Instrumento Escogido

Deseo hablar sobre instrumentos, sobre instrumentos escogidos.

Un instrumento es un objeto, utensilio o herramienta del que nos servimos en el ejercicio de artes y oficios para realizar un trabajo; es decir todo aquello de lo que nos servimos para hacer un trabajo bien hecho.

Por lo tanto, un instrumento escogido puede ser, lo que se emplea para alcanzar un determinado objetivo; incluso puede que, llegado el caso, sea una persona la que nos ayude a alcanzar el objetivo deseado, convirtiéndose esta en el instrumento escogido.

En el libro de Hechos, capítulo 9, versos del 10 al 19, encontramos al Señor hablando con un tal Ananías e indicándole que vaya en busca de Saulo de Tarso, perseguidor de la Iglesia y que ore por él, porque era el instrumento escogido por el Señor, para llevar su nombre a las naciones.

Pero no vamos ha hablar de Pablo, este es muy conocido por todos los creyentes, incluso por los que no lo son; hablaremos de Ananías.

De Ananías sabemos muy poco, solo menciona la Biblia que era un discípulo del Señor Jesucristo, que tenía un buen testimonio y que vivía en Damasco.

Pero con lo poco que sabemos de él, podemos tener muy claro que era un instrumento escogido; conocía la voz del Señor, su relación con él era fluida y estaba a su servicio; además imponiendo las manos, sanaba en el nombre de Jesús y transfería el Espíritu Santo.

Fue Ananías el instrumento escogido, que el Señor utilizó para separar otro instrumento escogido para él.

Quizá al correr de los años y llegar a los oídos de Ananías, como y de que manera, utilizaba el Señor a Pablo, se dijera a si mismo –y pensar que yo no quería orar por él-. Que orgulloso se sentiría al formar parte del plan que Dios tenía para llevar su palabra a los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel.

Y aunque no lo mencione la Biblia, Pablo parece sentirse también orgulloso y agradecido por Ananías; se entiende esto, debido a la forma en que describe el buen testimonio que se tenía de él y en la manera tan afectuosa y cordial, en la que relata el encuentro que tuvo con Ananías, y lo que este le dijo con mucha sencillez, de parte del Señor. (Hechos 22: 12-16)

Generalmente al oír hablar mucho de un hombre o una mujer que el Señor utiliza grandemente, nunca nos viene a la mente que ellos también tuvieron sus principios en Cristo, que alguien tuvo que hablarles del Señor y de su evangelio; que también tuvieron que arrepentirse de sus pecados, que se tuvo que orar por ellos, y quizá incluso necesitaron liberación de algunas ataduras. Se nos olvida, con demasiada frecuencia, que son hombres y mujeres como nosotros.

Siempre hay alguien desconocido que está esperando ser utilizado por el Señor; alguien como Ananías que pueda reconocer la voz de Cristo y decir: Heme aquí, Señor.

Uno de los predicadores mas famosos de todos los tiempos, Charles H. Spurgeon, también tuvo su Ananías, fue un hombrecito insignificante y sin cultura, que ni siquiera pronunciaba correctamente las palabras que leía, pero no importó, supo transmitir con acierto el mensaje que Dios tenía, para el joven Spurgeon. Este desconocido fue el instrumento escogido por Dios para levantar a un hombre, que llevó a los pies de Cristo a miles de personas.

También es de todos conocido Billy Graham, este fue el único junto a un amigo que después de varios días de una campaña evangelística, que aparentemente resultó un fracaso, se entregara al Señor; el instrumento que escogió el Señor en este caso fue a un predicador llamado Mordecai Hamm, para separar al joven Guillermo Franklin Graham y convertirlo en uno de los evangelistas más grandes de los últimos tiempos.

No sabemos, hasta llegado el caso quien pueda ser un instrumento escogido por el Señor, pero lo que sí podemos saber es que siempre hay personas dispuestas a ser utilizadas por Él; generalmente suelen ser son hombres y mujeres que dedican el mayor tiempo posible a la intercesión, personas anónimas desconocidas para muchos, pero muy conocidas por el Señor.

Quiero recordar a través de este artículo a la persona que utilizó el Señor para llevarme a los pies de Cristo; quiero darle las gracias porque oyó la voz de Dios y no fue reacio a su mandato, porque hoy puedo decir que gracias a él, soy también un instrumento escogido en las manos de Dios.

Y deseo sinceramente, que los que lean este texto, recuerden que ellos también son instrumentos escogidos por Dios, debido a que un tal “Ananías” en cierta ocasión les dijo: El Señor Jesús te ha escogido, y me ha enviado a ti para que te hable de Él.

Para que sean agradecidos y no olviden a esa persona, humilde quizá, y tal vez sin mucha cultura, que el Señor les envió un día y que casi ya no recuerdan; para que le tengan en cuenta, aunque ahora estén al frente de grandes congregaciones y posean todo tipo de doctorados y licenciaturas; y aunque viajen por todos lo países de la tierra y su nombre sea muy conocido, que nunca olviden que todo se debe a un desconocido, que el Señor les envió.

Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. (Col. 3:15)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

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