lunes, 28 de febrero de 2011

Las mejores leyendas de Mesoamérica


Cuento número 2
Cuento
Luis Jorge Rodríguez Parra
En el cuento anterior a este, mencionamos que el Mayab era una tierra que lo tenía todo, mucha agua, un clima excelente y una tranquilidad absoluta. Los animales vivían una existencia muy esplendorosa, después de mucho tiempo los dioses decidieron realizar la creación de los seres humanos para que les hicieran las adoraciones que ellos querían recibir y que los animales irracionales no les podían ofrecer a los dioses.
El dios Hunab Ku creador de la vida creó a los primeros seres humanos con la semilla del maíz, los demás dioses les dieron todo lo necesario para tener una vida feliz que pudieran construir sus ciudades así de esta manera aparecieron en el área maya muy bellas ciudades entre las que destacan: la ciudad de Uxmal, Chichen Itzá y otras muchas más. Para completar la felicidad del rey de la ciudad Uxmal el dios Hunab Ku le concedió su deseo de tener una hija hermosa y muy inteligente, para agradecer a su dios el rey de Uxmal decidió hacer una fiesta en honor a Hunab Ku para demostrarle todo su agradecimiento mandó a sus cazadores para que cazaran venados, faisanes, conejos, armadillos y una gran variedad de peces y ordenó a sus cocineros que prepararan las viandas más ricas y que prepararan mucho balché y el famoso ixtabentun que eran las bebidas alcohólicas más famosas del área maya. Posteriormente mandó las invitaciones a las personalidades más distinguidas de la región y desde luego al invitado de honor, después salió para admirar la belleza de su ciudad y en ese momento decidió que en el cuadrángulo de las monjas una explanada muy grande era el adecuado para realizar el convivio, les pidió a sus servidores que pusieran todas las mesas que cupieran en el cuadrángulo de las monjas y que sirvieran los alimentos, mientras esperaban la llegada de sus invitados, justo en esos momentos los choms que era aves con hermoso plumaje y con caireles preciosos en la cabeza y que volaban cerca del lugar decidieron bajar y comerse los alimentos que tenían a la vista, como eran muy glotones pronto dieron cuenta de las ricas viandas.
Cuando los invitados llegaron los choms no habían dejado nada de alimento el rey muy molesto pidió a sus guardias que los mataran, pero las aves se encontraban muy lejos de sus flechas y lanzas, apenado el rey pidió disculpas a sus invitados principalmente al dios creador de la vida; todos ellos habían visto la rapiña y se conformaron con los alimentos que de última hora fueron confeccionados.
Después de despedir a sus invitados el rey de Uxmal llamó a sus consejeros para que le pusieran un buen castigo a los choms. Lo primero que hicieron fue revisar el lugar en donde se iba a realizar la fiesta y encontraron muchas plumas de los choms, posteriormente quemaron las plumas hasta que estas se pusieron negras, después las molieron y las vaciaron en un recipiente de agua; el líquido desde luego se puso muy negro y decidieron simular que realizarían una nueva fiesta, ya que el rey de Uxmal le gustaban mucho las fiestas y cerca de cada recipiente con alimentos pondrían hilos que sujetan hojas de plátano que contenían el líquido negro muy bien guardado entre los adornos que pusieron en cada mesa.
Cuando los choms, que eran muy glotones, vieron desde las alturas las ricas viandas, bajaron para comérselas. Al iniciar su accionar los choms sintieron que un líquido les caía en el plumaje. Decidieron levantar el vuelo pero como el líquido era muy espeso, sus alas se pusieron pesadas y no podían volar con rapidez, por lo que decidieron volar hacia lo alto y era tanto su miedo que se acercaron mucho al sol y por eso sus alas se volvieron negras, la cabeza les quedó pelona y el cuello quedó lleno de ampollas y además de ese castigo el dios Hunab Ku los castigó para que toda la vida comieran basura y carroña.
Esta es la triste historia del animal que nosotros conocemos como zopilote. Que después de haber sido uno de los animales más bellos del Mayab, se convirtió en un animal feo y comedor de carroña, ya nunca más volvería a comer las ricas viandas que disfrutó en el pasado.

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