AGRICULTURA  

 

Fertilización

La disponibilidad de nutrientes para el cultivo depende de distintos factores, entre los que se incluyen tipos de suelo, rotaciones, cultivo antecesor, sistemas de labranza y condiciones ambientales.
Es necesario evaluar - o hacer evaluar por un profesional competente - la calidad del suelo, tanto en su aspecto químico como físico.
Esto incluye, fundamentalmente, la dotación de nitrógeno (N), de fósforo (P) y, según la zona que se trate, de potasio (K). Los elementos menores están, en la
generalidad de los casos, presentes en cantidades suficientes para el cultivo del sorgo pero, de tener algún indicio previo de alguna carencia en la zona, es conveniente tenerlos en cuenta en el análisis.

El laboratorio que efectúe el análisis o el profesional que lo interprete darán las recomendaciones precisas de los elementos a agregar y sus dosis. 


Una buena cosecha de sorgo extrae del suelo, entre grano y rastrojo, una considerable cantidad de nutrientes, tal como se ejemplifica para los macronutrientes en el cuadro siguiente:

Nutriente extraído

Cantidad extraída

Grano de sorgo producido

Nitrógeno (N)

153 kg / Ha

6.000 kg / Ha

Fósforo (P2O5)

66 kg / Ha

Potasio (K2O)

213 kg / Ha

Pueden aplicarse fertilizantes de un solo elemento o en mezclas de varios.
Su elección dependerá de los resultados del análisis del suelo, que debe ser hecho e interpretado por un profesional, de los objetivos de rendimiento, de la relación fertilizante - rendimiento - ganancia neta y de su disponibilidad en el mercado.

Al fertilizar, debe cuidarse que los fertilizantes no se coloquen en contacto directo con la semilla, especialmente los más solubles, para evitar daños a la plántula por fitotoxicidad.

Características de los Macronutrientes

Nutriente

Solubilidad

Momento ideal de aplicación

Nitrógeno

Alta

Dosis baja: en la siembra y hasta 5 / 6 hojas.
Dosis alta: ½ en la siembra y ½ a las 5 / 6 hojas.

Fósforo

Baja

En la siembra

Potasio

Baja

En la siembra

Nitrógeno
El Nitrógeno es el nutriente cuya deficiencia es más frecuente en las regiones sorgueras.
Su restitución al suelo se puede regular mediante rotaciones con leguminosas y/o con el agregado de fertilizantes.

La principal característica del N disponible aportado por el suelo o fertilizante, es su alta solubilidad en el agua del suelo.
Las mayores respuestas a la fertilización nitrogenada se dan en suelos con coberturas de rastrojo de gramíneas, húmedos
y pobres en materia orgánica y estructura.

En suelos manejados en sistemas de siembra directa el proceso de
nitrificación es menor, por lo que se han observado también muy buenas respuestas a la fertilización nitrogenada.

Principales fertilizantes nitrogenados

Tipo

Fertilizantes

Contenido de N

Sólidos

Urea

46 %

Nitrato de amonio

28 a 32 %

Fosfato diamónico

18 %

Fosfato monoamónico

11 %

Líquidos

UAN

30 % p/V

Gaseosos

Amoníaco anhidro

82 %


Los requerimientos del cultivo son muy bajos en los primeros 20 días posteriores a la emergencia, pero a partir de los 25 / 35 días, las necesidades de nitrógeno aumentan mucho.

Deficiencias a partir de ese período afectan no sólo al rendimiento sino también a la calidad del grano, por disminución del contenido de proteínas.
Si los requerimientos totales de nitrógeno no fueran muy elevados (hasta 50 - 60 kg/Ha), se puede realizar una sola fertilización al sembrar, a unos 5 cm de profundidad y a un costado de la semilla, o hasta que el cultivo tenga de 5 a 6 hojas (30/40 cm de altura), unos 25 días después de la emergencia.

La forma de aplicación variará según el tipo: si el fertilizante es sólido, será incorporado en banda lateral a la hilera. El fertilizante gaseoso (amoníaco anhidro) se inyecta y el líquido (UAN) puede aplicarse en superficie o inyectarse.
Si las necesidades de fertilización son grandes, conviene realizar un fraccionamiento, aplicando a la siembra un 30/50 % del total, y el resto al estado de 5 a 6 hojas.

La principal ventaja de la aplicación al estado de 5 a 6 hojas es que se reduce el riesgo de pérdidas del nutriente, especialmente por lixiviación. Por otro lado, en ese momento se tiene una mejor visión de la potencialidad del cultivo (stand de plantas, etc).

Fósforo
La mayoría de los suelos de la región donde el cultivo de sorgo tiene mayor difusión, están medianamente o bien provistos de fósforo.
Sin embargo, su progresivo deterioro físico - químico ha provocado una marcada disminución del fósforo disponible, ocasionando deficiencias y necesidades de fertilización.

A diferencia del nitrógeno, tiene escasa movilidad en el suelo, por su baja solubilidad.
La determinación en laboratorio de fósforo asimilable, en muestras tomadas de la capa arable previas a la siembra, es un elemento válido para el diagnóstico de fertilización fosfatada.
El método de análisis más empleado (Bray) considera los siguientes niveles:

Fósforo asimilable (ppm)

Calificación

0 - 5

Escasamente provisto. Muy alta probabilidad de
respuesta a la fertilización.

5 - 10

Poco provisto: Alta probabilidad de
respuesta a la fertilización.

10 - 20

Medianamente provisto: Probabilidad de respuesta
dependiente del rendimiento esperado y del
sistema de labranza.

más de 20

Bien provisto: Baja probabilidad de
respuesta a la fertilización.

Para una adecuada eficiencia, el fertilizante debe aplicarse a la siembra, cerca de la semilla, preferentemente por debajo y al costado. La aplicación
conjunta de fósforo y nitrógeno, sobre todo amoniacal, mejora la absorción del primero. Es por ello que los fosfatos amónicos constituyen un excelente fertilizante, especialmente en sistemas de labranza mínima o siembra directa.

Potasio
Este nutriente es muy necesario para el crecimiento temprano y el desarrollo de las hojas.
Es poco móvil por su fijación a las arcillas del suelo.
En general, los suelos de la región pampeana están bien provistos de potasio.

En caso de tener menos de 50 ppm disponible, se debe fertilizar siguiendo las recomendaciones del laboratorio, realizando la aplicación en forma total en el momento de la siembra.

Arrancadores
Los arrancadores son una línea de fertilizantes que contienen un balance equilibrado de nutrientes, en especial la relación N / P que por su sinergismo permite un mejor aprovechamiento de los mismos por el cultivo, una mejor implantación, resultando un mejor rendimiento.
El contenido de azufre (como sulfato) rápidamente disponible, permite además suplementar esta acción en aquellos lotes donde se manifiestan deficiencias de este elemento.

Composición de nutrientes de los Arrancadores ®

Arrancador 

Nitrógeno

Fósforo
(P2O5)

Potasio
(K2O)

Azufre

Arrancador A

26,0

26,0

2,5

4,0

Arrancador B

28,0

20,0

2,5

4,0

Arrancador C

23,5

29,0

2,5

4,0

 Fuente: Manual del Cultivo de Sorgo, Cargill.

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