Los mangoneados

Somos un país sin virilidad.
No importa si el más fuerte tiene o no la razón, lo que indigna es la condición a la que se nos reduce a los guatemaltecos mangoneados, porque molesta que otros vengan a nuestra casa y nos digan qué hacer y punto, evidenciando así nuestra impotencia. Somos un país sin virilidad (me refiero al sentido más allá de género), con la mano extendida para recibir limosna, incapaces de vivir y organizarnos por nuestra propia cuenta. Siempre aceptando y aguantando. Otros nos obligan fundados en el poder de su fuerza o fortuna, tanto delincuentes de esta tierra como supuestos amigos de afuera, creyendo que nos ayudan pero sin escucharnos, atenidos a su mirada torcida y olvidados de su culpa, porque como dijo Sor Juana Inés de la Cruz: “hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”.


A Guatemala la arruinó la riqueza de la droga que consume el primer mundo. Los cargamentos pervirtieron a nuestra sociedad endulzando los bolsillos de la corruptela. Esa riqueza no tradicional cambió nuestra configuración patria, motivó un poder paralelo enquistado en las instituciones, invisible o visible, donde la víctima es el pueblo.

La comunidad internacional presume de su abundancia y avance, principalmente los europeos, quienes sin darse cuenta nos menosprecian. Buscan cumplir una agenda que es de ellos, que aplica en su mundo, pero que aquí ni se acerca a lo esencial. No entienden nuestro problema porque no escuchan, porque imponen y pervierten con sus dádivas a quienes se agachan. Y aún peor la acción de la inevitable caballería yanqui, que acaba de venir a machucarle la cola a nuestro Presidente, quien no tiene respaldo moral, porque le acaban de ordenar como a un títere que acepte a la CICIG o se acabó la limosna. Linda la extorsión, ¿verdad? Pagamos a los cuidacarros o nos rayan el vehículo. Los transportistas pagan la extorsión o mueren. Y ahora hasta la CICIG se nos impone, institución que debería de reaccionar avergonzada, porque de esta manera ya está participando de la impunidad.

Si los norteamericanos nos quieren ayudar pues que liberen en su país el consumo de la droga, y aquí se terminará de inmediato el tráfico ilegal. O si nos quieren gobernar que sea de manera digna, con ventajas, podrían ofrecernos la opción de convertirnos en estado asociado, o algo así, porque este país ya se sostiene gracias a los migrantes que trabajan como ilegales en su territorio. Que nos ofrezcan dignidad y legalidad, no más extorsión.

Publicado el 05 de marzo de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Méndez Vides
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150305/opinion/9462/Los-mangoneados.htm

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