Desarrollo del cachorro

Durante los primeros meses de la vida del cachorro, pasa por algunas fases críticas en su desarrollo, que pueden dejar una huella permanente en la vida del perro.

Por ello, la edad en la cual se adquiera a su nuevo compañero será crucial para el futuro desarrollo de su conducta y su relación con usted. A diferencia de otras muchas especies, un cachorro de perro debe aprender a identificar a los de su propia especie.

Efectivamente, un cachorro recién nacido no pose la capacidad innata de reconocer a los miembros de su propia especie, lo cual significa que debe aprender que él es un perro, para poder interactuar bien con los otros perros y con los humanos. No respetar la línea de aprendizaje del cachorro conduce a una pobre socialización, por ejemplo con una conducta inhibida o agresiva. Prácticas clínicas muestran, por ejemplo, que un cachorro adquirido a las 6 semanas muestra una desventaja en el desarrollo de su conducta social adulta y preferencias sexuales. Por otro lado, los cachorros que crecen en un entorno pobremente estimulado ( condiciones de cría "industriales", como una fábrica de cachorros) y que son introducidos por primera vez en una entorno fuertemente estimulante ( una familia con hijos, o una vivienda en la ciudad), entre las 12 o 16 semanas son más dados a mostrar un comportamiento inhibido (ansiedad, miedo).

¿Qué quiere decir esto? Significa que el cachorro no podrá extrapolar el proceso de socialización que adquiere con un humano concreto durante ese periodo crítico, a todos los humanos que el encuentre después de esa fase. La socialización se limita al "tipo de humano ( hombre, mujer, adolescente, niño, bebé, con o sin barba, etc.) que haya encontrado o conocido a lo largo de ese periodo crítico. En otras palabras, los perros interpretan a los bebes, los hombres, las mujeres... como si fueran diferentes especies, lo que explica porqué un perro adulto que no ha interactuado con un niño pequeño durante su periodo de socialización, a menudo muestra miedo o agresividad hacia ellos durante toda su vida. Sin embargo, la capacidad de generalizar (identificar a un niño, por ejemplo, como perteneciente a la misma especie que un adulto humano), varía entre una raza de perro y otra (los perros guardianes, menor que los otros perros; Fox, 1978), por su línea familiar, o por el perro individualmente.

La edad adecuada par adquirir un cachorro, es después de la sexta semana y antes de la novena. Permítannos echar un vistazo a las fases de desarrollo del cachorro para justificar el porqué.

0 a 2 semanas, el periodo Neonatal.

Los cachorros necesitan comida, descansar, protección y calor. Son plenamente dependientes de la madre, son incapaces de regular la temperatura corporal y de hacer sus necesidades sin la estimulación materna. Reaccionan ante el calor, el frío y los olores. Los cachorros destinados a una vida de competición deben ser aclimatados ya a un leve estrés durante este período, por ejemplo, controlar el peso del cachorro diariamente, o colocarlos en una superficie fría, o sujetarlo durante 10 o 15 segundos.

2 a 3 semanas, periodo de transición.
Todos los sentidos del cachorro ( gusto, vista, oído) empiezan a funcionar gradualmente. Eran plenamente presentes durante el primer periodo crítico, pero latentes.
Es importante continuar cogiéndolos diariamente, gastando algunos minutos con cada uno de ellos individualmente.

Del 21 al 28 día, El periodo de conciencia
Para el 21avo día los cachorros usan plenamente sus sentidos. El cerebro y el sistema nerviosos se desarrollan. Las primeras señales de preimitación de su futuro comportamiento sexual aparece (Scott y Fuller, 1965). La identificación de las especies (la imprenta filial, fraternal y sexual) empieza y termina en algún momento entre la onceava y diecisiete semana. La total ausencia de otros perros durante este periodo fomenta su identificación y una social preferencia por el comportamiento de otras especies (humanos, gatos, etc.) o por un sustituto ( animales de peluche, etc.) y el rechazo (huida o lucha) para los de su propia especie (perros). Esta identificación es persistente, a veces para toda la vida. En esa fase mental, los cachorros son extremadamente sensibles al estrés y a los cambios radicales en su entorno, pues ellos viven esas experiencias con temor. Durante esa etapa los cachorros necesitan a su madre más que nunca. Si los alejáramos de su camada durante ese periodo crítico nunca alcanzarían la madurez emocional y mental necesaria para socializarse adecuadamente. En cuanto una condición adversa durante ese periodo crítico desarrolla unos rasgos negativos de comportamiento, la posterior recondición o enseñanza no puede producir una significativa mejora o compensación de estas características negativas.