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Frases de «El mejor lugar del mundo es aquí mismo» de F. Miralles y C. Santos

25 Mar

Según los estudiosos, cada día tenemos unos sesenta mil pensamientos. Positivos y negativos, banales y profundos. No hay que juzgarlos: son como nubes que pasan. Somos responsables de lo que hacemos, pero no de lo que pensamos. Por eso, cuando alguna idea te angustie, simplemente ponle la etiqueta «pensamiento» y déjala pasar.

La oscuridad todo lo revela.

Cuando enterramos los momentos de felicidad renunciamos a lo mejor de nosotros mismos. Uno puede echar por la borda muchas cosas, pero nunca esos momentos.

El pasado está en todas partes, pero no lo vemos.

La felicidad sólo la pueden experimentar en toda su intensidad los que han vivido grandes altibajos, porque es un juego de contrastes. Los que nadan siempre por el espectro medio de las emociones, nunca conocerán la esencia de la vida. Esa es la enseñanza del pozo: a veces hay que tocar fondo para entender la grandeza del cielo.

Te lamentas continuamente de cosas que dejaste de hacer o que hiciste mal en el pasado, como si eso sirviera ahora de algo. ¿Por qué no te perdonas y aceptas que hiciste lo mejor que sabías en cada momento y lugar? La gente tiene derecho a evolucionar. ¡Y los años han de servir para algo más que echar canas!

La poesía es besar la vida misma. Podemos estar rodeados de belleza, pero si no interactuamos con ella, nuestra relación será de baja intensidad. Así como los amantes se excitan mutuamente y aumentan su deseo, también la belleza exige ser reconocida para desplegar todos sus encantos.

No creo en ninguna idea que no pueda escribirse en el reverso de una tarjeta.

Pensar es salir del presente para ir a pescar a las aguas del pasado o del futuro. Sin embargo, la experiencia es siempre presente. Esa es la ecuación.

El pasado de unos es el futuro de otros.

El azar ordena el mundo más a fondo de lo que suponemos.

Vive cada día de tu vida como si fuera el último.

Los sueños están listos para hacerse realidad. Sólo deja que ocurran. Esta vida es una página en blanco. Escribe en ella lo que quieras.

Los japoneses dan mucha importancia tanto a la elección de las materias primas como a la presentación. Los tres platos de nuestra cena están elaborados con tres técnicas diferentes: el primero se sirve crudo, el segundo está poco cocinado y el tercero requiere una elaboración lenta. Para ellos, es un modo de recordar que en la vida todo tiene valor: lo simple pero valioso, lo que podemos conseguir a corto plazo y lo que tardamos mucho tiempo en lograr. Al final, todo termina con una taza de té verde y amargo, como la muerte.

Nadie consigue una muerte feliz si siente vacío el estómago de la vida.

Antes de marcharte, debes hacer las paces con el mundo y con la gente a la que quieres. Empezando por ti mismo.

Si la vida ha sido plena, morir se vive como algo natural.

Tú eres un bol repleto de arroz blanco. Algo que nunca puede faltar. Sencillo, pero nutritivo. Ni muy cargante, ni muy ligero. Valioso en su propia naturaleza, ya que tiene la capacidad de absorber todos los sabores de la vida.

Un camino de mil millas comienza con un primer paso.

La vida se entiende mirando al pasado, pero sólo puede vivirse mirando al futuro.

No llores porque las cosas han terminado. Sonríe porque han existido.

Olvida el pasado. Olvida lo que viene a continuación. Ahora tú estás en ninguna parte y en todas partes.

Soñar con los ojos abiertos es un arte que se aprende en la escuela secreta del crepúsculo.

Un encuentro, una oportunidad.

Todos debemos ir alguna vez a lugares que nos entristecen. De la tristeza también se aprende mucho.

La vida es una calle de sentido único.

La muerte sólo es triste para quienes no se han atrevido a vivir.

 
1 comentario

Publicado por en 25 marzo 2012 en FRASES Y PENSAMIENTOS

 

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Una respuesta a “Frases de «El mejor lugar del mundo es aquí mismo» de F. Miralles y C. Santos

  1. Paz

    18 julio 2013 at 21:37

    Así como el cerebro, piensa, el corazón es músculo del sentimiento.
    Creemos que solo es para bombear sangre y otras funciones
    específicas. Lo anestesiamos y arrumbamos, arrinconado y prisionero
    en el baúl de los recuerdos. Pocas veces apreciamos y usamos dando
    sentido. Lo dibujamos como simbolo de enamoramiento, pero sigue
    ahí dentro, marcando el paso, cual reloj del tiempo en su danza de las
    horas. Y solamente uno, no enduplicado. Difícil reemplazarlo en un mundo
    con déficit de dadores y valores. Es que es un mundo con gente que
    tiene corazón. pero no tiene corazón. Somos, contradicciones vitales,
    de principio a fin.

     

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