martes, 23 de febrero de 2010

Camarón que se duerme

Camarón que se duerme

Marcos Witt

Cuando entró a su casa, la señora se dio cuenta que alguien había entrado para robarse algunas cosas. En la sala encontró varios muebles movidos, el estéreo, una televisión y una videograbadora en el centro, como si hubieran recolectado todo ahí, para llevárselo después. Sin pensarlo un momento más y aún bastante enojada, llamó a la línea telefónica de emergencia y solicitó la presencia de la policía para levantar un acta, denunciando el crimen.

Al llegar la policía unos minutos más tarde, juntos comenzaron a investigar toda la casa para dar fe de todo lo que posiblemente se hubieran llevado los ladrones. Siendo muy grande la casa, se tardaron en llegar a la recamara principal, que quedaba en la segunda planta. Al acercarse a está, la señora oyó el sonido de agua corriendo que venía del baño. "No dejé agua corriendo cuando me fui de la casa", les explicó a los oficiales. Entraron al baño con mucho cuidado y con las armas en la mano. Lo que se encontraron ahí no tiene nombre… ni usted se lo imagina. El ladrón había llenado de agua la tina, le había puesto baño de burbujas y se encontraba profundamente dormido en la misma. Aparentemente había decidido descansar antes de continuar en su " labor". ¡Qué sorpresa recibió el hombre cuando lo despierta la policía para arrestarlo!

Esta escena la vi en un programa donde distintas personas envían sus videos de acontecimientos verdaderamente increíbles y verídicos. Al verla, inmediatamente me sucedieron dos cosas:

1) Casi me tiro al piso de la risa que me pegó. Después de recuperarme, me pasó la segunda cosa:

2) Me acordé de muchos cristianos y su caminar con el Señor. Desafortunadamente hay muchos cristianos que se encuentran en la tina de su comodidad haciendo nada, mientras hay tanto que hacer. Descansan tanto que nunca hacen nada.

Hay un dicho popular que dice: " Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente".

En el caso de este ladrón (camarón), el dicho resultó siendo muy cierto. Solo que en el caso de él la "corriente" resultó siendo la policía.

Leamos Lucas 19:41-44: "Y cuando llegó cerca de la cuidad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo tu visitación”.

En esa ocasión, Jesús lloró sobre la cuidad de Jerusalén. Se entristeció al saber que los habitantes de esta gran cuidad no conocieron el tiempo del Señor para ellos.
"Por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación". Palabras fuertes y merecedoras de nuestra meditación. ¡Cuántos no hemos sabido discernir nuestro momento de visitación!

En estos días, Dios está llenando la tierra de su Gloria como nunca antes en la historia del hombre. Mientras tanto, habemos demasiados cómodamente echados en nuestra tina de agua, disfrutando de los lujos de nuestros tiempos modernos. No es hora de estar viviendo por nuestra comodidad. No es hora de estar viviendo para conseguir ambiciones egoístas. No hay tiempo para perder en cosas insignificantes. Es tiempo de hacer que cada momento cuente para la gloria de su nombre. Tenemos que hacer que cada día sea un día único, especial y productivo para la causa de su Reino. No podemos dejar que nos lleve la corriente. Hay mucho que hacer en estos últimos tiempos.

¡No se haga el ridículo! Que no lo encuentren en la tina dormido a la hora de tener que estar despierto. Sepamos valorar los tiempos del Señor.

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