jueves, 14 de enero de 2010

"Sean perfectos..." Mateo 5:48

Texto: "Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto" Mateo 5:48 (NVI).

¿Alguna vez habías leído, o escuchado citar este texto? ¿Te has puesto a pensar en el contexto en que se encuentra?

Entre los estudiosos de la Biblia se cita el siguiente pensamiento: "Un texto fuera de contexto es un pretexto..." Es decir, el contexto en el que se encuentra una frase o pensamiento ayuda a definir el sentido que el autor de dicha frase o pensamiento quiso hacerlo.

Personalmente fue una sorpresa grata cuando caí en conciencia sobre el contexto en el cual se encontraba el mandato de Cristo, "por tanto, sean perfectos..." Es decir, Jesús está aterrizando, concluyendo con una serie de pensamientos que desembocan y definen en la perfección de acuerdo a los parámetros de Dios. Te invito a escuchar uno de esos pensamientos: "Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos" Mateo 5:44,45 (NVI).

¿Te das cuenta de lo que te digo? ¡Cuando Jesús está hablando de perfección en este texto lo está haciendo desde la perspectiva de amar a nuestros enemigos! Por alguna razón nosotros, los adventistas, nos proyectamos automáticamente a elementos de obediencia y guardar los mandamientos, y aunque son necesarios, Jesús no se refiere a ellos en este momento, sino que hace referencia al amor hacia los enemigos como definidor de nuestra perfección, como bien Jesús lo distingue en el v45 donde se menciona que Dios manda su sol sobre justos e injustos.

¿Te acuerdas de la historia del joven rico (Mateo 19:16-22)?, donde un joven en su búsqueda de la vida eterna preguntó qué debía hacer. Jesús hace referencia a los mandamientos a los que el joven asegura haber guardado desde su juventud. Entones Jesús hace referencia una sola cosa que a este joven le hace falta: vender todo lo que tiene y darlo a los pobres... El joven no está dispuesto a amar a otros como a sí mismo (Mateo 22:39)... Y es que la obediencia sin amor no tiene validez (1 Corintios 13:1-3), y es en el amor sincero a quienes nos rodean que nuestra vida Cristiana adquiere validez (1 Juan 3:14).

Quiero concluir citando pensamiento del libro El Camino a Cristo: "El trabajo desinteresado por otros da al carácter profundidad, firmeza y amabilidad parecidas a las de Cristo; trae paz y felicidad al que lo realiza. Las aspiraciones se elevan. No hay lugar para la pereza o el egoísmo. Los que de esta manera ejerzan las gracias cristianas crecerán y se harán fuertes para trabajar por Dios. Tendrán claras percepciones espirituales, una fe firme y creciente y un acrecentado poder en la oración. El Espíritu de Dios, que mueve su espíritu, pone en juego las sagradas armonías del alma, en respuesta al toque divino. Los que así se consagran a un esfuerzo desinteresado por el bien de otros, están obrando ciertamente su propia salvación" (pp79-80).

La salvación no se encuentra en escuchar sermones bonitos y músicas especiales que nos hacen llorar. La salvación se encuentra en el amor y servicio desinteresado, como el de Cristo, hacia los demás.

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