KENPO IPN

Nadie sabe a ciencia cierta como y cuando se originaron las artes marciales. Desde que el ser humano tuvo la necesidad de defenderse, tanto de animales salvajes, del medio, como de otros seres humanos, diseñó métodos de defensa para salvaguardar su seguridad y la de su gente. El Kenpo en general es un arte marcial que va evolucionando constantemente; prueba de eso es que existen tantos estilos actualmente.El estilo de Kenpo que se ha practicado originalmente en el IPN es el Di Er Dai Kenpo, que fue creado por el profesor Mac. Cimas (†). Fueron muchos los cinturones negros que se graduaron en este estilo, de los cuales solo los profesores Arturo Ferra en la ESIME Azcapotzalco y Francisco F. Bautista en la ENMyH, siguen enseñando el estilo original del Profesor Cimas, el original Kenpo IPN.

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El secreto de la vía del sable

Un joven fue un día a acercarse a un Maestro de Kenjutsu para ser un alumno. El maestro acepto y dijo: “A partir de hoy, tu irás cada día a cortar troncos en el bosque y a buscar el agua en el río.” Esto fue lo que el joven hizo. Después de tres años, se dirigió al maestro y le dijo: “Yo he venido para aprender la esgrima y hasta ahora ni siquiera pasé la puerta del Dojo...”.
“Muy bien, -le dijo el Gran Maestro-, pues hoy tu entraras.” Sígueme. Y desde este momento, tú haces toda la marcha alrededor de la sala, pisando cuidadosamente el borde del tatami pero sin traspasarle jamás...
El discípulo practicó el ejercicio durante un año, al fin del cual él se encolerizó hasta tal punto que se dirigió al Maestro y grito: “Me voy, no he aprendido nada del arte que vine a aprender, me voy...”
“No, -le dijo el Maestro- hoy voy a continuar enseñándote. Ven conmigo...”
El Maestro llevó al joven frente a una montaña, seguidamente al borde de un precipicio enorme. Un tronco de árbol estaba haciendo de puente sobre el vacío...
“Pues bien, pasa para el otro lado”, dijo el Gran Maestro al discípulo, que estaba lleno de terror.
Mirando al abismo, lleno de miedo y de vértigo, el joven estaba paralizado. En ese momento llega un ciego, que tanteando con su caña, sin rechistar, se mete sobre el frágil pasaje y pasa tranquilamente.
No fue preciso más para que el joven perdiera el miedo y a su vez pasará rápidamente al otro lado.
Su maestro le grita: “Tu dominaste el secreto de la esgrima: abandonar el ego, no temer a la muerte, ser indiferente a las circunstancias adversas. Cortando troncos, desarrollaste la musculatura, marchando con atención al borde del tatami perfeccionaste tu equilibrio, y mira, hoy tu comprendiste el secreto de la “Vía”, creo que serás entre todos el más fuerte...