domingo, 31 de octubre de 2010

Operación Weserübung: la conquista de Noruega II



El asalto al territorio noruego supuso un triunfo total para los alemanes, pero el éxito fue logrado a un alto coste. Los germanos consiguieron poner pie en todos los lugares que se habían marcado como objetivo, aunque las dificultades variaron dependiendo de las zonas. Veamoslas de una en una:


Oslo

En la capital, el grupo de asalto alemán (crucero pesado Blucher, acorazado de bolsillo Lützow y crucero ligero Emdem) sostuvo un duro enfrentamiento con las baterías de costa noruegas. Estas inicialmente tardaron en abrir fuego, ya que pensaban que lo que tenían enfrente eran navíos de la Royal Navy. Cuando los defensores se apercibieron de su error, iniciaron un cañoneo efectivo contra los barcos germanos, hundiendo al Blucher, el cual era uno de los buques más modernos de la Kriegsmarine. Perecieron unos mil hombres, aunque un número similar consiguió salvar la vida. Este desastre provocó que el desembarco se retrasase un día, y esta demora conllevó, de acuerdo al historiador y militar español Luis de la Sierra, que el gobierno noruego y el rey, así como las reservas de oro de la nación pudiesen ponerse a salvo.

Tras el violento encontronazo con el fuego costero, el Lützow y el Emdem retrocedieron y consiguieron poner a sus tropas en tierra a cierta distancia. Estas unidades recibieron el apoyo de la Luftwaffe, lo que les ayudó a consolidar su posición. El arma aérea germana logró asimismo llevar al teatro de operaciones a varias formaciones aerotransportadas (no solo a Oslo, sino también a Stavanger y Aalborg). La acción combinada de este grupo junto con los soldados desembarcados provocaría la caída de la capital noruega.

La perdida del Blucher fue agravada por el torpedeamiento que sufrió el Lützow en su viaje de vuelta a Alemania. El acorazado de bolsillo no fue hundido, pero sufrió daños graves y tuvo que permanecer en dique casi un año.


Kristiansand

En esta zona los alemanes no pudieron desembarcar a la hora prevista debido a la espesa niebla. Tras el amanecer, cuando finalmente fue posible aproximarse a tierra, los germanos ya habían sido localizados por los noruegos cuyas fortificaciones costeras hicieron fuego sin dilación. El Karlsruhe logró con dificultad que los soldados fuesen desembarcados, y estos tomaron las posiciones enemigas al asalto.

Tras concluir con éxito su misión, el Karlsruhe será torpedeado en su viaje de vuelta a Alemania por el submarino inglés Truant. El navío sufrió daños extraordinariamente graves, y tuvo que ser hundido por los propios germanos para evitar que cayese en manos enemigas.


Bergen

Aquí las fuerzas navales alemanas (cruceros ligeros Köln, Konigsberg y buque de adiestramiento Bremse) mantuvieron un duro enfrentamiento con las baterías de costa noruegas, pero también consiguieron desembarcar a las tropas, las cuales gozaron de un intenso apoyo de la Lutfwaffe.

En referencia a las pérdidas, el Königsberg sufrió varios impactos y no pudo emprender el camino de vuelta a Alemania. Sería hundido por aviones británicos poco después.


Trondheim

El Hipper y los destructores que le acompañaban lograron poner las tropas en tierra tras un breve intercambio de disparos con las baterías costeras noruegas, aunque esta escaramuza duró más de lo inicialmente previsto.

El alto mando alemán había planeado enviar al Hipper junto con el Scharnhorst y el Gneisenau al norte con el fin de arrastrar allí a las fuerzas de la Royal Navy, pero no pudo hacerlo dado que estos salieron malparados de los combates que tuvieron lugar en las aguas cercanas a Narvik.


Narvik

Durante las primeras horas del día 9 los diez destructores de la Kriegsmarine desplazados a Narvik hacen su aparición en escena y, tras un breve combate con los guardacostas noruegos, desembarcan a las tropas en territorio escandinavo. Los soldados enemigos no plantearan graves problemas, pero los navíos de guerra aliados conseguirán echar a pique varios buques de aprovisionamiento germanos dificultando el despliegue de estos.

Al amanecer del día nueve los cruceros de batalla Scharnhorst y Gneisenau se topan con el grupo del Renown. Los ingleses comenzaron a disparar inmediatamente y los alemanes, aunque con algo de retraso, devolvieron el fuego. Lütjens, aprovechando la mayor velocidad de sus buques, consiguió retirarse combatiendo hasta salir del alcance de los cañones enemigos. Ningún navío resultó hundido, pero ambos contendientes lograron varios impactos en sus oponentes, provocando en estos daños de diversa consideración.


***

En conjunto, la actuación germana fue sobresaliente. Los alemanes lograron tomar todos los objetivos previstos en el plan de la operación (incluido Dinamarca, país que cayó tras ofrecer una resistencia simbólica), si bien las pérdidas sufridas por la marina de guerra del Reich fueron muy graves.

Los británicos, verdaderos dueños y señores de las aguas en las que se desarrollaron los acontecimientos, no fueron capaces de frenar el ímpetu alemán y se vieron sorprendidos por la rapidez y precisión mostrada durante la audaz maniobra de asalto.

El león ingles había resultado herido en su orgullo y trató de enmendar su error ejecutando dos operaciones consecutivas sobre el norte de la península escandinava. En la primera, pretendían poner fuera de combate la fuerza naval alemana enviada a Narvik, y en la segunda trataron de lanzar su propia operación de desembarco sobre el norte de Noruega. La primera fue un éxito total. La segunda, un fracaso absoluto.


Combate en Narvik, el cementerio de destructores

Hemos indicado anteriormente como una decena de destructores germanos fueron los encargados de llevar las tropas del Reich a este puerto del septentrión noruego. Esta agrupación cumplió con su propósito, pero su éxito no repercutió sobre ella misma. Gracias a la decidida actuación inglesa que iba a tener lugar, ninguno de estos navíos volvería a ver Alemania.


El día 10 el almirantazgo británico ordena al capitán Warburton-Lee que se aproxime con cinco destructores a Narvik y compruebe si es factible atacar a sus contrapartes alemanes. El marino así lo creyó y, sin pensárselo dos veces, se lanzó contra ellos. La sorpresa de los germanos fue absoluta, y en poco tiempo sufrieron graves pérdidas. No satisfecho con esto, el inglés cargó en otras tres ocasiones contra sus enemigos causándoles en total la pérdida de dos destructores (así como daños graves en otros dos) y de siete buques mercantes, además de provocar serias averías a otros seis. Las unidades de la Royal Navy solo abandonará la escena cuando sus municiones estén prácticamente agotadas.

Tras su partida, los anglosajones se encontraron con una formación alemana de tres destructores, los cuales abrieron fuego contra aquellos. Los ingleses no tuvieron suerte esta vez, y los navios del Reich lograron hundir al Hunter y alcanzar al Hardy -buque donde se encontraba Warburton Lee- hiriendo gravemente al capitán inglés. El bravo marino fue trasladado por su tripulación a tierra, donde fallecería poco después. Después de esta pequeña victoria, los germanos pusieron proa a Narvik, donde esperaban repostar antes de volver a Alemania. No ocurriría así.

El día 13, la Royal Navy aprovechó la ocasión que se le presentaba para atacar y destruir en Narvik a numerosos destructores enemigos. Los ingleses reunieron una considerable fuerza naval que incluía al portaaviones Furious y al acorazado Warspite, además de nueve destructores, y cercaron a los alemanes cortandoles la salida al mar abierto. Ambos contendientes lucharon bravamente, pero para los germanos era una batalla perdida de antemano. Los buques del Reich combatieron con tesón, pero siempre en retirada hasta el interior del fiordo. Después de que todos sus compañeros fuesen hundidos, el mismo día 13 sería destruido el Thiele, el último de los destructores de la Kriegsmarine que habían llegado a Narvik el día 8. El éxito británico fue total.


Desembarco aliado en Noruega

Cuando los anglosajones se toparon con la noticia de que los alemanes se les habían adelantado, tan pronto como se recuperaron de la desagradable impresión inicial se dispusieron a tratar de aprovechar la situación a su favor. El plan de ocupar el norte de Escandinava y establecer allí un segundo frente volvía a aparecer con fuerza en las mentes de los estrategas aliados. La Lutfwaffe no era tan fuerte en la parte septentrional noruega como lo era en la meridional, y el control de las aguas por parte de la Royal Navy era total, sobre todo después del éxito del ataque contra los destructores germanos.

Con este esperanzador panorama, el mando aliado trato de explotar esta superioridad en su beneficio, e inmediatamente lanzó operaciones de asalto al norte y al sur de Trondheim, donde puso en tierra a 13.000 hombres; y en las cercanías de Narvik, en Harstad, lugar en el que desembarcó a unos 25.000 soldados (ingleses, franceses y polacos)

La maniobra sobre Trondheim no se desarrolló bien, y las tropas fueron evacuadas a primeros de mayo. El caso de Narvik fue distinto, y la cosa se puso más fea para los alemanes. Las tropas germanas (2000 soldados, unos 2100 marineros provenientes de los navíos hundidos, y un puñado de tropas aerotransportadas) comandadas por el general Dietl estaban en una situación de manifiesta inferioridad, pero consiguieron mantener a raya contra todo pronostico a los atacantes. La tenacidad alemana dio sus frutos, y los aliados acabarían reembarcando sus tropas una vez que la ofensiva lanzada por la Wehrmacht contra Francia Bélgica y los Países Bajos en mayo les obligase a centrar toda su atención en este teatro de operaciones.

La Kriegsmarine logró un último éxito hundiendo varios mercantes aliados durante la evacuación de las tropas enemigas, así como mandando al abismo al portaaviones Glorious (destruido por el Scharnhorst y el Gneisenau)


Consecuencias

Las perdidas alemanas fueron reducidas en hombres, pero considerables en material y navíos. El Reich perdió el asalto unos de 5.000 soldados, 250 aviones y 8 submarinos, además de los buques mencionados con anterioridad.

Como resultado positivo, Alemania se aseguró el suministro de mineral de hierro sueco, si bien este perdió parte de su importancia gracias a las ulteriores conquistas de la Wehrmacht que proporcionaron al Reich nuevas fuentes de materias primas.

Asimismo, la conquista de la nación de los fiordos proporcionó a la Kriegsmarine bases para dar apoyo a la guerra submarina contra el tráfico mercante británico, guerra que la armada alemana emprendería a gran escala pocos meses después.

Por su parte, los ingleses, quienes habían visto empeorada su situación estratégica (debido a que el bloqueo de la flota alemana pasaba a ser considerablemente más complicado) trataron de mejorar su posición ocupando las Islas Faeroe y desembarcando en Reykjavik.

Las bajas sufridas frente a la Royal Navy dejaron a la Kriegsmarine reducida a un puñado de buques. Además, varios barcos que no fueron hundidos sí padecíeron graves averiás que les obligaron a permanecer en reparación durante meses. Como consecuencia de las pérdidas en combate, los navíos de la armada alemana en condiciones de operar se redujeron a un crucero pesado, dos ligeros y cuatro destructores

Por último, conviene mencionar que la nación conquistada fue cara de proteger. Al final de la guerra, todavía quedaban asentados en el territorio noruego unos 300.000 soldados de la Wehrmacht (unos meses antes, la cifra se había elevado hasta el medio millón) que no pudieron desplegarse en otras zonas donde la amenaza militar era más acuciante.
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Fuentes:
La Guerra Naval en el Atlántico.
Luis de la Sierra
Ed. Juventud
1974
Europa bajo los Escombros
Fernando Paz
Ed. Altera
2008