Narrativa 1: La Vida de una Huérfana

Era una noche lluviosa y fría. El latido del corazón de Isabel era tan fuerte que se podía oír en medio de la fuerza del viento. No sabía para donde iba ni para donde llegaría. Lo único que quería era correr lejos de ese hogar; y eso fue lo que hizo. Corrió hasta que llego debajo de un puente donde podía estar protegida de su padre y de la lluvia. Tratando de recuperar su aliento, la niña empezó a recordar lo ocurrido. No podía borrar la imagen de su supuestamente padre de su mente. La vista del puño cerrado de su padre empapado con sangre que venía en contacto con la madre de la niña. Desde que la fábrica se quedo sin  negocio el padre se había quedado sin empleo, aun cuando Isabel todavía no había nacido. Apenas se podían soportar el esposo y la esposa. El esposo se la pasaba en cantinas sufriendo sus agonías y gastando lo poco de dinero que tenia la familia. Cuando llego a enterarse del embarazo de su mujer empeoraron las cosas. Puso todo su rencor en su esposa y la golpeaba por haberse embarazado y por no cuidarse. La madre nunca enseño el miedo que le tenía delante de los ojos de su hija. Cuando la madre oía la puerta cerrarse con un gran golpe mandaba a Isabel de prisa para el dormitorio. El golpe de la puerta era la señal de que el padre no estaba en un buen humor. Isabel podía oír los golpes desde el dormitorio pero jamás oyó los gritos de su madre. Su madre era fuerte y no permitía que su hija oyera su dolor. Siempre le decía a Isabel que no saliera hasta que ella le dijera. La niña esperaba en el dormitorio hasta que el viejo borracho se durmiera; la cual no se tardaba. Esta vez fue diferente. Esta vez era su madre la que durmió y no volvió a despertar. Llamada por su curiosidad y la tardanza de su madre, Isabel abrió la puerta y saco su cabeza suficiente para ver. Allí, acostada vio a su madre inmóvil y a su padre sobre ella. El hombre levanto la mirada y miro a su hija. Asustada y sorprendida, la niña salió corriendo del hogar. Corrió hasta que ya no podía seguir más. Su madre había sido víctima de su padre por siete años y en esa noche lluviosa y fría, ese sufrimiento se termino.