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lunes, 2 de marzo de 2015

Una Política Cambiaria Disfuncional

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Una Política Cambiaria
             Disfuncional                          
 






En los últimos 12 años en Venezuela se han realizado un sinfín de “experimentos cambiarios” en el marco de una política disfuncional y un Estado cada día mas interventor en la función económica. La eliminación de la libre convertibilidad de una moneda es una política de emergencia cuando los países presentan crisis aguda de balanza de pagos, pero aquí equivocadamente esta medida se hizo permanente en el tiempo, creando evidentes distorsiones y desequilibrios productivos.
Recordemos que en el año 2003 se instaura el control de cambios naciendo un ente administrativo llamado CADIVI, luego se permitió un mercado permuta de títulos valores para la obtención de divisas a través de operadores financieros formales, tiempo después el entonces Ministro Giordani los acusaba destempladamente de ser las culpables de la alta tasa de inflación en Venezuela, lo que derivó en la posterior “mutilación” del mercado de capitales y el cierre masivo de Casas de Bolsa y Corretaje. Acto seguido se creó el mercado SITME administrado por el Banco Central de Venezuela (BCV), para que luego el mismo Ministro reconociera su fracaso y la creación de una gigantesca red de empresas de “maletín” por donde se habían fugado miles de millones de USD. Ante esta situación se diseña otra plataforma llamada SICAD, la cual sufrió inmediatamente una metamorfosis por ser poco operativa, lo que dio como resultado la aparición del SICAD I (ofertas mediante subastas) y del SICAD II (Una especie de SITME hibrido con títulos y efectivo) administrado nuevamente por el BCV.
Así se llega al año 2014, se cambia de nombre al ente administrador de divisas CADIVI y pasa a llamarse CENCOEX, en el cual se siguen otorgando divisas para alimentos y medicinas además de otros rubros básicos a la absurda tasa sobrevaluada de 6,30 bs/ Dólar. Durante el II semestre de ese mismo año, las asignaciones oficiales de divisas cayeron abruptamente a solo unos 85 millones de USD diarios, en parte por la aceleración en la caída de los ingresos petroleros, combinado con un sistema productivo en franco deterioro, un ambiente hiperinflacionario, una economía petro-dependiente y rentista la cual proporciona menos 50% de los bienes y alimentos que el venezolano consume.
Ante esta cruda realidad y en el medio de una economía cortesana atizada por la escasez de bienes, recientemente se escogió continuar con la dañina distorsión de (3) tasas de cambios oficiales, fusionar ambos sistemas SICAD, y la creación de un tercer mecanismo llamado SIMADI (Sistema Marginal de Divisas), paradójicamente inspirado en el mercado permuta de títulos valores que el Ministro Giordani pocos años atrás había cerrado. La fijación arbitrada de un cambio SIMADI alrededor de los 170 bs por dólar y ante la escasez de oferta, solo servirá para consolidar niveles más altos para el mercado paralelo.
Durante todo este tiempo de errores, omisiones y equivocados experimentos, el llamado dólar paralelo de divisas ha sido la única “válvula de escape”, con la cual muchas empresas que no reciben dólares oficiales pudieron mantenerse operativas y reponer en algún grado sus inventarios, también ha sido el mercado para transacciones individuales de personas que tengan deudas o compromisos de pagos en el exterior. Un mercado de poca profundidad, perfil ilegal, de alto riesgo operativo y poderosamente influenciado por el ritmo de la inflación, las bajas Reservas Internacionales, el aumento de la liquidez monetaria y el arbitraje fronterizo (peso/ bolívar/dólar).
Algunos analistas estiman que allí podrían negociarse actualmente entre 10- 15 millones de dólares diarios, y aunque en este mercado se transan poco menos del 10% de las divisas para importaciones anuales, su precio e influencia es importante marcador para el resto de la economía.
Ante esta coyuntura muchos se preguntan, ¿Cuál es la solución o el modelo económico que nuestra economía necesita?, y la respuesta es más simple de lo que muchos piensan:
  1. Regresar a un marco de libertades económicas, para devolver el equilibrio a los mercados de bienes.
  2. Dólar único, libre y flotante.
  3. Racionalidad en el gasto público para reducir el grotesco déficit fiscal y el tamaño del Estado.
  4. Generar confianza mediante el respeto a los activos empresariales y derechos de propiedad.
  5. Aumentar la producción - exportaciones petroleras y no petroleras con inversión privada mediante los incentivos fiscales correctos.
  6. En lo monetario, dejar de imprimir dinero inorgánico (monetización del déficit) y subir las tasas de interés para rescatar el ahorro interno. 

Román Eduardo Gutiérrez /Consultor Financiero/ @GutierrezRom

 

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