iv. democracia, no violencia y paz


Un desarrollo sostenible permite a la Tierra, conservando su belleza, su integridad y sus abundantes pero limitados recursos, satisfacer las necesidades actuales de toda la humanidad de manera incondicional. Pero lo hace de forma que la Tierra pueda reproducirse, regenerarse y continuar su evolución, como lo ha hecho durante cuatro mil quinientos millones de años, satisfaciendo así también las necesidades de futuras generaciones.
La forma actual de desarrollo, a nivel mundial, es absolutamente insostenible. Se dijo por el club de roma que de persistir éste modelo de vida, la humanidad podría sufrir el mismo destino que los dinosaurios
La Carta habla de desarrollo sostenible, pero no hace de él su postulado central. Ese desarrollo sostenible, entendido en un sentido técnico, es lo que predomina en documentos oficiales de gobiernos y organismos internacionales. Tan abusivo ha sido su uso, que la palabra sostenibilidad (desde su nacimiento en el Informe Brundtland), se ha ido vaciando de contenido hasta equipararse a una mera técnica medioambiental, utilitaria
Sólo con una declaración no se transforma el mundo. El destino habitual de una declaración de éstas es el “panteón de declaraciones ilustres”: se proclaman, se celebran, todo el mundo está de acuerdo con lo que dice, y casi nadie hace por cumplirlo. Finalmente, se le pone un hermoso marco, y ahí se queda.
Ésa no parece ser la finalidad de la Carta de la Tierra. Tiene voluntad de ser una referencia no sólo teórica, sino también en el derecho internacional, y de ahí su intención de ser reconocida por las naciones unidas. Para que así pueda ser, y también para que esa referencia sea operativa, eficaz, está el movimiento o Iniciativa. Ésta es una diferencia fundamental con otras declaraciones.
Además no quiere ser sólo un documento oficial, sino sobre todo un texto inspirador en la vida real para personas, grupos y organizaciones.
No lo es si por ecologia se entiende sólo una técnica medioambiental, como durante tanto tiempo se ha hecho.
Pero si se recupera el sentido genuino de la ecología, como ciencia de nuestra casa, la Tierra, y cuanto en ella habita, realmente toda la Carta de la Tierra es pura ecología. De la mejor: sostenible(esto es, que aúna ecología con desarrolllo económico y social) y solidaria (que cuida de toda la comunidad de la vida, de todos los seres vivos, humanos o no).
La ecología se inserta así en una perspectiva global, expuesta con brillantez en el Preámbulo y en el texto final, y desplegada en una actitud de cuidado y respeto, justa y de paz, además de ambiental y sostenible. La ecología es el pilar básico de la Carta, alrededor del cual se articulan todas las demás cuestiones.