◘ PROGRAMA NACIONAL DE SOLIDARIDAD

Desde el inicio de su administración. Carlos Salinas de Gortari puso en marcha el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL). Se presento como un programa especial para combatir las necesidades más apremiantes en alimentación, vivienda, educación y salud de la población con menos recursos. Es decir, los grupos urbanos populares, los campesinos de escasos recursos y los grupos indígenas. El programa se exhibió como “el rostro humano” de la política económica neoliberal.

Como esta perspectiva, se esperaba que los ajustes económicos de fondo permitirían la incorporación productiva de estos sectores a la vida económica del país y, consecuentemente, la superación definitiva de sus condiciones de carencia. Esto es, si la política económica neoliberal resultaba exitosa, por su mismo éxito iría incorporado a los sectores de manos recursos a actividades económicas más redituables, que a su vez los ayudarían a superar su condición de pobreza.

El esquema básico del PRONASOL fue el de realizar proyectos de colaboración con los beneficiarios del programa establecido mecanismos de obligación y responsabilidad compartida, a través de los cuales el gobierno aportaba recursos técnicos y financieros, y los participantes básicamente su trabajo. Por ejemplo, el gobierno federal daba un pequeño monto de dinero para apoyar el cultivo de maíz, los campesinos en cuestión tomaban los recursos y en vez de devolverlos, tenían la opción de aportar su trabajo en las obras públicas de la comunidad (reparar calles, pintar edificios públicos, etc.). De esta manera, se apoyaba directamente a los productores, se abatía en parte la demanda de servicios públicos en la localidad y se prescindía de una banca oficial de fomento que era costosa.

También se intentaba lograr que los apoyos económicos fueran recibidos de forma directa por la población, a través de las instancias del propio programa, básicamente los presidentes municipales y los beneficiarios. La intención explícita era la de evitar intermediaciones y malos manejos de los recursos porque el gobierno había cerrado algunas instituciones de la banca oficial de fomento pues las consideraba burocracia costosa e ineficiente.

El mensaje a la población era que no había nuevas instituciones similares. Por ello, se manejaba la “entrega directa de recursos” para que las comunidades no sintiesen que los recursos se quedarían en manos de la burocracia gubernamental, como era antes.

Otra expresión empleada respecto a los apoyos fue “crédito a la palabra”. Con esta el gobierno manifestaba su confianza en los productores directos, de modo tal que les hacía ver que les entregaba dinero sin pedir ningún tipo de aval. Este tipo de manejo, en realidad tenía otra intención: la de reforzar las relaciones clientelares entre las autoridades vigentes en ese entonces abrumadoramente priistas y las poblaciones de menos recursos que eran su cantera de votos en los procesos electorales.

Durante los primeros años de la administración salinista, los programas de asistencia social como el PRONASOL parecieron funcionar adecuadamente. Por ejemplo, los campesinos pobres que recibieron recursos para la producción sentían este apoyo como algo positivo; pero, a la larga, los recursos recibidos no permitían superar definitivamente las deficiencias productivas (falta de capital, tecnología atrasada, dependencia de las lluvias, etc.). De este modo, los recursos del PRONASOL resultaron insuficientes para revertir la situación negativa, misma que se iba agravando conforme la economía de mercado se desarrollaba más plenamente y los subsidios a los productos populares (maíz, leche, tortillas) fueron desapareciendo.

Si económicamente el PRONASOL solo significo un remedio temporal para el malestar social, en política resulto más eficiente ya que los cuantiosos apoyos vertidos a la población se utilizaron con fines políticos y permitieron fortalecer las viejas relaciones clientelares del PRI. Es decir, en cierta forma, se condiciono la recepción de los recursos a cambio del voto y esto, en general, dio nuevo poder a los presidentes municipales para manejarlos de manera conveniente. Para tener una idea más precisa sobre lo que ocurría, baste recordar que en las elecciones federales de 1991, a mediados del sexenio salinista, el PRI recupero una enorme cantidad de votos que tres años atrás había perdido.

Para 1992 el presidente Salinas envió una iniciativa de ley a las Cámaras, a través de la cual se convertiría el PRONASOL en una nueva secretaria de Estado, la Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL). La SEDESOL funciono con buenos recursos a lo largo de todo el sexenio, ampliando la cobertura de pequeños créditos y apoyos a varios millones de mexicanos. La dirigió principalmente Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien a fines de 1993 se convirtió en el candidato a la Presidencia de la republica para el sexenio siguiente (1994-2000) por el PRI.

 
ACTIVIDAD

1 ° ¿Quién puso en marcha el programa nacional de solidaridad?

2 ° ¿Qué se esperaba que los ajustes económicos permitieran?

3° ¿Si la política neoliberal resultaba exitoso a donde iría incorporado?

4° ¿Cuál fue el esquema básico del PRONASOL?

5° ¿En qué consistía el apoyo de “crédito a la palabra”?

6° ¿Qué otra intención tenia este tipo de manejo?

7° ¿Por qué a la larga los recursos recibidos no permitían superar definitivamente las deficiencias productivas?

8° ¿Si económicamente el PRONASOL solo significo un remedio temporal para el malestar social, en política como resulto?

9° ¿Cómo funciono la SEDESOL a lo largo de todo el sexenio?

10° ¿Quién dirigía la SEDESOL?