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Visión

Arquinteg entiende la arquitectura como una vocación por la habitabilidad.
Con ello nos referimos a la interacción entre el objeto arquitectónico y el contexto urbano-social, siempre a través del usuario.
Se trata de una verdadera vocación de servicio que le devuelva a las ciudades su sentido humano.
Por ello, realizamos un análisis intrínseco al espacio arquitectónico para el usuario cotidiano o doméstico, y otro desde los requisitos del usuario temporal o transitorio.
También consideramos al usuario distante, el transeunte y el ciudadano común cuya participación externa no es indirecta, ya que es él quien se crea una imagen y da una participación del edificio y la institución.
Es el usuario, al que preferimos llamar habitante, en estos tres niveles, quien hace una lectura del presente y define el futuro de la idea proyectada.
En Arquinteg buscamos un diseño que dignifique la actividad del hombre que alberga. Para esto tomamos en cuenta la necesidad de un espacio susceptible de evocación y significado, que ponga a su alcance una auténtica calidad de vida.
Tenemos también una constante preocupación por lograr una arquitectura nacionalista y contemporánea, que hable del lugar de donde surge en la lengua viva de quienes la recrean.
Deseamos una arquitectura viva, actual, que funcione y tenga un significado para el hombre que la vive en el presente.
Retomemos la memoria histórica y urbana para ligar al elemento arquitectónico con el espacio que le antecede y hace de él un símbolo en la memoria colectiva.
Revaloramos ideologías pasadas y estamos a favor del aprovechamiento de elementos anteriores. No se trata de construir de más sino de saber reutilizar lo que todavía sirve, saber qué se innova y qué se recicla.
De este modo, al generar arquitectura consciente logramos implicarnos con un futuro, valoramos la adaptabilidad del espacio que construiremos, prevemos sus implicaciones ambientales y lo preparamos para un ahorro energético en beneficio y solidez de las nuevas generaciones.