II Encuentro Nacional
de Catequistas 2012
Tema 3. Comprometidos
en la iglesia, pueblo de dios, construimos su reino.
Objetivo:
Profundizar
nuestra identidad eclesial, tomando conciencia de la comunión y participación, para
proyectar una iglesia viva como discípulo misionero de Cristo.
Mira tu realidad:
¿Qué es para
mí la Iglesia?
¿Cuál es el
modelo de Iglesia que percibo en mi ambiente?
n
Una
Iglesia tradicionalista: centrada en fiestas patronales, procesiones, eventos…
n
Una
Iglesia piramidal: lo que dice la autoridad es “palabra inspirada”.
n
Iglesia
sacramental: las personas se acercan a la parroquia para buscar sacramentos,
sacramentales, bendiciones…
n
Comunión
y participación: en la que hay una relación fraterna de apertura y diálogo con
las personas.
n
Servidora:
para transformar la vida comunitaria, en un ambiente de promoción humana,
solidaridad y vida de la caridad.
n
Una
Iglesia al servicio del reino: donde se busca la unidad entre las diversas
áreas de la pastoral, que la comunidad necesita, para tener un Encuentro con
Jesucristo, desde el anuncio de la Palabra, la celebración, la fraternidad y el
servicio de la caridad.
n
Una
Iglesia carismática y ministerial: donde los dones de cada uno se ponen el
servicio de los demás.
¿Cómo vivo
el sentido de Iglesia en mi parroquia?
n
La
relación con los diversos grupos.
n
Los
laicos toman parte en las decisiones para el servicio de la comunidad.
n
La relación y comunicación que existe entre los
laicos y sacerdotes.
n
La
integración de tu parroquia al plan diocesano y la comunión que se guarda con
el Obispo.
¿Cómo vivo
el sentido de Iglesia en mi parroquia?
Ilumina tu realidad
En grupos se pueden distribuir los textos de los siguientes documentos:
Jn 17: la
Iglesia está llamada a vivir la unidad.
1. Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la
hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti,
2 por cuanto le diste autoridad sobre todo ser humano para que dé vida
eterna a todos los que tú le has dado…
… yo les he dado las palabras que me diste; y las recibieron, y
entendieron que en verdad salí de ti, y creyeron que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos;
no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos; 10 y todo lo mío es
tuyo, y lo tuyo, mío; y he sido glorificado en ellos.
… No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del
maligno. 16 Ellos
no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en la
verdad; tu palabra es verdad. 18 Como
tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me
santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego sólo
por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21 para que todos
sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en
nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste
Lumen Gentium 1.
La Iglesia como Sacramento de Cristo, imagen de él en el mundo.
1. Por ser Cristo luz de las gentes, este sagrado Concilio, reunido bajo
la inspiración del Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos los
hombres con su claridad, que resplandece sobre el haz de la Iglesia, anunciando
el Evangelio a toda criatura (cf. Mc., 16,15).
Y como la Iglesia es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento
de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano,
insistiendo en el ejemplo de los Concilios anteriores, se propone declarar con
toda precisión a sus fieles y a todo el mundo su naturaleza y su misión
universal.
Las condiciones de estos tiempos añaden a este deber de la Iglesia una
mayor urgencia, para que todos los hombres, unidos hoy más íntimamente con toda
clase de relaciones sociales, técnicas y culturales, consigan también la plena
unidad en Cristo.
Lumen Gentium 5.
El Reino de Dios
5. El misterio de la santa Iglesia se manifiesta en su fundación. Pues
nuestro Señor Jesús dio comienzo a su Iglesia predicando la buena nueva, es
decir, el Reino de Dios, prometido muchos siglos antes en las Escrituras:
"Porque el tiempo está cumplido, y se acercó el Reino de Dios" (Mc.,
1,15; cf. Mt., 4,17).
Ahora bien, este Reino comienza a manifestarse como una luz delante de
los hombres, por la palabra, por las obras y por la presencia de Cristo. La
palabra de Dios se compara a una semilla, depositada en el campo (Mc., 4,14):
quienes la reciben con fidelidad y se unen a la pequeña grey (Lc., 12,32) de
Cristo, recibieron el Reino; la semilla va germinando poco a poco por su vigor
interno, y va creciendo hasta el tiempo de la siega (cf. Mc., 4,26-29).
Los milagros, por su parte, prueban que el Reino de Jesús ya vino sobre
la tierra: "Si expulso los demonios por el dedo de Dios, sin duda que el
Reino de Dios ha llegado a vosotros" (LC., 11,20; cf. Mt., 12,28). Pero,
sobre todo, el Reino se manifiesta en la Persona del mismo Cristo, Hijo del
Hombre, que vino "a servir, y a dar su vida para redención de muchos"
(Mc., 10,45).
Pero habiendo resucitado Jesús, después de morir en la cruz por los
hombres, apareció constituido para siempre como Señor, como Cristo y como
Sacerdote (cf. Act., 2,36; Hebr., 5,6; 7,17-21), y derramó en sus discípulos el
Espíritu prometido por el Padre (cf. Act., 2,33).
Por eso la Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador, observando
fielmente sus preceptos de caridad, de humildad y de abnegación, recibe la
misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios, de establecerlo en medio de
todas las gentes, y constituye en la tierra el germen y el principio de este
Reino. Ella en tanto, mientras va creciendo poco a poco, anhela el Reino
consumado, espera con todas sus fuerzas,y desea ardientemente unirse con su Rey
en la gloria.
Lumen Gentium 6.
Las varias figuras de la Iglesia
La Iglesia es, pues, un "redil", cuya única y obligada puerta
es Cristo (Jn., 10,1-10). Es también una grey, cuyo Pastor será el mismo Dios,
según las profecías (cf. Is., 40,11; Ez., 34,11ss), y cuyas ovejas aunque
aparezcan conducidas por pastores humanos, son guiadas y nutridas constantemente
por el mismo Cristo, buen Pastor, y jefe rabadán de pastores (cf. Jn., 10,11; 1
Pe., 5,4), que dio su vida por las ovejas (cf. Jn., 10,11-16).
La Iglesia es "agricultura" o labranza de Dios (1 Cor., 3,9).
En este campo crece el vetusto olivo, cuya santa raíz fueron los patriarca,s en
la cual se efectuó y concluirá la reconciliación de los judíos y de los
gentiles (Rom., 11,13-26). El celestial Agricultor la plantó como viña elegida
(Mt., 21,33-43; cf. Is., 5,1ss).
La verdadera vid es Cristo, que comunica la savia y la fecundidad a los
sarmientos, es decir, a nosotros, que estamos vinculados a El por medio de la
Iglesia y sin El nada podemos hacer (Jn., 15,1-5).
Muchas veces también la Iglesia se llama "edificación" de Dios
(1 Cor., 3,9). El mismo Señor se comparó a la piedra rechazada por los
constructores, pero que fue puesta como piedra angular (Mt., 21,42; cf. Act.,
4,11; 1 Pe., 2,7; Sal., 177,22).
Sobre aquel fundamento levantan los apóstoles la Iglesia (cf. 1 Cor.,
3,11) y de él recibe firmeza y cohesión. A esta edificación se le dan diversos
nombres: casa de Dios (1 Tim., 3,15), en que habita su "familia",
habitación de Dios en el Espíritu (Ef., 2,19-22), tienda de Dios con los
hombres (Ap., 21,3) y, sobre todo, "templo" santo, que los Santos
Padres celebran representado en los santuarios de piedra,y en la liturgia se
compara justamente a la ciudad santa, la nueva Jerusalén. Porque en ella somos
ordenados en la tierra como piedras vivas (1 Pe., 2,5). San Juan, en la
renovación del mundo contempla esta ciudad bajando del cielo, del lado de Dios
ataviada como una esposa que se engalana para su esposo (Ap., 21,1ss).
La Iglesia, que es llamada también "la Jerusalén de arriba" y
madre nuestra (Gal., 4,26; cf. Ap., 12,17), se representa como la inmaculada
"esposa" del Cordero inmaculado (Ap., 19,1; 21,2.9; 22,17), a la que
Cristo "amó y se entregó por ella, para santificarla" (Ef., 5,26), la
unió consigo con alianza indisoluble y sin cesar la "alimenta y
abriga" (cf. Ef., 5,24), a la que, por fin, enriqueció para siempre con
tesoros celestiales, para que podamos comprender la caridad de Dios y de Cristo
para con nosotros que supera toda ciencia (cf. Ef., 3,19).
Pero mientras la Iglesia peregrina en esta tierra lejos del Señor (cf. 2
Cor., 5,6), se considera como desterrada, de forma que busca y piensa las cosas
de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, donde la vida de la
Iglesia está escondida con Cristo en Dios hasta que se manifieste gloriosa con
su Esposo (cf. Col., 3,1-4). Las varias figuras de la Iglesia
Documento de
Aparecida 365 -372.
Conversión pastoral y renovación misionera de las comunidades.
n
Esta
firme decisión misionera de promoción de la cultura de la vida debe impregnar
todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales, en todos los
niveles eclesiales, así como toda institución eclesial, abandonando las estructuras caducas (365).
n
Los
obispos, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y consagradas, laicos y
laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral
(366).
n
La
pastoral no puede prescindir del contexto histórico en el que viven sus
miembros, dado que su vida se realiza en contextos socioculturales bien
concretos. Ante estas transformaciones sociales y culturales, es necesaria una
renovación eclesial que implique reformas espirituales, pastorales y también
instituciones (367).
n
La
conversión pastoral requiere que las comunidades eclesiales sean comunidades de
discípulos misioneros (368).
n
La
conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral
de mera conservación a una pastoral decididamente misionera (370).
n
El
proyecto pastoral de la diócesis, camino de pastoral orgánica, debe ser una
respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy con
indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo. Los
laicos deben participar en el discernimiento, en la toma de decisiones y en la
planificación y la ejecución (371).
n
Teniendo
en cuenta las decisiones de nuestras parroquias, es aconsejable la
sectorización de las mismas en unidades territoriales más pequeñas, con equipos
propios de animación y coordinación que permitan una mayor proximidad a las
personas y grupos que viven en el territorio. Es recomendable que los agentes
misioneros promuevan la creación de comunidades de familias que fomenten la
puesta en común de su fe y las respuestas a sus problemas. A eso puede
contribuir el vocabulario misionero (372).
¿Cómo te gustaría que fuera tu parroquia de acuerdo con estos documentos?
(el ideal que tienes).
Transforma tu
realidad
Elaboremos un paradigma (MODELO) para nuestra Iglesia, teniendo en cuenta
lo que hemos reflexionado y el sueño que tenemos. El paradigma se elabora
partiendo de lo que tenemos, para pasar a los que queremos.
Ejemplo de paradigma:
De una catequesis que sólo propone verdades y doctrinas…
… a una catequesis que partiendo de la Palabra de Dios descubre y dialoga
desde un lenguaje inculturado los significados profundos en la vida de los
discípulos de Jesús
Vamos a hacer uno por equipo y después en plenario sacaremos uno solo
como propuesta de nuestra parroquia para nuestra Iglesia.
De una Iglesia que…a una
Iglesia que…
Al final nos comprometemos:
–
¿Qué
actitudes quiero asumir para alcanzar el nuevo paradigma?
–
Como
comunidad de catequistas, ¿qué acciones realizaremos para llevarlo a la
práctica?
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