Códice Vaticano B, p.75

TEXTOS PRECOLOMBINOS SOBRE LA CREACION, 
LAS ERAS Y EL FIN DE CICLO

En un número especial de SYMBOLOS dedicado a Fin de Ciclo,* no podía dejar de tratarse este tema en la Tradición Precolombina y no sólo en la Tradición Hindú, la Hebrea, la Griega, etc., ya que precisamente en esta forma de la Tradición Unánime se encuentra muy desarrollada la doctrina de las Eras, atestiguada en distintos documentos, e implícita en sus calendarios y códices. Estos últimos fueron en verdad sus libros, escritos en cortezas de árboles, y compuestos por pictogramas y jeroglíficos, que eran consultados permanentemente por sus altos sacerdotes y chamanes, pues constituían el depósito de los conocimientos de su Tradición. Libros teúrgicos, describen simbólicamente su sistema cosmogónico y teogónico, las expresiones doctrinales de su cultura, y su contenido práctico -los signos y pinturas eran también trazados mágicos-, se actualizaban cotidianamente y organizaban la vida individual y social. Las jerarquías eclesiásticas y civiles españolas, sabedoras de la importancia de los códices, persiguieron a los que los poseían, y organizaron la quema de los ejemplares que tuvieron a mano, pese a que algunos pocos de ellos pudieron salvarse y hoy nos informan sobre sus contenidos. Sin embargo los sabios indígenas viendo la destrucción de que eran objeto, durante la colonia también redactaron en caracteres latinizados muchos de sus contenidos para preservarlos. Algunos de los más característicos entre ellos son los que publicamos fragmentariamente aquí, directamente vinculados con el tema cíclico, y que son prácticamente desconocidos fuera del área mesoamericana, o sólo leidos por los especialistas en el tema precolombino.

a) Del POPOL VUH, llamado popularmente "la Biblia Maya-Quiché", hay una excelente traducción de Adrián Recinos. Como esta versión se distribuye masivamente, hemos optado por publicar algunos trozos de la transcripción al francés del abate Brasseur de Boubourg, -personaje verdaderamente clave en los estudios precolombinos por el hallazgo y publicación de los principales documentos, especialmente los mayas, ya que fue el editor de la Relación de las cosas del Yucatán de Diego de Landa, el descubridor del Códice Matritense y otros largos etcéteras- en traducción de J. L. Arriola. Brasseur -padre de los estudios mayences-, vivió en Guatemala, aprendió el quiché y utilizó la misma transcripción que usara su primer estudioso, Fray Francisco Ximénez párroco de la iglesia de Santo Tomás Chichicastenango, en donde apareciera el manuscrito original. Desgraciadamente en este caso, como en los siguientes -salvo una breve excepción- no hemos podido incluir las numerosísimas notas y prólogos de los comentaristas de estas obras.

b) Consiste en una selección del LIBRO DE CHILAM BALAM DE CHUMAYEL, denominada Profecías, en la que hemos respetado las notas de la edición, por la extrema dificultad del texto. Estos libros sacros encontrados en distintas ciudades de Yucatán, conforman un cuerpo heterogéneo de textos coloniales, fruto de la sabiduría de los sacerdotes mayas, que vertieron en caracteres latinos parte de sus conocimientos tradicionales. El Chilam Balam del pueblo de Chumayel fue traducido por primera vez por Antonio Mediz Bolio y publicado en 1930. La presente versión tiene como base esa edición, corregida y ampliada con introducción y notas por Mercedes de la Garza, reconocida como uno de los investigadores más importantes de la civilización maya, quien además la cotejó con la versión inglesa de R. Roys y la del Libro de los Libros de Chilam Balam, antología de A. Barrera Vásquez y Silvia Rendón.

c) El estudioso de la civilización Náhuatl, Angel María Garibay K. publicó con el nombre de TEOGONIA E HISTORIA DE LOS MEXICANOS, en 1965, tres opúsculos del siglo XVI. Del primero,  "Historia de los mexicanos por sus pinturas", reproducimos diez capítulos del comienzo. Del segundo, "Mitos Cosmogénicos Tezcocanos", que se publicó en Francia, con el nombre de Histoire de Mechique, que se encuentra actualmente en la Biblioteca Nacional de París, y que diera a la luz E. de Jonghe en 1905 y fuere estudiado por A. Thèvet, editamos una serie de fragmentos de indudable interés que se completan con el resto del material que aquí mismo publicamos.

d) Se trata del CODICE CHIMALPOPOCA, conformado por 3 documentos distintos, dos de los cuales reproducimos en parte: "Los Anales de Cuauhtitlán" y la "Leyenda de los Soles". Ambos fueron publicados y traducidos del náhuatl en 1945 por el historiador Primo Feliciano Velázquez. Descubiertos por el italiano Lorenzo Boturini (1736-1740) en el colegio de los jesuítas, estaban copiados por Fernando de Alva Ixtilxóchitl. Este autor, descendiente directo del último rey de Tezcoco, atesoró en su biblioteca el escrito citado vinculado con una famosa y anónima fuente que, como las que manejara el padre Bernardino de Sahagún y utilizara fray Diego de Olmos, procedía de distintas escuelas de sabios indígenas latinizados por los sacerdotes; en términos generales estos materiales, o bien eran recitados de memoria por los ancianos, a modo de "leyendas", o leídos directamente de sus "libros de pinturas" (códices). Estos escritos fueron también estudiados por el ya nombrado abate Brasseur de Boubourg, que los bautizó con este nombre en recuerdo de un sabio descendiente de indígenas notables de ese apellido y se encuentran actualmente depositados en el Museo de Antropología e Historia de México.

Quiere anotarse que nuestra selección de ninguna manera agota el material disponible sobre la doctrina americana de la Génesis, sus Ciclos y sus Ritmos; es decir sobre las Grandes Eras o Creaciones, o Soles (ver aquí: "Poesía Mítica Guaraní", "El Título de Totonicapán", "Textos Mayas: Memorial de Sololá, selección"), especialmente expresados en los códices anteriores a la conquista que aún esperan ser debidamente leídos e interpretados, pese a los adelantos efectuados en este último siglo. También se debe señalar que tanto los libros originales pre-colombinos, como los documentos producidos durante la colonia, tienen como protagonista a Quetzalcóatl-Kukulkán-Gucumatz, el Hermes Atlante (Henoch) que junto con Toth, Elías-Eliseo, Odín (Votan), Viracocha, entre otros, incluso Metatron,1 e innumerables entidades o dioses educadores y salvadores de la Tradición Unánime han de volver al Fin de Ciclo, tal como en la Parusía cristiana el Maestro Jesús. F. G.


 
NOTAS
* Nº 17-18: "Fin de Ciclo III", 1999. Más artículos sobre el tema desde el punto de vista de otras Tradiciones, en la web  "Fin de Ciclo",  Revista SYMBOLOS.
1 Ver Charles Mopsik. Le Livre Hébreu d'Hénoch (introd.). Igualmente Moché Idel. Hénoch c'ést Métatron. Ed. Verdier, Lagrasse, Francia 1989. 
   



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