de aquellas regiones mataban y esclavizaban a los indios.
A punto de retomar su identidad de cristiano entre cristianos -nótese que no se habla de españoles versus indios-, experimenta ese goce de la vuelta, tan anhelado por los exiliados y por tantos inmigrantes: "dimos muchos gracias a Dios nuestro Señor por querernos sacar de tan triste y miserable captiverio". Aunque él mismo expresara, en muchas ocasiones, que no fue tan miserable, ni siempre un cautiverio. ¿Escribiría esto para ser mejor aceptado en su retorno? Pues como vemos desde el inicio del reencuentro, los primeros cristianos con que se halla recibieron, nos dice, "gran alteración de verme tan extrañamente vestido y en compañía de indios. Estuviéronme mirando mucho espacio de tiempo, tan atónitos que no hablaban ni acertaban a preguntarme nada" (296). Retomada su identidad de cristiano y súbdito del Imperio colonizador, Álvar Núñez se hace eco de las referencias que los indígenas le hacen en relación con los tratos crueles que reciben de los "cristianos" y se dirige al Rey con palabras en que expresa cómo debería llevarse a cabo la colonización. En ellas laten la comprensión y compasión por aquellos con quienes había vivido por largos años y recomienda la rectificación lo que él -tras lo visto y vivido- consideraba que estaba siendo una equivocada y cruel colonización: "... por donde claramente se ve que esas gentes todas para ser atraídos a ser cristianos y a obediencia de la imperial Majestad, han de ser llevados con buen tratamiento, y que este es camino muy cierto, y otro no" (294).

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El primer contingente numeroso de colonizadores y familias migrantes que llegaron a este país fue el de la expedición de Juan de Oñate, el cual atravesó el río Grande y llegó a lo que hoy se conoce como El Paso, el 20 de abril de 1598. Sobre aquella llegada y la descripción de sus tierras, flora y fauna, escribió uno de sus protagonistas, Gaspar Pérez de Villagrá. Se trata de su Historia de la Nueva México, ¡todo un poema épico en español sobre estas tierras, el cual fue publicado en España en 1610! Por aquello de la continuidad intrahistórica, Robert L. Girón -un hispano de nuestros días, nacido en Nebraska, en 1952, y quien fuera incluido en la antología Al pie de la Casa Blanca. Poetas hispanos de Washington, DC-, evoca aquella llegada y la misa celebrada el 30 de abril de dicho año en su texto "El primer Día de Acción de Gracias (Thanksgiving)". Este trabajo, escrito originalmente en inglés y traducido por Luis Alberto Ambroggio, concluye así: "Todo esto fue documentado para que España ganara el territorio veintitrés años antes de que los Peregrinos desembarcaran en Plymouth; y así en 1598, a orillas del Río Grande, el Primer Día de Acción de Gracias tuvo lugar en Texas (195).
Hay que añadir que de aquella expedición nació todo un florecimiento cultural hispano mexicano, principalmente en las regiones de lo que hoy son los Estados de Nuevo México, Colorado y Arizona. Este florecimiento -que se ha extendido a través de siglos- pervive hoy con muchos de los mismos nombres de aquel entonces, ahora encarnados en sus descendientes. Citaré tan sólo a uno, quien fuera uno de los grandes estudiosos de dicha cultura y principal impulsor del Hispanismo en los Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX: Aurelio Espinosa, catedrático de la Universidad de Stanford. De entre sus muchísimas publicaciones sobre el tema, tengo a mano un librito de 1975, del cual es editor y al cual quisiera hacer referencia ya para concluir. Y esto porque sirve de ilustrativa síntesis en relación con los resultados culturales de lo que he venido planteando. Se trata de una serie de ensayos sobre la lengua española y la cultura hispana en los Estados Unidos, recogidos bajo el título Hispanic Influences in the United States.

BIBLIOGRAFÍA
  1. Ambroggio, LuisAlberto y Carlos Parada. Al pie de la Casa Blanca. Poetas Hispanos de Washington, D.C. Nueva York: Academía Norteamericana La Lengua Española.
  2. Andradi, Esther. Vivir en otra lengua. Literatura Latinoamericana escrita en Europa. Alcalá la Real (Jaén): Alcalá Grupo Editorial, 2010.
  3. Cabeza de Vaca, Alvar Núñez. Los naufragios. Madrid: Castalia, 1992.
  4. Espinosa, Aurelio. Ed. Hispanic Influence in the United States. The Spanish Institute, 1975,
  5. Kandiyoti, Dalia. Migrant Sites. American, Place and Diaspora Literatures. Hanover y Londres: University Press of England, 2009.
  6. Mercado, Juan Carlos. "San Agustín de la Florida: Primera ciudad hispana de los Estados Unidos". Cruzando puentes antología de la literatura latina. Eds Luis Leal y Víctor Fuentes. Santa Bárbara: Ventana Abierta, 2001-2002.
  7. Salinas, Pedro. Poesías completas. Barcelona, Barral Editores, 1975.

Literatura de la inmigración. En español y en los Estados Unidos enviado a Aurora Boreal® por el escritor Víctor Fuentes. Foto de Víctor Funetes©Isaac Hernández.


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