lunes, 16 de mayo de 2011

HECHOS IMPORTANTES DE LA REVOLUCION MEXICANA

HECHOS IMPORTANTES DE LA REVOLUCION MEXICANA


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Finalmente, los principios sociales y agrarios quedaron plasmados en la Constitución de 1917, aunque muchas veces resultan ser una utopía, porque no se aplicaban e interpretaban en su justa dimensión.
Entre 1910 y 1914, entonces, la situación de Jalisco, salvando las generalizaciones a cargo del gobernador López Portillo y Rojas y de los sectores pudientes de la sociedad tapatía, es de una acusada calma que, sin omitir las dificultades económicas de los tiempos que se viven, explican la marcha ordenada de los negocios. En especial, el comercio, y la actividad de más larga duración en esta región del occidente mexicano, presenta una expansión característica
En contraste, no debe dejar de mencionarse la crisis crónica de la minería, agravada visiblemente durante los años que se extienden de 1914 a 1917, período que coincide en la entidad con la aplicación de las primeras reformas constitucionalistas, y tampoco hay que dejar de lado la difícil situación de la industria textil hacia 1917 que condujo, en algunos casos, al cierre de fábricas.
Dificultades adicionales se derivan de la paralización de los ferrocarriles, especialmente entre 1911 y 1914 y, desde luego, de lo que ya se mencionó: los minúsculos y en algunos casos pintorescos levantamientos armados puestos a veces entre las comillas de la imprecisión como "revoluciones de bolsillo"
Antes de 1908, no hubo en Jalisco una oposición al Gobierno verdaderamente organizada. Más bien se manifestó en reducidos grupos de estudiantes, profesionistas y ciertos mineros y obreros textiles que llevaron a cabo algunas huelgas.
Pero en febrero de 1908, Porfirio Díaz manifestó a un periodista norteamericano su deseo de retirarse pronto del poder y el agrado con que vería a un partido de oposición para las elecciones de 1910.
Acompañado de Roque Estrada, Francisco l. Madero estuvo en Guadalajara en diciembre de 1909. Pese a los obstáculos puestos por el Gobierno, pudo llevar a cabo un mitin que patentizó una gran popularidad; pero mayor aún resultó la concurrencia en mayo de 1910, cuando volvió a Guadalajara ya como candidato formal a la Presidencia de la República y con un proyecto más preciso en el que, además de las instancias de corte político, que había manejado antes, resumidas en el lema "Sufragio efectivo. No reelección", brotaban también algunas demandas sociales y sobre todo, económicas.
El 11 de diciembre, Medina derrotó a los carrancistas e hizo que Diéguez se retirara a Ciudad Guzmán, de manera que, en cuanto lo alcanzó Villa, pudieron entrar juntos a Guadalajara sin mayor dificultad. Aquí fueron recibidos con grandes muestras de entusiasmo, dada la esperanza de que anularían las disposiciones constitucionalistas. En primer lugar, Villa nombró gobernador de Jalisco a Julián Medina, quien de inmediato prohibió la moneda carrancista y puso en circulación la propia; a su vez, el "Centauro" prometió seguridad tanto al trabajo como al capital y decretó que los inmuebles de la clase acomodada, confiscados por el general Diéguez.
Otros consideran que la Revolución Mexicana fue un desacierto de nuestro país, por no haberse buscado ni tenido la capacidad de entendimiento para lograr avances sociales y que por culpa de intereses que luego fueron llamados usurpadores, constitucionalistas, liberales y revolucionarios, propiciaron el correr de tanta sangre que finalmente se mezclaba y llegaba a ser una sola, de hombres y mujeres mexicanos, quienes en su mayoría jamás comprendieron el motivo de su lucha.
Finalmente, los principios sociales y agrarios quedaron plasmados en la Constitución de 1917, aunque muchas veces resultan ser una utopía, porque no se aplicaban e interpretaban en su justa dimensión.
A partir de ese suceso se profundizaron las diferencias entre las facciones que habían luchado contra Huerta, lo que desencadenó nuevos conflictos. Carranza, jefe de la Revolución de acuerdo con el Plan de Guadalupe, convocó a todas las fuerzas a la Convención de Aguascalientes para nombrar un líder único. En esa reunión Eulalio Gutiérrez fue designado presidente del país, pero las hostilidades reiniciaron cuando Carranza desconoció el acuerdo. Después de derrotar a la Convención, los constitucionalistas pudieron iniciar trabajos para la redacción de una nueva constitución y llevar a Carranza a la presidencia en 1917. La lucha entre facciones estaba lejos de concluir. En el reacomodo de las fuerzas fueron asesinados los principales jefes revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923, y Obregón en 1928.
En el centro del país, por el hecho que la población tuviera un carácter urbano-industrial y el control mantenido por el ejército huertista, la rebelión tuvo un débil desarrollo. En el estado de San Luis Potosí se levantaron en armas los hermanos Cedillo

Después del comienzo de la revolución mexicana, la situación financiera comenzó a complicarse y en 1914- en medio de las violentas luchas entre fracciones políticas- el gobierno federal  suspendió  pagos sobre la deuda externa. Para entonces, el valor nominal  de la deuda pública consolidada era de aproximadamente 300 millones de dólares, al que había que agregar otros 300 millones de los bonos externos pagaderos en oro de la empresa paraestatal de Ferrocarriles Nacionales de México
   La resolución final de la deuda mexicana dependió, por lo tanto, de un complejo conjunto de factores militares, políticos y financieros. El hecho de que el gobierno mexicano se mostrase dispuesto a apoyar el esfuerzo bélico aliado indujo a la Administración Roosevelt a presionar tanto a las compañías petroleras como al Comité Internacional de Banqueros para que aceptasen una reducción importante de sus exigencias. Las compañías petroleras recibieron 23 millones de dólares por las propiedades nacionalizadas. Los tenedores de bonos tuvieron que aceptar un sacrificio mayor. De acuerdo con el pacto final firmado en 1942 por Lamont y el secretario de Hacienda, Eduardo Suárez, los tenedores de títulos mexicanos debían aceptar la cancelación de aproximadamente un 80 por 100 del valor nominal de los bonos. En consecuencia, el valor de la deuda externa mexicana fue reducida de aproximadamente 500 millones a 100 millones de dólares. Un acuerdo similar fue firmado con los accionistas de la empresa paraestatal de Ferrocarriles Mexicanos por medio del cual los inversores extranjeros recibieron un pago en efectivo de 100 millones de dólares por propiedades originalmente valuadas en diez veces esa suma.  En otras palabras, se canceló el 80 por 100 de la deuda externa mexicana. 

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