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No hay muchas oportunidades de visitar la bodega donde se elaboran los vinos y cavas Torelló, en Gelida. Afortunadamente una veintena de socios del club de Lluquet pudimos visitar el sábado la Masia Can Martí de Baix acompañados de Toni, el cual junto con el hermano Paco y la madre Ernestina Torelló, llevan el negocio familiar. Evidentemente íbamos a probar el vino, y principalmente el reconocido cava, de esta histórica marca pero no me dejó de sorprender todo el lugar en sí.

Can Martí de Baix

Igual que el término municipal, la propiedad está atravesada por múltiples vías de comunicación. Naturales como el río Anoia y modernas como la Autopista AP-7, el ferrocarril de cercanías, el AVE y la carretera de Sant Sadurní d’Anoia a Gelida. También debió estar la Via Augusta, la masía fue una fonda de paso, pero la Autopista del Mediterráneo escondió cualquier vestigio y casi la misma bodega, la cual no se ve desde el vial. Can Martí de Baix continúa siendo la casa familiar, desde 1395 son ya 22 generaciones, pero también es cava y bodega. A pesar de tener una nave anexa, con cava subterránea incluida y construida hace 50 años, todavía conserva muy bien la estructura del típico Mas de Vinya.

Arcada Can Martí de Baix

Toni - TorellóLos depósitos fueron convertidos en bodegas bien aprovechadas, donde duermen ni más ni menos que dos millones de botellas. La visita fue muy completa, con explicaciones detalladas del Toni sobre la elaboración esmerada de su producto y las diferencias con los competidores. Una vez en la sala de cata, ésta fue espléndida. Hice mi primera cata vertical con un vino Torelló Raimonda Reserva 2003 y uno 2002, al cual encontré ligeramente más seco. Mi inexperiencia en el mundo vitivinícola también disminuyó al aprender que el mismo vino o cava en volumen Magnum, 3 litros, es mejor gracias a doblar la capa de oxígeno de la botella habitual, tres cuartos de litro.

Magnum

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