jueves, 26 de agosto de 2010

Derrame de Petróleo en el Golfo de México

Este 22 de Abril pasado se detectó un grave derrame de petróleo en el Golfo de México. Coincidentemente, el desafortunado accidente ocurrió el mismo día en el que se celebraba en el mundo entero el Día de la Tierra. Este derrame de petróleo ocurrido en el Golfo de México supone un verdadero desastre ecológico, una nueva amenaza para el medio ambiente.


El derrame de petróleo ya ha alcanzado más de 1.550 km2 y continúa avanzando hacia la zona del este y va desde las costas de Luisiana hasta las costas de Alabama y de Misisipi. Técnicos de British Petroleum han hecho todo lo posible por detener el vertido petrolero y, para ello, han utilizado unos vehículos robóticos submarinos que fueron sumergidos en el agua del Golfo de México a más de un kilómetro y medio de profundidada. Sin lugar a dudas, el desafortunado acontecimiento ya ha sido caratulado como “desastre ambiental” y hay alarma por la “marea negra”. El objetivo fundamental de los técnicos así como el de la gente del Servicio de Guardacostas es ocuparse de controlar el pozo afectado, detener el vertido, socorrer y limpiar la zona.



La degradación de la capa de ozono


La destrucción de la capa de ozono es uno de los problemas ambientales más graves que debemos enfrentar hoy día. Podría ser responsable de millones de casos de cáncer de la piel a nivel mundial y perjudicar la producción agrícola. Sin embargo podemos cobrar ánimos, ya que ha motivado a la comunidad internacional a acordar medidas prácticas para protegerse de una amenaza común.
Durante los últimos años, la capa de ozono, se ha debilitado formando un verdadero agujero, que en algunos sectores ha producido disminuciones de hasta el 60% en la cantidad de ozono estratosférico. Este desgaste se debe al uso de un componente químico producido por el hombre, los clorofluorocarbonos (CFC) de productos, como los aerosoles, disolventes, propelentes y refrigerantes. La acción de estos gases en la Estratosfera libera átomos de Cl a través de la radiación UV sobre sus enlaces moleculares; cada átomo de Cl destruye miles de moléculas de Ozono transformándolas en moléculas de dioxígeno.


El nivel excesivo de la radiación UV (especialmente la A y la B) que llegue a la superficie de la Tierra puede perjudicar la salud de las personas, en patologías como: aparición de cáncer de piel; lesiones en los ojos que producen: cataratas, la deformación del cristalino o la presbicia; y deterioro del sistema inmunológico.


A nivel de fauna, el aumento de los rayos UV daña a los ecosistemas acuicos se ha visto que el daño en algunas zonas de aguas claras alcanza hasta 20 mts. de profundidad, siendo su consecuencia la pérdida de fitoplancton (base de la cadena alimenticia marina).



La mejor forma de asumir una actitud responsable es el fomento y el desarrollo de una educación sustentada en valores y principios ambientales para que nuestras generaciones futuras puedan disfrutar de este maravilloso planeta llamado Tierra.