miércoles, 29 de octubre de 2014

La Importancia de la Ubicación del Niño en su Familia.

Todo niño, desde muy pequeñito, va buscando y estableciendo su lugar en su familia. Todo esto ocurre a nivel inconsciente, claro está. Ocurre mientras el niño come, juega, lo asean, lo visten, o cuando lo "apapachan" o lo "apurruñan" (¡que bien suenan estas palabras!), o cuando lo regañan;... y también ocurre mientras interactúa con sus hermanitos, con sus padres y con los demás que viven en su casa....
Al mismo tiempo que el niño se va ubicando en su familia él también se va haciendo una idea de quien es él para los demás en su familia. En otras palabras, se va haciendo una idea de que significa él para los otros. Piensa que algunos lo quieren mucho y, a lo mejor, otros no lo quieren tanto. Asimismo se va imaginando las razones porqué lo quieren. Quizás porqué es obediente, o porqué es divertido. Y en base a todo esto él construye su identidad.
Ahora bien, la ubicación del niño en la familia y el sentido de quien es él a veces cambian durante la infancia. Esto puede ocurrir con el nacimiento de un hermanito o con otro evento importante en la familia.
Déjenme explicarles lo arriba expuesto por medio de un ejemplo.
La Familia Rodríguez
Conozcamos a la familia Rodríguez. Luisa (24) y Esteban Rodríguez (26) son profesionales, ambos contadores públicos y los dos trabajan. Nace Marianela, la primera de cuatro hijos. Es una niña con un alto nivel de energía, simpática y muy despierta. Es el centro de atención de sus padres. Para Marianela es fácil captar y entender los deseos de sus padres con respecto a ella; ellos sueñan con una niña independiente, estudiosa y atlética y Marianela empieza a mostrar algunos de estos rasgos en su pequeña persona.
Mientras no hay otros hermanos, Marianela se ubica en el puesto de "hija única", adorada por sus padres porqué ella es justo la niña que querían. Los Rodríguez se sienten muy orgullosos de su primera hija. Es una relación muy grata para los tres a través de la cual todos reciben mucho amor.
Cuando Marianela tiene 3 años nace Miguel. El hecho de que es varón llena de alegría a los Sres. Rodríguez. Marianela empieza a demostrar dotes maternales y se convierte en la gran ayuda de la Sra. Rodríguez; de esta manera se une más a su madre. La Sra. Rodríguez ha recortado un poco sus horas de trabajo y se siente muy contenta de tener el apoyo de Marianela. Durante sus primeros 2 añitos Miguel siempre fue un bebé muy pacífico y contento, con pocas exigencias. El nacimiento de Miguel coincide con ascensos en el trabajo para el Sr. Rodríguez y las demandas de su trabajo aumentan. El ya no tiene tanto tiempo para disfrutar del crecimiento de sus hijos. Miguel crece dependiendo mucho de Marianela. Ella se convierte en líder y él en seguidor. Después de cumplir 2 años, la Sra. Rodríguez se percata de que cuando Miguel da señas de cierta independencia o muestra su desacuerdo con Marianela, la niña se molesta mucho y trata de imponer su voluntad. Eventualmente el cede y se repliega. Esto le preocupa un poco a la Sra. Rodríguez pero ella sale embarazada y es un embarazo difícil. Así que entre el embarazo, su trabajo de medio tiempo que todav’a mantiene, y los quehaceres de la casa, la relación entre Marianela y Miguel queda archivada en su mente.
Veamos que ha pasado con Marianela durante este período y como se desarrolla Miguel. Marianela tiene que reubicarse un poco por la presencia de Miguel. Ya no es hija única, pero se ubica en el lugar de "hija preferida", y esto es relativamente fácil. Su padre la adora y el poco tiempo que pasa con sus niños prefiere pasarlo con Marianela que con Miguel a quien encuentra demasiado apacible. Y la Sra. Rodríguez aprecia aún más a Marianela porqué se ha vuelto útil y vela por su hermanito. Pero Marianela, además de velar a su hermanito, también está desarrollando cierta habilidad para controlarlo y someterlo.
Durante este período Miguel parece haberse ubicado en el lugar de "el niño que no molesta". Su padre está muy ocupado y cuando están juntos Miguel no logra entender si su padre lo quiere o no. Su madre, en cambio, sí lo quiere pero parece muy cansada. Y él se pregunta, "¿Será que yo la canso? Mejor me quedo tranquilo y no la molesto demasiado y así me querrá más." Su hermana Marianela lo cuida mucho y lo quiere, siempre y cuando él haga lo que ella quiere. El siente que no puede oponerse a Marianela, ella es más fuerte y más ágil que él...además él siente que perdería su cariño.
Nace Isabel, la tercera. Ella es una niña inquieta, que llora mucho y requiere mucha atención. La Sra. Rodr’guez deja de trabajar para dedicarse más de lleno al cuidado de Isabel. Marianela, ya con 6 años, entra al primer grado y es muy buena alumna, atenta y responsable. Miguel entra al Maternal y luego al Jardín de Infancia. Es un niño que tiende a pasar desapercibido. Ahora Marianela pasa menos tiempo con Miguel pero cuando están juntos su interacción con él sigue igual: ella líder y el seguidor. El Sr. Rodríguez, como siempre, ve a sus hijos más que todo los fines de semana. Marianela le brinda enorme satisfacción y él la adora. Pero cuando se fija en Miguel siente cierta desilusión y cierta frustración. "¿A quién se parecerá este niño? ¿Es que es poco inteligente y por eso es tan apacible?" se pregunta el Sr. Rodríguez. Pero entre la preocupación de su trabajo, algunos compromisos sociales con sus amigos, la nueva casa que están a punto de comprar, la salud de Isabel y su esposa, muy pronto deja de pensar en Miguel y más bien trata de pensar en Marianela que le produce tanta alegría.
Marianela mantiene su lugar de "hija preferida". En su casa ella se siente segura y querida. Su atención y su energía empiezan a volcarse poco a poco hacia la escuela. Se adapta fácilmente al ambiente escolar y empieza a resaltar. Sus padres se enorgullecen de ella.
Miguel, en cambio, no se siente muy seguro. Su mamá está muy ocupada con Isabel, "¿Será que quiere a Isabel mucho más que a mí?" se pregunta. Marianela está muy contenta con su escuela y juega menos con él, aunque él trata de complacerla en todo. Según Miguel ella ya no lo quiere tanto como antes. Su padre pasa menos tiempo en casa, y a estas alturas Miguel llega a la conclusión que su padre no lo quiere. No le gusta mucho el Jardín de Infancia, pero hay un niño más grande que el resto que se parece un poco a Marianela y con quien se siente bien. El sigue en su lugar de "niño que no molesta", un poco más solitario, y no se atreve o no sabe como salirse de ese lugar.
Pasan 3 años y Marianela ahora tiene 9 años, es muy buena estudiante y excelente atleta. Miguel tiene 6 años y entra a primer grado, es un niño que no parece tener ninguna destreza en particular, sigue apacible, en la clase habla poco y es un estudiante mediocre. A la hora del recreo él busca la compañía de los 2 niños más grandes de su clase. La salud de Isabel ha mejorado, pero su coordinación no es muy buena todavía y a menudo tropieza o se lleva algo por delante y la madre tiene que acudir a curarle sus heridas y a consolarla. Isabel sigue muy unida a su madre. La Sra. Rodríguez sale nuevamente embarazada y nace Esteban. Esteban es un niño alegre, risueño, juguetón, con un alto nivel de energía y se convierte en el bebé adorado de todos. A medida que crece Esteban el Sr. Rodríguez descubre en él el hijo varón que siempre ha deseado y esto lo llena de alegría. Se han mudado por tercera vez y esta vez la casa que han comprado es muy amplia y la Sra. Rodríguez se siente muy orgullosa de su nueva casa y su jardín.
Al poco tiempo de haber nacido Esteban, enviudece la madre de la Sra. Rodríguez y ella se muda a vivir con ellos. Mamábuela, como la llaman sus nietos, se adapta bien a su nueva realidad, disfruta de la compañía de Marianela, Isabel y Esteban, pero Miguel la preocupa y la llena de tristeza el verlo solo, silencioso y con poca emoción ante la vida.
Marianela sigue ocupando el lugar de "hija preferida" y fuera de su familia logra conquistar el lugar de "excelente atleta" y "excelente estudiante". Se siente segura del amor de sus padres y de su mérito como persona. Su mundo se sigue ampliando y éste incluye amistades nuevas y actividades fuera de la familia. El nacimiento de Esteban la llenó de alegría y ella, al igual que sus padres, sueña y espera de Esteban grandes cosas. Está demasiado ocupada como para jugar mucho con Miguel. Con respecto a Isabel, la ayuda y la cuida cuando su madre se lo pide, pero está muy contenta de tener su propia habitación y no tener que compartirla con su hermanita, como tienen que hacer algunas de sus amigas.
Con todo el alboroto a causa de Esteban, Miguel siente que lo quieren aún menos. Solo en su habitación empieza a imitar a personajes que ve en la televisión, se divierte con eso y a ratos olvida a su familia. En la escuela él se siente un poco mejor porqué Antonio y Juan, los niños más grandes de su clase, lo incluyen a veces en sus juegos, cuando está con ellos él imita a ciertos personajes y él les parece muy chistoso; al principio esto lo sorprende, pero le gusta y lo motiva a seguir imitando a otros personajes. Con la llegada de su abuela él siente un cambio en su casa. Mamábuela parece estar muy interesada en él, lo busca, quiere hablar con él y parece que lo quiere, pero no está muy seguro. Empieza a inquietarse porqué no está acostumbrado a que lo tomen mucho en cuenta.
Mamábuela se extraña un tanto de que su yerno y su hija no hayan actuado más enérgicamente en confrontar esa actitud tan desinteresada y poco bulliciosa de Miguel, es casi como si no quisiera que se fijaran en él, pero entiende que las presiones de la vida diaria y la crianza de cuatro hijos es mucho para una pareja. Se propone ayudar a Miguel que tiene ahora 7 años y esto la hace sentir que alguien la necesita y que es útil nuevamente. Piensa que llegó a vivir a esta casa en un momento muy oportuno.
Mamábuela descubre que cuando Miguel está solo en su habitación él imita a personajes y lo hace muy bien, se llena de emoción y parece otro niño. Se propone descubrir qué otras facilidades o dotes tiene Miguel y apoyarlo para que las desarrolle. Habla con su hija y con su yerno y les comunica sus "descubrimientos" respecto a Miguel. Ellos se llenan de curiosidad. La Sra. Rodríguez, en especial, se llena de alegría y siente un gran alivio porqué siente que su hijo va a encontrar una manera de expresarse. El Sr. Rodríguez tiene que hacer un esfuerzo para aceptar esta nueva faceta de Miguel, "¡Ahora tengo un hijo payaso!" piensa. Le gustaría más si se pudiera destacar como atleta, como buen estudiante, como Marianela. Pero tiene que admitir que Miguel imita muy bien y es muy divertido. Por su parte, Marianela, está sorprendida y a la vez muy contenta al ver que su hermano Miguel tiene esa facilidad para entretener y hacer que la gente pase un rato agradable, ella también quisiera ser así.
Visión general de los niños Rodríguez
A través de la familia Rodríguez hemos visto como los niños se ubican en una familia. Asimismo vimos como ciertas ubicaciones en la familia son positivas y promueven un crecimiento relativamente sano, mientras que otras ubicaciones pueden ser negativas. La familia Rodríguez, además, nos demostró como cuando un niño desarrolla una posición negativa en su familia y no puede reubicarse, es necesario que algún adulto (padre/madre/maestro/familiar/consejero) lo ayude a efectuar un cambio a una posición más sana. Veamos a continuación un resumen de la ubicación de cada uno de los niños Rodríguez y la consecuencia de estas ubicaciones.
Marianela, la "hija preferida", bien dotada física e intelectualmente, y con el amor de ambos padres, florece y progresa. Hay un corto período donde demuestra ser controladora y dominante con Miguel a quien percibía como posible competidor, pero esa conducta desaparece con su integración en la escuela y al ser exitosa en ese ámbito. Y cuando se descubre en la familia que Miguel tiene un don especial, ella se enorgullece de él. Se puede concluir que para Marianela le fue fácil ocupar el lugar de hija preferida y mantenerlo. Este puesto le brindó seguridad y valorización de si misma y le ayudó a conquistar el mundo exterior.
Miguel, el "hijo que no molesta", se escuda en su tendencia natural de ser tranquilo, apacible. Pero esta posición brinda pocas recompensas. Su padre no lo toma en cuenta. Su madre, que lo quiere mucho, le gusta que Miguel se vea aparentemente "contento", así puede dedicarse, sin muchos sentimientos de culpa, a su embarazo difícil y luego a cuidar a Isabel. Así, Miguel, el "hijo que no molesta", crece un tanto solitario, con poco amor, con poco ánimo de competencia, buscando la iniciativa ante la vida no en si mismo sino en otros un poco más grandes que él, su hermana primero y sus amiguitos luego. Afortunadamente, en sus ratos solitarios desarrolla una aptitud para imitar y entretener a otros. Y fortalecido por el interés y el apoyo de su abuela va a lograr un cambio y ocupar un lugar en la familia donde recibe la atención y el amor de su madre y su hermana mayor y logra despertar el interés de su padre. Esta dosis de atención y amor le permitirá aumentar su seguridad en si mismo y, de esta manera, explorar y desarrollar otras aptitudes que hasta el momento permanecían ocultas.
En cuanto a Isabel, su lugar parece ser el de "bebita". A través de sus continuos malestares cuando era bebé llegó a acaparar la atención de su mamá. Pero una vez que Isabel camina su madre, paulatinamente, trata de separarse un poco de ella, esto angustia a Isabel, que descubre que a través de sus pequeños accidentes recobra la atención total de su madre. Es posible que al ingresar al maternal, al Jardín de Infancia y luego a primaria, y al estar expuesta a otros estímulos esta conducta desaparezca. Pero si persistiera hace falta que alguien le brinde una ayudadita a Isabel para buscar otro significado para si y no el de "niña que obtiene la atención de los demás a través de percances." Esto sería una vida muy triste. Seguramente hay mucho potencial en Isabel que ella tiene que descubrir y aprender a utilizar.
Esteban, como Marianela anteriormente, va a ocupar el puesto de "hijo preferido" y con la gran dosis de amor de sus padres, su abuela y su hermana mayor va a ser fácil para Esteban desarrollar sus fortalezas intelectuales, físicas y emocionales.

lunes, 13 de octubre de 2014

CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS DEL TERCER CICLO (5° Y 6° GRADO)


CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL NIÑO/A DE TERCER CICLO


PERSONALIDAD

Cada niño construye su perfil evolutivo de una manera peculiar y como fruto de la interacción entre su programa madurativo propio (que en unos niños se desarrolla más aprisa y en otros más despacio) y el medio ambiente concreto en que tal programa se desarrolla (medio ambiente que para unos es estimulante, mientras que para otros es pobre en estímulos).

Un alumno/a es más competente en unas cosas que en otras, logra antes algunas adquisiciones que otras, etc., y otro niño de su misma edad y de aproximadamente su mismo nivel de desarrollo puede destacar más en otras cosas y adquirir con más precocidad o destreza características diferentes.

Las diferencias se hacen aún más evidentes cuando nos fijamos en las distintas facetas de la personalidad del niño, sus destrezas sociales. Podemos encontrarnos con niños muy avanzados en lo que a inteligencia se refiere, sin embargo presentan unas características de personalidad infantilizadas o pocas habilidades sociales; en otro niño esta combinación puede aparecer a la inversa.

Los cambios que se producen afectan a todos los ámbitos: al modo en que comprenden las características de los demás y de sí mismos como seres sociales, a su concepción de las relaciones y, a su representación de las instituciones y sistemas sociales en que se hallan inmersos.

A los 10 años el niño se muestra complaciente y sereno. Sobre los 11 se va afianzando cada vez más su personalidad. Se hace más curioso, charlatán, investigador e inquieto. El hambre física de alimento se despierta con la misma fuerza que el hambre por saberlo todo, escudriñarlo todo y preguntar incansablemente. Se desarrolla la comprensión de sí mismos.

Pueden reconocerse desde varias competencias al mismo tiempo. Sentirse flojos en el deporte pero buenos para tocar un instrumento musical, buenos para hacer amistades y para ser aceptados, etc. En ocasiones, su mal genio, puede poner en riesgo a sus relación con los demás.

Se van haciendo más autocríticos y su autoestima se resiente en cuanto empiezan a verse de forma más realista, con puntos débiles además de los fuertes. Normalmente se evalúan comparando sus habilidades y sus logros con los de los demás. Suelen sentirse más responsables de sus limitaciones.

La acción, la apertura al mundo y, como consecuencia, el adiós a la infancia conquistando la propia autonomía frente al adulto, es lo más característico que, a la postre, termina consiguiéndose al final de la etapa.

Entre los diez y doce años el niño protesta si le tratan como a un niño y siente que ha crecido bastante como para sentirse más grande, fuerte y responsable de lo que se entiende por un niño.

Hay que enseñarle a descubrirse a sí mismo para que entre con fuerza, equilibrio y confiadamente en la adolescencia.


AUTOESTIMA

En la medida en que el niño de once o doce años se valore, estime y considere capaz y competente, habrá más esperanzas de una maduración psicológica, mental y social adecuada y de un ser humano feliz y capaz de hacer felices a los demás.

Los problemas de talla, debido al adelanto en el desarrollo de algunos compañeros y la obesidad pueden ser problemas que afecten seriamente la autoestima y el bienestar emocional.


EXPRESIÓN EMOCIONAL

Llegada la edad de los 10 años el niño está pasando de la infancia a la preadolescencia de manera casi imperceptible para los padres y educadores. Es la edad de oro del equilibrio evolutivo del niño, que es sereno, franco, familiar y cariñoso con los suyos.

En general, son más tranquilos y seguros que antes y menos miedosos. Casi todos sus problemas y dificultades se reducen a lo escolar: deberes, tareas excesivas, etc., que les producen ansiedad.

A los 11 años, es como si una fuerza incontrolable y desconocida se apoderase de ellos. Pueden resultar, en ocasiones, rencorosos, desagradables e insolentes. Hacen el “payaso” a cada momento, gruñen y se contrarían prácticamente por todo.

El preadolescente vive en un estado general de emoción que le lleva a experimentar de un modo exagerado todo lo que le rodea. Ante cualquier acontecimiento que carece de importancia para el adulto, el preadolescente puede mostrarse lleno de ira, de temor o experimentar un enamoramiento alocado.

Todo le afecta. Es como si siempre estuviera accionada la sensibilidad. Aparecen estados de exaltación y alegría que se combinan con otros momentos de retraimiento. Se muestra sensible a estímulos a los que hasta entonces no prestaba atención.


CONOCIMIENTO SOCIAL

Se producen muchas modificaciones que son consecuencia de su mayor capacidad cognitiva, sus cambios físicos y emocionales y del aumento de experiencias que se van teniendo con las distintas realidades sociales que le rodean.

Los niños empiezan a comprender a la conducta humana como un conjunto de acciones que están influidas al mismo tiempo por necesidades y emociones diversas, y por las relaciones y motivos humanos complejos.

Son conscientes también de las consecuencias que pueden provocar ciertas acciones que puedan realizar.

Controlan cada vez mejor sus emociones. Significa que los preadolescentes adquieren cada vez mayor sensibilidad y mayor comprensión con relación a las experiencias emocionales de los demás. Son más capaces de reconocer y reformular, o evitar afirmaciones potencialmente ofensivas para respetar los sentimientos de los demás (el niño de once años tiene muchas menos probabilidades de decirnos, comparado con el niño de seis, que nuestra barriga es demasiado gorda, o comentar en voz alta lo feo que parece el abrigo que lleva esta persona, etc.)


DESARROLLO FÍSICO Y MOTOR

En algunos alumnos se manifestará una consolidación del equilibrio motor alcanzado y otros comenzarán los procesos característicos de la pubertad que se materializan en los cambios morfológicos consecuencia de la actividad hormonal:
•            Crecimiento
•            Aumento de la musculatura
•            Redondeamiento de la figura
•            Primeros signos de vello

En cuanto a las habilidades motoras, los chicos y las chicas son prácticamente iguales en sus aptitudes físicas, excepto en la mayor fuerza que tienen los chicos en el antebrazo y la mayor flexibilidad general que tienen las chicas.

En la mayoría de las actividades físicas que se realizan durante la preadolescencia el sexo no es tan importante como la edad y la experiencia.

Por lo tanto, las diferencias individuales se derivan de la experiencia, del entrenamiento, así como de la herencia de cada persona.

En lo que sí hay diferencia es en la aparición de los cambios anatómicos y fisiológicos, que al final de la etapa empiezan a aparecer.


SENTIDO MORAL

El chico manifiesta marcados progresos hacia el desarrollo moral autónomo. En ello influye el desarrollo cognitivo, el umbral de capacidad de abstracción e idealización.

A los 10 años, 5º curso, el niño tiene un código moral estricto y un fuerte sentido de la justicia y de la nobleza. Entra en el mundo del adulto y tiene una conciencia casi exagerada de la responsabilidad. No es tramposo y sólo miente por consideración o por compasión. Tiene conciencia del ahora y de la previsión y presume de ser justo.

A los 11 años, 6º curso, se intenta liberar de la autoridad establecida en casa y en la escuela y tomar decisiones por sí mismo. A menudo, se encuentra desconcertado ante el bien y el mal y decide según su sentido común o sus sentimientos. Posee ya un tremendo respeto a la justicia.

En definitiva, el alumno logrará:

Percibir su situación en el mundo social.
Aceptar las normas.
Adoptar comportamientos cooperativos.
Evolucionar desde posiciones de heteronimia moral a posiciones de autonomía y acuerdo.
Desarrollar actitudes y comportamientos de participación, respeto recíproco y tolerancia.


DESARROLLO SOCIAL

Relación con los adultos: padres y profesores pueden ser juzgados críticamente. Esto es debido en parte a las nuevas adquisiciones cognitivas que comienzan a manifestarse (cierta apertura al pensamiento formal). Ello les permite establecer algunas hipótesis sencillas y contrastarlas.

En casa ya no son tan condescendientes y dóciles a la hora de echar una mano y colaborar. Se hacen más los remolones. Los padres deben derrochar comprensión paciencia y actitudes de diálogo, ofreciendo razones y explicaciones pero siendo exigentes con los hijos para que cada cual asuma su parte de responsabilidad.

Relación con los compañeros: los amigos tienen un gran protagonismo los grupos comenzarán a hacerse mixtos, pues se han dominado las normas del grupo homogéneo y, además, van apareciendo los intereses sexuales.

Los niños se comparan entre sí y el desarrollo físico durante este período puede afectar al tema de las amistades, que en parte se basan en la apariencia y en la competencia física.

Sea como fuere, el grupo de compañeros es probablemente el sistema que mayor influencia ejerce sobre los niños en esta edad. Cada vez se hacen más dependientes de sus compañeros, no sólo para disfrutar de su compañía, sino también para la autovalidación y para recibir consejos.

Cada vez consideran más la amistad como un foro en el que es posible abrirse al otro y esperan que esa intimidad se corresponda.

Exigen más de sus amigos, cambian menos a menudo de amigos y encuentran mayores dificultades para hacer nuevas amistades, además de afectarse más cuando se rompe una amistad. Se van volviendo más exigentes para buscar amigos y sus grupos se reducen cada vez más. A la edad de 10 años los niños muchas veces tienen un “mejor amigo” a quien le son bastante leales; esto suele ser más aparente en las chicas.

Cada vez se preocupan más por las personas a las que no conocen personalmente, lo que les lleva a participar en conductas sociales como las de recoger dinero para ayudar a los menos afortunados, etc.


DESARROLLO COGNITIVO

Se consolidan las operaciones lógico-concretas y de las características del ciclo anterior.

Se desarrolla ampliamente la capacidad de síntesis, de extracción de características, de abstracción que le permitirá al niño precisar y disociar cualidades de los objetos y fenómenos y que marca ya la transición hacia la lógica formal.

El pensamiento es más sistemático y ordenado y, al tiempo, más flexible, dado que la conservación del orden de los datos y la seguridad que ello proporciona le permite, en ocasiones, “trascender” esos datos y actuar mentalmente de forma más rápida.

Existen en este período cambios funcionales en la capacidad de procesamiento y estos cambios pueden ser debidos a una mejora en la eficacia operacional, en las estrategias que utiliza el sujeto y en el conocimiento que posee de la tarea.

Cambios Cognitivos (intelectuales) que se producen:

Tiene mayor capacidad para pensar sobre su propio pensamiento (metacognición). El alumno es capaz al realizar una tarea de observar sus propios procesos o de reflexionar sobre ellos. Puede ir controlando sus propios mecanismos de aprendizaje y permitiendo, por tanto, que el niño “aprenda a aprender”.

El niño va haciéndose más consciente de sus capacidades y limitaciones cognitivas y adquiriendo paulatinamente un mayor control y planificación de su actividad, fruto de la interacción social y comunicativa con los adultos.

Son más conscientes de sus puntos fuertes y débiles intelectuales (uno puede ser bueno en matemáticas y ciencias pero no tan bueno en otras).

Identifican tareas difíciles y dedican un mayor esfuerzo haciendo una evaluación de su propio progreso. Por ejemplo, deben ser capaces de juzgar cuando han aprendido la ortografía de una serie de palabras.

Utilizan más recursos para planificar y usar sus aptitudes: saben que para pensar bien hay que tener en cuenta todos los datos, planificar formular hipótesis alternativas.

Recuerdan más elementos de información. Hay un desarrollo de las habilidades selectivas de atención y de memoria; además de utilizar la repetición para memorizar, comienza a agrupar la información en categorías con el fin de poder recordarla mejor.

Comienzan a darse cuenta también de la importancia de las estrategias de recuperación de la información; es decir, qué puedo hacer yo para recordar algo aprendido anteriormente. Piensan en pistas para estimular la memoria (la primera letra de un nombre o intentando visualizar lo que se intenta recordar: un mapa, el libro de texto...).

Aumenta la velocidad y la capacidad de procesar la información. Esto es debido también al aumento del uso de estrategias, por ejemplo: en la lectura, los niños pasan de aprender a leer a “leer para aprender”.

Con la necesidad por tanto de desarrollar unas estrategias que les permitan realizar estas tareas con una cierta eficacia. Para ello, es necesario que el lector sepa reconocer en el propio texto, bien a partir de las indicaciones que contiene, bien a partir de su propio conocimiento, las ideas más relevantes. Ésta es una habilidad que se adquiere y que es un requisito necesario para el desarrollo de unas adecuadas estrategias de estudio.

Aumenta su nivel de conocimiento sobre un tema.


DESARROLLO LINGÜÍSTICO

El alumno, en su desarrollo lingüístico, presenta un mayor control de la comprensión y del uso del lenguaje. Los niños adquieren hasta 20 palabras nuevas cada día para llegar a dominar un vocabulario de casi 40.000 palabras a la edad de diez años.

Las características de esta etapa son:

La sintaxis se hace más compleja.
Se comprenden las formas sintácticas de la voz pasiva (antes, la expresión “Beatriz fue felicitada por Daniel” se entendía como “Beatriz felicitó a Daniel”).
Dominio de conceptos gradualmente más abstractos.
Ampliación de la comprensión del lenguaje y conceptos matemáticos (números romanos, sistemas de medida, decimales, fracciones, gráficos estadísticos, geometría, planos y mapas y sus escalas, etc.).
Los cambios corporales repercuten en ciertos desajustes motores (expresión corporal, escritura, plástica, etc.).
En síntesis, el alumno al terminar esta etapa está abierto a nuevos ámbitos de experiencia y posibilidades comunicativas. El lenguaje verbal interviene de forma decisiva en este proceso pues constituye el instrumento básico del pensamiento y la regulación de la propia conducta y de intercambio social.

La lectoescritura le hace posible el acceso a nuevos lenguajes. El léxico se amplía y es cada vez más concreto. La gramática se acomoda al uso convencional.

BIBLIOGRAFIA

Baechler R., Teitelboim M. Psicología con aplicaciones para educadores. Editorial Mac Graw-Hill, México. Los Primeros Años de Mi Hijo. Editorial Andrés Bello. 1999.


Berger, Kathleen Stassen, y Thompson, Ross A. Psicología del desarrollo: infancia y adolescencia. Editorial Médica Panamericana. Madrid. 1998.


 García, S. Ibáñez, E. Y cols. Psicología evolutiva y educación infantil. Editorial Santillana Aula XXI Buenos Aires, Rep. Argentina. 1995.


 López, Félix et al. Desarrollo afectivo y social. Editorial Pirámide D.L. Madrid. 1999.


 Sánchez Acosta, Maria Elisa, y González, Matilde. Psicología general y del desarrollo.
 

CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS DEL SEGUNDO CICLO (3° Y 4° GRADOS)



CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL NIÑO/A DE SEGUNDO CICLO


PERSONALIDAD

3ER CURSO

A los 8 años tiene ya una conciencia creciente de sí mismo como persona. Piensa acerca de “sí mismo”. Está en proceso de convertirse en un individuo, en un miembro del mundo social. Habla de sí mismo con mayor libertad. Los padres empiezan a pensar que tiene su propia “personalidad”, por ejemplo, ven que sus expresiones faciales y gestos son “de él”. Tiene clara conciencia de su diferencia con los demás.

Le disgusta que le traten como un niño y quiere ser como el adulto y saber tanto como él, está impaciente por crecer. No obstante, puede encontrarse en una lucha interna entre crecer y seguir siendo como es.

Aumentan sus contactos sociales, se interesa por las personas y lugares distantes en el tiempo y en el espacio. Intenta vivir según las normas de los demás.

Para el niño de esta edad no hay nada difícil. Explora continuamente su entorno. Lo intenta casi todo. Hace nuevas amistades y se preocupa mucho de la opinión de los demás. Dos características destacadas son la nueva capacidad de apreciación de los demás y los desahogos constantes.


4º CURSO

Se considera al niño de 9 años como seguro e independiente, piensa y razona. Posee un mayor dominio de sí mismo y es más digno de confianza. Los padres encuentran que cambios positivos.

La vida es más sencilla, disminuye la tensión y se suavizan algunas asperezas anteriores. Es consciente de sí mismo en cuanto a sus actividades, su propio cuerpo, su casa, la conducta de sus padres y hermanos.

Es excesivamente ambicioso en sus exigencias, quiere destacar y agradar a los demás. Eso a veces puede llevarle a subestimarse y perder la confianza en sí mismo y autocriticarse.

Hace muchos planes para el futuro. Está interesado por los demás y por ayudarlos. Puede sufrir algún conflicto entre el código adulto y el código de sus compañeros. La propia individualidad y personalidad del niño de 9 años se hace claramente evidente y las diferencias de niño a niño se acrecientan.


La automotivación es la característica típica del niño de 9 años, que adquiere nuevas formas de autosuficiencia y seguridad. Se preocupa de prever, programar y reflexionar de antemano sobre sus actividades y obligaciones.


EXPRESIÓN EMOCIONAL 3ER CURSO

A los 8 años vuelven a ser una edad expansiva, pero con un nivel superior de madurez.
Se caracteriza por valorar todo lo que sucede; se critica a sí mismo y a los demás.

El adulto le valora más como una “persona” y se puede conversar mucho mejor con él.

Vuelve a ser un niño “hablador”, incluso exageradamente, que en determinadas circunstancias –furia o fatiga- levanta el tono de voz. Tiende a dramatizarlo todo –especialmente sus propias emociones-, a exagerar, aunque ahora ya sobre una base cierta.

Es sensible y, cuando se siente herido, le afectan mucho las críticas y sus ojos se llenan de lágrimas.

Aunque sigue creyendo que él lo sabe “todo” y se vanagloria de ello, empieza a reconocer que otros pueden saber más que él. Su curiosidad se hace extensiva a las actividades personales de los demás, por ejemplo, las conversaciones y llamadas telefónicas. Esta curiosidad sustituye a la agresividad. Reacciona al ataque o la crítica más ofendido que con agresión. La agresividad es principalmente verbal.

Muestra insolencia y discute pero con menos susceptibilidad que cuando tenía seis-siete años, aunque se emociona con facilidad. Admira a sus padres y hermanos y demuestra efusiva y abiertamente su afecto.

Tiene un elevado sentido del humor y le agrada sorprender a los demás en sus errores, pero no soporta que hagan bromas sobre su persona.

Su forma descuidada de actuar suele desesperar a la madre. Con ésta se muestra muy afectuoso pero también descarado. En general, se muestra alegre y jovial, con accesos de risa, si bien puede también estallar en llanto.


4º CURSO

Las trasformaciones psicológicas de esta etapa le proporcionan un mayor dominio de sí mismo y una nueva forma de autosuficiencia, que le hace cambiar sus relaciones con todo su entorno.

Se caracteriza por la automotivación, aplica su mente a las cosas por propia iniciativa, con ligeras sugerencias por parte de los demás. Se apasiona con algunas actividades, de forma que puede no quedarle tiempo libre para nada más.

En general, tiene muchos intereses: el trabajo escolar, lograr éxito en cualquier tarea, el futuro, la historia, aparatos mecánicos, hacer cosas. Es un niño mejor equilibrado e independiente, más responsable y digno de confianza. Valora su propio comportamiento, es crítico consigo mismo e incluso puede sentir vergüenza por su conducta pasada.

Los cambios emocionales extremos son de corta duración. Es impresionable y explosivo pero también razonable. Llora solamente cuando se siente abrumado por sus emociones.

Se queja de las injusticias. El dominio del lenguaje le permite expresar sus emociones. Se muestra orgulloso de sus padres, les demuestra afecto, lo que no quiere decir que no se enfade con ellos. Ahora, además de disfrutar con el humor, es capaz de aceptar las bromas personales. Este es un buen momento para enseñar al niño a utilizar el humor para abortar las burlas de los demás.


CONOCIMIENTO SOCIAL

Los compañeros: la influencia de los iguales en los 8 años cobra mayor importancia y la participación social se suele hacer en pequeños grupos de amigos. El sentimiento que se crea al pertenecer a un pequeño grupo contribuye al desarrollo del yo, es decir, de una personalidad propia y estable, así como a una mayor conciencia social y moral.

Los adultos: las relaciones de autoridad en este ciclo son a la vez reflejo de la inquietud y del deseo de actuar por sí mismo. En este periodo, el niño necesita autoridad y le gusta la disciplina. Cuando no la encuentra espontáneamente, la pide y si no la tiene en casa la busca en el jefe de algún grupo o banda con lo que esto puede significar a otras edades.

La autoridad le produce seguridad y sensación de estabilidad y le ayuda a controlar su inquietud, pero no le gusta que sea una autoridad de derecho. A esta edad, el niño necesita decidir cómo ha de actuar, y sus experiencias personales tienen un valor educativo enorme. Por lo tanto, existir una mezcla equilibrada entre autoridad y cariño.

Como consecuencia, padres y profesores pierden una preponderancia relativa, el protagonismo adquirido por el grupo de iguales tiene mucho que ver con ello.


DESARROLLO FÍSICO Y MOTOR

Morfológicamente se produce una evolución proporcionada entre distintos segmentos corporales tanto en longitud como en grosor. El desarrollo en estos períodos podría situarse entre los 10 y 15 cm. para la talla y entre los 9 y 11 Kg. Para el peso.

Alrededor de los 9 años alcanza la maduración nerviosa. Los movimientos se hacen armónicos, precisos y seguros (progresos en el control motor grueso y fino).

El desarrollo cardiovascular se encuentra en plena evolución, ello debe ser tenido muy en cuenta para el cuidado de los ejercicios físicos de intensidad que pueden provocar taquicardias.

Puesto que el aparato cardiovascular y muscular todavía no están suficientemente desarrollados en algunos de los niños, conviene observar si camina con los hombros caídos cuando ya debía andar muy derecho. Este defecto tiene un fuerte componente psíquico por lo que se debe aclarar esto para ayudarlo en su seguridad y reafirmación.


DESARROLLO FÍSICO-MOTRIZ

El niño de finales de este ciclo ya ha hecho progresos importantes en la orientación espacial y temporal; reconoce cual es la izquierda y la derecha de alguien situado en frente de él, sabe ir hacia la derecha si se le pide que lo haga, es capaz de organizar hora por hora su tiempo durante el día, comprende el paso de los días, los meses y las estaciones, pero aún no logra situar los hechos históricos. También debe ser capaz de seguir ritmos de cierta complejidad.

En general, el chico de estas edades alcanza un grado de equilibrio que le permite estructurar el espacio y el tiempo así como llegar a unos grados de rendimiento que le harán factible los lanzamientos con precisión, los saltos eficaces, el control motor grueso y la resistencia en esfuerzos de larga duración.

Físicamente cuenta con grandes reservas de energía (salvo que presente un carácter indolente, algo que no conviene ya que en el futuro podría afectar al desarrollo de su autoconcepto) y su peso y talla siguen un desarrollo normal.

En el plano motor puede hacer todo tipo de ejercicios con gran fuerza y destreza gracias a su capacidad de frenar, a su fuerza muscular y a la casi total desaparición de movimientos parásitos o sincinesias (movimientos o contracciones musculares involuntarias que aparecen en los niños de menos edad en algún tipo de ejecución motora).

Las actividades físicas a esta edad deben de tener como finalidad el desarrollo del autodominio, templando la fogosidad propia de este ciclo ayudándoles a conseguir mayor relajación y calma, y lograr el prestar atención al otro. Esto es importante ya que los niños no miden sus fuerzas y pelean sin ninguna consideración.

Su salud es por regla general excelente y sus reservas de energía les permiten recuperarse fácilmente.


EL SENTIDO MORAL

El niño acepta la ley y las reglas, descubre la noción de solidaridad, aprende a diferenciar los roles y la necesidad de una disciplina colectiva.

En las edades de 8-9 años se produce una negación de la convención como uniformidad social descriptiva, referido a situaciones como formas de tratamiento a los profesores en el colegio, modos de vestir, u ocupaciones relacionadas con el sexo, sistemas de vida familiar en diferentes culturas y modos de comer.


DESARROLLO SOCIAL

El comportamiento social del escolar se guía aún por las experiencias que ha tenido y que continúa teniendo en el seno de su familia, de aquí la gran importancia del tipo de interacción educativa (estilo democrático, autoritarismo, permisividad, sobreprotección, etc.).

En el plano referente a la relación entre iguales, el niño de 7 u 8 años juega bien con los compañeros de su edad y de su misma fuerza física. En esta edad de los 8 años muestra una especial apreciación por sus compañeros, que ocupan gran parte de su vida y de sus actividades y le encanta trabajar en grupo.

Los compañeros constituyen, en esta etapa social y escolar por excelencia, los grandes protagonistas. La vida y el trabajo en grupo experimentan un gran auge, las actividades cooperativas desempeñan un papel trascendental. La vida en pandilla, los juegos y aventuras con iguales son del máximo interés. Los grupos tienden a ser homogéneos con relación a características excluyentes como el sexo o la edad.

Existe una diferencia significativa que se va marcando considerablemente y es que las niñas son más maduras socialmente que los niños dedicando casi tanto tiempo a hablar como a jugar, cuidan más la elección de ropa y comparten confidencias.

A los niños a esta edad, les encantan los juegos de velocidad, de fuerza y los de pensar (ajedrez, damas, cartas, dominó...).

Acepta con seriedad las reglas y la disciplina que esto le impone. A veces, su miedo a perder su puesto, a quedar relegado en el grupo es tal, que en ocasiones esto basta para impedir estos cambios de humor y conseguir que exista un mayor control de su conducta.

No obstante, en algunos casos la agresividad persiste. Si el niño arremete a puñetazos contra sus compañeros y le gustan las peleas, si su razón no puede hacer prever las graves consecuencias de su actitud con los otros y consigo mismo (puesto que su agresividad le excluye del juego) si repetidamente su comportamiento produce como consecuencia el aislamiento en el que le deja el grupo, esto significará que existe algún problema profundo que perturba su afectividad y desarrollo emocional.


DESARROLLO COGNITIVO

Al final de este ciclo el niño será capaz de saber resolver problemas en cuyo desarrollo tenga que utilizar más de una operación matemática. Si le damos mal unos datos, debe darse cuenta de cuándo no tiene sentido el problema. A esta edad adquiere la noción de la conservación del peso. Hasta ahora pensaba que un objeto grande era necesariamente pesado, pero ya no se deja engañar por la tradicional pregunta capciosa: “¿qué pesa más, un kg. de paja o un kg. de plomo?”.

Comprende perfectamente las relaciones de causa efecto, la reversibilidad de las relaciones de tiempo y espacio, así como todos los sistemas de valores, reglas y códigos, pero todavía no puede realizar todas estas operaciones lógicas si no es sobre un ejemplo concreto.

A finales de ciclo el alumno debe ser capaz de devolver el cambio sin tener que calcularlo, detecta el absurdo de frases aparentemente lógicas, repite al revés un número de cuatro cifras y busca rimas a las palabras que se le proponen con una soltura de vocabulario significativo.

Desde los 8 años el niño está en proceso, que culminará sobre los 10 años, de conseguir adoptar una perspectiva mutua, pudiendo asumir el punto de vista de una tercera persona. Es consciente de que en cada interacción entre dos personas ambas tienen la capacidad de conocer simultáneamente su propia perspectiva y la del otro.

DESARROLLO LINGÜÍSTICO

El dominio de habilidades básicas de lectura que se tiene en estas edades, le permite informarse, aprender y disfrutar leyendo, distinguiendo el sentido global y extrayendo informaciones específicas, mediante estrategias tales como formular conjeturas y probarlas, avanzar y retroceder, preguntar o consultar el diccionario.

El manejo de las concordancias de artículos y pronombres cuando las referencias son anafóricas (no comprensibles independientemente del contexto, por ejemplo: en la ciudad se mira en el río que la atraviesa, el último “la” sólo puede entenderse por referencia a la oración precedente) se va alcanzando en estas edades y se completará a los once años.

En general, la lectoescritura se afianza sin errores de omisiones, traslaciones, rotaciones, etc. El léxico es cada vez más amplio y correcto, su sintaxis es más compleja y la gramática se acomoda al uso convencional.


BIBLIOGRAFIA

Baechler R., Teitelboim M. Psicología con aplicaciones para educadores. Editorial Mac Graw-Hill, México. Los Primeros Años de Mi Hijo. Editorial Andrés Bello. 1999.
 
Berger, Kathleen Stassen, y Thompson, Ross A. Psicología del desarrollo: infancia y adolescencia. Editorial Médica Panamericana. Madrid. 1998.

García, S. Ibáñez, E. y cols. Psicología evolutiva y educación infantil. Editorial Santillana Aula XXI Buenos Aires, Rep. Argentina. 1995.

López, Félix et al. Desarrollo afectivo y social. Editorial Pirámide D.L. Madrid. 1999.

Sánchez Acosta, Maria Elisa, y González, Matilde. Psicología general y del desarrollo. Editorial Deportes. 2004.
 

CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DE LOS NIÑOS DEL PRIMER CICLO (1° Y 2°)



CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL NIÑO/A DE PRIMER CICLO


PERSONALIDAD

1er Curso, 6 años
El niño es el centro de su propio universo. Le interesa que le cuenten su propia infancia y todo lo que se refiere a sí mismo. Quiere y necesita ser el primero, el más querido, quiere ser elogiado y quiere ganar, no acepta perder.

Su nombre es importante para él y lo escribe en todos lados. A veces se comporta como un bebé, habla consigo mismo en la media lengua de los primeros años.
Es muy expansivo y vivaz y en su afán de vivir al máximo el momento presente llega a extremos como ganar en todos los juegos, tener éxito en lo que inicia y exigir que las cosas sucedan a su gusto.

Lo quiere hacer todo a su manera pues está convencido de que es la forma más correcta, no sabe cuándo pedir ayuda y quizá no lo acepta cuando lo necesita. Está interesado por la buena y la mala conducta de sí mismo y de sus compañeros. Retorna a un marcado uso de los posesivos “mi” y “mío”.

Se acerca a la comprensión de su propia personalidad a través de practicar ser algo o alguien diferente, y también a través de su interés por la conducta de sus amigos.


2º Curso, 7 años.

Está en camino de conseguir una mayor conciencia de sí mismo.

Es razonable, menos caprichoso, travieso y más pensativo. Ayuda a las tareas de casa.
Se inicia en la apertura a la vida, a la socialización.

Sin embargo, le encanta estar absorto en sí mismo, y parece que no oye cuando le hablan, como si viviera en “otro mundo”.

Teme perder la propia identidad, por ello puede desagradarle que le corten el pelo o le compren ropa nueva. Teme que los demás no le quieran, le preocupa lo que puedan pensar de él. Puede pensar que ha sido adoptado, que no pertenece a su familia.

Siente que la gente es mala e injusta. Su mundo se ensancha y trata de situarse en el mundo social y físico y esto explica en parte su necesidad de tener su propio lugar en cada uno de los ambientes en los que se halla, en la mesa del comedor, en el coche, en el escritorio, etc.

Es consciente de su cuerpo y se vuelve pudoroso.

No es demasiado realista y espera mucho de sí mismo. Pero es prudente en su acercamiento a todo lo nuevo.


EXPRESIÓN EMOCIONAL

1er Curso, 6 años.

Parece pasar el niño a esta edad por un período de marcado desequilibrio, porque sus emociones son muy intensas. Pasa de un extremo al otro: dulce-horrible, bueno-malo, expansivo-indiferenciado, amable-cruel, amor-odio. Es muy sensible y cualquier cosa le puede herir y hacer estallar fácilmente en llanto o en ataques de cólera (se echa al suelo, golpea, patalea), llegando a la agresión verbal o física.

Dado que es muy excitable, se irrita fácilmente, se pelea y discute.

Su lenguaje se corresponde con este comportamiento y es agresivo, lleno de insultos, amenazas y obscenidades. Es una etapa extremadamente agresiva. Si no siente un gran amor por los animales, entonces puede manifestarse considerablemente cruel con ellos.

Insolencia extrema y enfados brutales e inesperados. Contradice, discute y se resiste a obedecer. Hace continuas payasadas y dice “no” a todo.

Por otra parte, se le considera un niño llorón, pues llora por cualquier cosa. Trata de dominar a los demás y los ataca con críticas y acusaciones. Busca el elogio y la aprobación, pero no acepta la crítica y se rebela contra las normas que establece el adulto, llegando a mostrarse descarado. Con todos estos problemas pierde el sentido del humor.

Exige de los padres mucha paciencia y gran sentido del humor que ellos no tienen.

La información que ha ido acumulando le hará creer que lo sabe todo y puede fanfarronear de ello. De todos modos, a veces puede mostrarse angelical y buen compañero.


2º Curso. 7 años.

Ahora el desequilibrio se centra más en la relación consigo mismo que con los otros. Se preocupa del lugar que ocupa dentro de la familia y la escuela, y es considerado con los demás.

Es una edad de “sentimientos”. Vive más encerrado en sí mismo y se aparta de las situaciones para protegerse. Cuando se enfada, dirige su cólera hacia sí mismo, se encierra en el silencio, en lugar de las exageradas manifestaciones de la etapa anterior, y si no puede llevar a cabo lo que se propone puede reaccionar rompiendo algún objeto.


Supone una etapa de aquietamiento, el niño está serio, absorto, pensativo, elaborando interiormente sus impresiones, abstraído del mundo exterior y sedimentando la experiencia acumulada. Por eso le molesta que interrumpan sus meditaciones.

A menudo, se siente desgraciado, se pone triste y malhumorado, pero llora menos que antes. Puede dominar el llanto, pues se siente avergonzado de que le vean llorar. Esto se manifiesta en su lenguaje, pues se queja de que nadie le quiere o que los demás son injustos con él. Sus sentimientos de inseguridad pueden hacerle sentirse celoso de los privilegios o capacidades de sus hermanos y es uno de los motivos de que se pelee con ellos.

Se encoge ante lo difícil.

Sigue con poco sentido del humor, y ya no se puede utilizar para manejarlo.

Es sensible al elogio y a la culpa y está ansioso por agradar. Tiene pocos accesos de cólera y se opone menos a las órdenes que recibe.

Durante este primer ciclo desarrollan la capacidad para regular sus propias acciones, dándose órdenes a ellos mismos. Son capaces de realizar una serie de conductas dándose a ellos mismos las instrucciones de forma interiorizada, por eso pueden realizar el mismo juego que el niño de infantil pero sin hablar. También les permite leer “para ellos”, es decir, sin leer en voz alta y sin que ello les dificulta su comprensión. Esta capacidad denominada autorregulación se logra gracias al desarrollo que alcanza su capacidad lingüística y su control de su propia atención. La falta de esa autorregulación da lugar a uno de los problemas de comportamiento más comunes a esta edad y que más entorpece el desarrollo académico, la hiperactividad.

Es precisamente en este trastorno donde más se aprecia esa relación entre lenguaje, atención y comportamiento, pues son las tres áreas deficitarias que presentan los niños con este problema, que si bien en muchos casos desaparece con la edad a medida que van madurando, no ocurre lo mismo con las “lagunas académicas” que han adquirido.


CONOCIMIENTO SOCIAL

El niño a esta edad (6-8 años) adopta una perspectiva social subjetiva. Comienza a comprender que los pensamientos y sentimientos de los otros pueden ser iguales o diferentes a los suyos.

Reconoce a los demás como personas con pensamientos propios.
Se observa, por otro lado, que los niños que desarrollan sus habilidades sociales, participan en tipos de juegos cada vez más complejos e imaginativos, a veces en solitario y cada vez más con los demás. No han aprendido a perder en el juego, harán trampas o terminarán el juego bruscamente.

A menudo piensan que los otros se están riendo de ellos. Cuando se enfadan se vuelven silenciosos y hoscos.


DESARROLLO FÍSICO Y MOTOR

Este período se encuentra en la fase que P. Vayer denomina “período de transición”. En él, el desarrollo corporal del niño pasa del estadio global y sincrético al de la diferenciación y análisis.

Características fundamentales:

-Imagen corporal a través de la interacción yo-mundo de los objetos-mundo de los demás.
-Desarrolla las posibilidades de control postural y respiratorio.
-Consigue una independencia de los segmentos corporales.
-Llega a una afirmación de la lateralidad.
-Organiza y estructura el espacio, domina las nociones de orientación, situación y tamaño que se encuentran en la base de todos los aprendizajes escolares.
-Organiza y estructura el tiempo, integrando experiencias personales.
-Adquiere una independencia brazo-mano y una coordinación y precisión óculo- manual fundamental para los aprendizajes de la lecto-escritura.

Motricidad gruesa:

-Está en constante movimiento, es muy activo
-El movimiento es ágil y coordinado
-Se sostiene sobre un pie, con los ojos cerrados
-El sentido del equilibrio y del ritmo son buenos
-Bota una pelota controlándola bien

Motricidad fina:

-Hace dibujos simples, copia y escribe palabras
-Se puede atar él mismo los zapatos

Los avances de los niños de esta edad se aprecian mejor en los juegos y en sus ocupaciones. La bicicleta, los juegos de pelotas, el escondite, las volteretas sobre la hierba... que gustan tanto a los niños como a las niñas, satisfacen su necesidad de derrochar energía física, al mismo tiempo que constituyen ejercicios de equilibrio y de locomoción. Los practican con entusiasmo, no tienen paciencia, ni la capacidad de atención necesaria para terminar la tarea o ficha, colorear el interior de los contornos, copiar un modelo con fidelidad.

En general están poco atentos a lo que hacen, se distraen fácilmente y no perciben los peligros.

Las habilidades motoras globales, como las utilizadas al correr y saltar, mejoran espectacularmente. Las habilidades motoras finas, como las utilizadas para escribir y dibujar, se desarrollan con lentitud.

A los 7 años tiene ya integradas las nociones de forma y distancia. Es capaz de saltar de un golpe cuatro peldaños.



EL SENTIDO MORAL

En este primer ciclo la moral es heterónoma, las normas provienen de los adultos.

El niño de 7 años es más consciente de sus propias posibilidades, se siente más responsable de sus actos y pertenencias que el de 6 años; en cierta medida es capaz de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, y no como lo hacía a los 3 años, guiándose por el comportamiento de sus padres, sino razonándolo.

Según Turiel, el desarrollo moral es un proceso de diferenciación, a través del cual las formas más autónomas del pensamiento moral se distancian de las normas convencionales. En los estadios inferiores, la convención y la moralidad están indiferenciadas. En la edad del primer ciclo de primaria la convención estaría entendida como uniformidad social descriptiva.

Por otro lado, es capaz de comprender conceptos tales como la verdad y la mentira, los enseres personales y los de los demás. En general, no miente ni roba. Mentir y coger “cosillas” a hurtadillas puede, sin embargo, llevarse a cabo y, para lo cual, habría una explicación psicológica.

LA MENTIRA

Desde el punto de vista psicológico, tiene un significado, y pueden darse diversos casos:

a)El niño aprende a mentir por imitación de los adultos y por el ejemplo social. Se da cuenta rápidamente que los adultos, e incluso sus padres, mienten cuando les interesa, cuando quieren complacer a alguien o engañar...Él percibe rápidamente que es un sistema que le puede ser útil.

La conclusión que se deriva a nivel educativo es imponer la franqueza como norma, principalmente en el medio familiar, en sus relaciones interpersonales y sociales; no se utilizará la mentira como medio para lograr lo que se desea y se insistirá en el valor de la verdad, dando ejemplo de ello.

b)Porque su carácter y temperamento lo predisponen. Si es apático o miedoso mentirá al disimular o “al olvidarse de decir las cosas” o al negarlas. Un niño exaltado mentirá al inventarse historias, o exagerando lo que cuenta.


c)Miente para llamar la atención, porque no se le hace suficiente caso, no se ocupa lo suficiente de él o con prisas.

d)El niño puede mentir por su incapacidad para distinguir lo real de lo imaginario. Al niño le cuesta mantener contacto con la realidad.

EL ROBO

Causas posibles:

a)Por impulso y sin reflexionar.
b)Para  hacerse  notar,  para  darse  importancia  y  autoafirmarse  ante  sus compañeros: los robos en el colegio o comercio.
c)Para compensar un sentimiento de abandono familiar.
d)Por glotonería, coge dulces y golosinas a hurtadillas.
e)Por hostilidad o agresividad. El niño roba un objeto para fastidiar al dueño; en este caso el objeto robado se suele tirar o destruir. También para fastidiar a sus padres; sabe que a sus padres les humilla tener un hijo que robe.

Es fácil comprender que los castigos duros no surtirán ningún efecto. Hay que centrarse en las causas. Hay que explicar al “pequeño ladrón” que no se puede privar a nadie de lo que es suyo. El niño comprenderá fácilmente, pues a esta edad cuida mucho de sus cosas y es muy posesivo.


DESARROLLO SOCIAL

a)Los compañeros:

La superación del egocentrismo va haciendo factible un replanteamiento de las relaciones interpersonales. Al comenzar a situarse en la perspectiva del otro se hace posible al inicio de la colaboración.

Las relaciones entre ellos se hacen paulativamente más duraderas, ya no se perciben como rivales con relación a la atención del adulto.
En el último curso del ciclo suelen aparecer los líderes que llegarán a polarizar los conflictos y coordinarán las aportaciones de cada uno.

b)Los adultos:

Los padres son figuras de identificación importantes

DESARROLLO COGNITIVO

En este primer ciclo han superado distintos tipos de egocentrismo:

a)Espacial: es capaz de ver perspectivas ajenas a la propia. El niño es capaz de dar una opinión correcta sobre lo que vería otro niño sentado, por ejemplo, a otro lado de una mesa donde se han situado tres montañas.

b)Social: ya no se han superado los “monólogos colectivos”, donde no había función comunicativa, cada uno podía estar hablando de cosas diferentes.
Es capaz de comprender los estados de ánimo de los demás. Diferencia diferentes estatus socioeconómicos.

c)Lógico: Ej. Si se traslada agua de un vaso pequeño y ancho a otro más largo y estrecho, viéndolo el propio niño, éste dirá que hay la misma cantidad de agua. Cuando era más pequeño habría dicho que en el vaso largo y estrecho había más cantidad de agua.

Se producen diferentes avances cognitivos que explican estos hechos:

Capacidad de descentración: el niño ya no evalúa prioritariamente sobre un aspecto sobresaliente, que acaso también podrían ser relevantes para comprender una realidad. Los alumnos se guían ya más por lo que conocen que por las apariencias. Este logro es muy importante, pues dará paso al razonamiento deductivo.

Se fijan también en los estados transformacionales. Esto es, no sólo se fija en el resultado final, sino en la transformación que se ha llevado a cabo en el proceso.

Son capaces de centrar su atención en más de un aspecto a la vez. Este aumento de su capacidad atencional se refleja en una mejoría en la comprensión de las instrucciones con más de una orden.

Se supera el razonamiento transductivo, razonamiento que va de lo particular a lo particular: centrarse en un aspecto sobresaliente de una situación a otra diferente, con cosas particulares, extrayendo conclusiones erróneas. Ese tipo de conclusiones erróneas desaparece ya en este primer ciclo.

Comprenden que las operaciones manipulativas y mentales pueden ser reversibles. Esa reversibilidad de las operaciones les permite entender la operación de la resta una vez alcanzada la suma.

DESARROLLO LINGÜÍSTICO

Las aptitudes lingüísticas se desarrollan, en general, con rapidez.

A los 6 años demuestra un conocimiento gramatical amplio. Aprende a ajustar su comunicación a los interlocutores, y utilizan el lenguaje para ayudarse en su propio aprendizaje.

A menudo, parece no oír cuando está absorbido en su propia actividad, sobre todo jugando o pintando.
A los 7 años contesta correctamente a preguntas de algo que ha comprendido. El niño habla con fluidez, usa palabras del argot y frases hechas. Enumera días de la semana y los meses del año. Pueden hablar retrospectivamente de sus propios sentimientos.

Las experiencias que le ofrecen el colegio y los amigos, el acceso a los medios de comunicación y la lectura, proporcionan al alumno gran variedad de modelos y usos del lenguaje. El niño aprende a variar el registro en función del contexto, la situación y los interlocutores.

Adquiere un dominio completo de repertorio fonético.

Mejora el uso de los tiempos y modos verbales (ciertos errores en condicionales y subjuntivos).

El lenguaje corporal es fundamentalmente global.

Comprensión de algunos aspectos del lenguaje matemático (números, símbolos de operaciones básicas).

Dificultad para analizar los lenguajes visuales (se deja llevar por la percepción sincrética y por aspectos como el color, la forma, etc.)




BIBLIOGRAFIA

Baechler R., Teitelboim M. Psicología con aplicaciones para educadores. Editorial Mac Graw-Hill, México. Los Primeros Años de Mi Hijo. Editorial Andrés Bello. 1999.
 
Berger, Kathleen Stassen, y Thompson, Ross A. Psicología del desarrollo: infancia y adolescencia. Editorial Médica Panamericana. Madrid. 1998.
 
García, S. Ibáñez, E. Y cols. Psicología evolutiva y educación infantil. Editorial Santillana Aula XXI Buenos Aires, Rep. Argentina. 1995.

López, Félix et al. Desarrollo afectivo y social. Editorial Pirámide D.L. Madrid. 1999.

Sánchez Acosta, Maria Elisa, y González, Matilde. Psicología general y del desarrollo. Editorial Deportes. 2004.