1. NEOPLASTICISMO

    Theo van Doesburg y Cornelis van Eesteren 
    “Casa particular” y “Casa para un artista” Contraconstrucciones 1923

    Theo Van Doesburg “Hacia una arquitectura plástica” (1924) en De Stijl, vol. VI, nº 6-7

    1. Forma. La abolición de todo concepto de for­ma en el sentido de un tipo preestablecido tiene una importancia esencial para el sano desarro­llo de la arquitectura y el arte en general. En vez de utilizar e imitar estilos anteriores como modelos, se debe plantear completamente de nuevo el problema de la arquitectura.

    2. La nueva arquitectura es elemental, es de­cir, se desarrolla a partir de los elementos de la construcción en el sentido más amplio. Es­tos elementos —como función, masa, superfi­cie, tiempo, espacio, luz, color, material, etc.— son plásticos.

    3. La nueva arquitectura es económica, es decir, emplea sus medios elementales de la for­ma más eficaz y menos dispendiosa posible y no despilfarra estos medios ni el material.

    4. La nueva arquitectura es funcional, es de­cir, se desarrolla a partir de una exacta deter­minación de las exigencias prácticas, que es­tablece en esquemas claros.

    5. La nueva arquitectura es informe aunque exactamente definida, es decir, que no está so­metida a ningún tipo de forma estética esta­blecida. No posee ningún molde (como los de los pasteleros) para elaborar las superficies funcionales resultantes de exigencias prácticas, vivas. En contraposición a todos los estilos anteriores, el nuevo método arquitectónico no conoce ningún tipo cerrado, ningún tipo funcional. El espacio funcional está dividido estricta­mente en superficies rectangulares, que no po­seen ninguna individualidad por sí mismas. Aun cuando cada una está definida en función de las demás, pueden concebirse como si se extendieran hasta el infinito. Constituyen, por tanto, un sistema coordinado, en el cual todos los puntos corresponden a un número igual de puntos en el universo. De ello se desprende que las superficies tienen una relación directa con el espacio infinito.

    6. La nueva arquitectura ha independiza­do el concepto de monumental de lo grande y lo pequeño (puesto que la palabra «monumen­tal» está deteriorada, se sustituye por la pala­bra «plástico»). Ha demostrado que todo exis­te sobre la base de las interdependencias de relaciones.

    7. La nueva arquitectura no posee ningún factor pasivo. Ha superado la abertura (en la pared). La ventana con su abertura desempeña un papel activo en oposición al cerramiento de la superficie de los muros. En ninguna parte aparece una abertura o un vano en primer pla­no, todo está rigurosamente determinado por contraste. Compárense las diversas contra­construcciones en las cuales los elementos de que consta la arquitectura (superficie, línea y masa) se hallan libremente situados en una relación tridimensional.

    8. La planta. La nueva arquitectura ha abierto las paredes y ha eliminado así la divi­sión entre el interior y el exterior. Las paredes han dejado de ser portantes, sólo son puntos de apoyo suplementarios. El resultado es una planta nueva, abierta, completamente distinta de la clásica, pues el interior y el exterior se interpenetran.

    9. La nueva arquitectura es abierta. El con­junto está formado por un espacio dividido de acuerdo con las diversas exigencias funciona­les. Esta subdivisión se realiza mediante su­perficies divisorias (en el interior) o superficies protectoras (en el exterior). Las primeras, que separan los distintos espacios funcionales, pue­den ser móviles, es decir, las superficies divi­sorias (antes tabiques) se pueden sustituir por superficies o tableros divisorios movibles (la solución también es válida para las puertas). En la próxima fase de desarrollo de la arqui­tectura, la planta debe desaparecer por com­pleto. La composición bidimensional del espa­cio, que se establece en esa planta, se sustitui­rá por un cálculo exacto de la construcción —un cálculo mediante el cual la capacidad de carga quedará limitada a los puntos de apoyo más simples, pero también más resistentes. La matemática euclidiana no servirá ya para este fin -pero con ayuda de un cálculo no euclidiano que tome en cuenta las cuatro dimensiones todo será muy sencillo.

    10. Espacio y tiempo. La nueva arquitectura tiene en cuenta no sólo el espacio, sino tam­bién la magnitud tiempo. A través de la unidad de espacio y tiempo el exterior arquitectónico adquirirá un aspecto nuevo y completamente plástico.

    11. La nueva arquitectura es anticúbica, es decir, no trata de combinar todas las células espaciales funcionales en un cubo cerrado, sino que proyecta las células espaciales funcionales (así como las superficies que las cubren, balcones, etc.) centrífugamente desde el centro del cubo. De este modo la altura, la longitud y la pro­fundidad más el tiempo adquieren una expre­sión plástica completamente nueva en espacios abiertos. De esta manera, la arquitectura lo­gra un aspecto más o menos fluctuante (co­rresponde al ingeniero saber hasta qué punto ello es posible desde el punto de vista cons­tructivo), que contrarresta por así decirlo la fuerza de gravedad de la naturaleza.

    12. Simetría y repetición. La nueva arquitec­tura ha eliminado tanto la monótona repeti­ción como la rígida regularidad de las dos mi­tades —la imagen en el espejo, la simetría—. No existe ninguna repetición en el tiempo, nin­guna estandarización. Un bloque de casas es un conjunto en el mismo sentido que lo es la casa individual. Las leyes que son válidas para la casa individual, también lo son para el blo­que de viviendas y para la ciudad. En vez de simetría, la nueva arquitectura ofrece una rela­ción equilibrada entre partes dispares, es decir, de partes que se diferencian unas de otras por su posición, dimensiones, proporción y situación, en virtud de sus peculiaridades funcionales. La equivalencia de estas partes se basa en el equi­librio de su desigualdad y no en su igualdad. Además, la nueva arquitectura ha convertido las partes delantera, trasera, derecha, superior e inferior en factores de igual valor.

    13. Al contrario del frontalismo, que tuvo su origen en una concepción rígida, estática de la vida, la nueva arquitectura ofrece la riqueza plástica de una expansión múltiple en el espa­cio y en el tiempo

    14. Color. La nueva arquitectura ha aboli­do la pintura como expresión separada e ima­ginaria de armonía -secundariamente como representación, primordialmente como superficie de color. La nueva arquitectura admite el uso orgá­nico del color, como medio directo de expre­sión de sus relaciones en el espacio y el tiem­po. Sin color, estas relaciones no son reales, sino invisibles. El equilibrio de las relaciones orgánicas sólo adquiere realidad visible por medio del color. La tarea del pintor moderno consiste en crear con ayuda del color un con­junto armónico en el nuevo campo espaciotemporal de cuatro dimensiones, y no una super­ficie de dos dimensiones. En una posterior fase de desarrollo el color también se podrá susti­tuir por un material desnaturalizado que ten­ga su propio color específico (problema para el químico), pero sólo en el caso de que exi­gencias prácticas requieran este material

    15. La nueva arquitectura es antidecorativa. El color (y esto es algo que los temerosos del mismo deben tratar de comprender) no es una parte decorativa de la arquitectura, sino un medio orgánico de expresión suyo.

    16. La arquitectura como síntesis del neoplasticismo. La construcción es una parte de la nue­va arquitectura que, al reunir todas las artes en sus manifestaciones más elementales, reve­la su verdadera esencia. Requisito previo es la capacidad de pensar en cuatro dimensiones, es decir: los arquitectos del plasticismo, entre los que también incluyo a los pintores, deben construir dentro del nuevo ámbito del espacio y tiempo

    Dado que la nueva arquitectura no admite imágenes de ningún género (como pinturas o esculturas como elementos separados), su pro­pósito de crear un conjunto armónico con to­dos los medios esenciales es evidente desde el principio. De este modo, todo elemento arquitectónico contribuye a que se alcance un máximo de expresión plástica sobre una base práctica y lógica, sin que por ello se descuiden las exi­gencias prácticas.

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