INFLUENCIA DEL ENTORNO FAMILIAR EN EL BULLYING
Todos los comportamientos del ser humano están ligados con la educación y el trato
que éste recibe en sus primeros años de vida y el ejemplo a seguir de sus padres el cual es reflejado en la adolescencia. Por lo tanto, surge el siguiente interrogante- ¿Existe una influencia por parte del entorno familiar en la vida social de los jóvenes y de qué manera influye éste en el papel que juegan los estudiantes dentro del bullying?
Es correcto afirmar que la situación familiar
de los estudiantes y la relación que tienen con sus padres influye en la
existencia del bullying en su vida, pues dependiendo de la estabilidad
emocional de la familia influirá de manera positiva en la vida de un joven
apartándolo de este tipo de actividades, o de manera negativa como es usual,
afectando en el desarrollo personal y social del mismo. Si el ambiente en el
hogar está cargado de cólera y violencia, la tendencia a la cual el niño/a
acudirá será agresiva; es decir, victimario. Pero por el contrario si es un
ambiente pasivo y sobreprotector, el joven tiene a sentirse indefenso y a ser
demasiado lapso con las actitudes agresivas en su contra.
La relación familiar indiscutiblemente es la
base del aprendizaje a la hora de relacionarse con los demás. Es así, como la
estructura y la rutina de la familia, el tipo de educación impartida por los
padres, la relación y trato con los hermanos, etc., son aspectos que no
manejados de manera correcta pueden convertirse en factores de riesgo bien sea
para que los niños y niñas se conviertan en agresores o para que contribuyan en
su papel de víctima al relacionarse entre iguales. (Olweus, 1998,Pág 108)
En una personalidad introvertida, se evidencia
que el infante pasa demasiado tiempo en casa y reciben excesiva protección por
parte de la madre lo cual codifica en su cerebro un sentido de inseguridad y
debilidad al no encontrarse bajo su auxilio; es por ello que en el colegio no
sienten seguridad al momento de defenderse y están más propensos a
victimizarse. Por el contrario, en un
hogar donde reina la carencia de afecto y de dedicación, la permisividad con la conducta caprichosa y en cual no se
enseñan ciertos límites y parámetros de disciplina o se aplican pero de manera
agresiva por medio de golpes y maltrato, va distorsionando la idea que tiene el
niño/a a cerca del adecuado comportamiento en una sociedad y convirtiendo en normal las actividades hostiles
y el agravio.
También, según Olweus, (1998) “Estudiantes que
tienen dificultades en los procesos de comunicación con sus padres y que
sienten rechazo y falta de amor de los miembros de su hogar, se asocian con
mayores situaciones de victimización”. (Pág. 109) Esto pretende contrastar la
idea que él mismo propone acerca de la inestabilidad del hogar que la violencia
genera. No solo los malos tratos y la grosería imponen agresividad en quienes
practican el bullying; de igual forma existe una población que debido a esta
situación de intimidación por parte de los padres, se vuelve sumisa y permite
el hostigamiento por miedo a quien lo aplica.
Debemos ser conscientes de que todo lo que
hacemos en nuestro hogar tiene repercusión en la vida de nuestros hijos; el
sobreprotegerlos o el abandonarlos afectivamente así no sea premeditado está
generando en ellos un daño psicológico el cual solo traerá problemas y muy
posiblemente desgracias como el suicidio. Ser padres no es fácil ya que ninguno
viene con manual de instrucciones pero debemos pensar antes de actuar y buscar
soluciones para corregirlos y criarlos de la mejor manera y que no impliquen
actos de maltrato, abandono o desinterés total por su desarrollo emocional y su
aprendizaje.
“Violencia engendra violencia”.
Anónimo.
REFERENCIA
Olweus, D.(1998).Conductas de acoso y amenazas
entre estudiantes. Editorial Morata. Segunda edición. P.109.
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