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Vihara Mendut y mi introducción a la meditación

 Nunca me había planteado aprender a meditar. Y es que ni siquiera sabía que meditar era algo a lo que se podía aprender. Pero una cosa llevo a la otra... y fue  entonces cuando llegue al Vihara Mendut...

Nunca me había planteado aprender a meditar. Y es que ni siquiera sabía que meditar era algo a lo que se podía aprender. Había oído mucho de sus bondades, pero nunca me había suscitado ninguna atención. No veía el interés a eso de pararme a pensar cuando, ya sin quererlo, muchas veces se me va la fuerza pensando.

Pero, como supongo que pasa cuando una se pone a viajar, una cosa te lleva a la otra, una persona te habla de una cosa y otra de otra. Escuché hablar de yoga y meditación a una persona que calmaba con sólo mirarla y, poco después, leí una entrada en un blog sobre un tal Vipassana. Poco a poco, y sin saberlo, la idea de aislarme en un monasterio durante unos días se fue instalando en mi cabeza.

Mi viaje llegaba a su fin, mis recuerdos se amontonaban en mi cabeza y, sin saber muy bien porqué ni para qué, me vi apuntándome en un Vipassana de esos sobre los que había leído. Un retiro de 10 días en un monasterio budista, junto a otras personas, en los que no podría hablar, ni escribir, ni usar aparatos electrónicos ni comer pasada la hora de la comida.

Sonaba duro, sonaba un reto y, por tanto, me sonaba bien.

Lamentablemente, pocos días después me comunicaron que las plazas eran limitadas y que se habían terminado. Al fin y al cabo quizás no era mi momento y, quizás, tampoco era Bali (una isla mayoritariamente hinduista) el mejor lugar para hacerlo.

Llegué a Borobudur, un pueblo de Java famoso por tener el mayor monumento budista del mundo y allí surgió todo. No sé si fue el lugar, la predisposición, el momento o una pizca de suerte, pero fue en un pequeño monasterio budista, a escasos kilómetros de Borobudur, donde contacté con un monje que me arregló un pequeño retiro en ese mismo monasterio para unos días después.

Borobudur al amanecer

Amanace en Borobudur

El Vihara Mendut, aunque fuera de las guías turísticas, era un monasterio pequeño, bonito y cargado de una energía que me relajaba. Algo tenía aquel lugar... por lo que parecía un buen lugar para pasar unos días. Según acordé con el Samanera (estudiante a monje), una vez en el monasterio estaría sola, con los monjes y él me enseñaría a meditar. Todo sonaba enigmático, no sabía cuántos días podría quedarme ni cómo sería la experiencia. Y tenía muchas ganas de comenzar.

 

niña en el Vihara Mendut

Una niña posa ante mi cámara en el Vihara Mendut

Recupero mi libreta (finalmente no me prohibieron escribir) y, en un intento de acercaros mi experiencia del retiro lo máximo posible, os cotilleo algunos de mis sentimientos durante el retiro.

Día 1:

Llego al Vihara Mendut, y tras pasearme unos minutos por el monasterio,  pregunto por el Samanera, que aparece para recibirme. Amablemente me muestra mi habitación, que tiene dos camas y un baño y me comunica que es sólo para mi. Me sorprende mi suerte. El cuarto, aunque sencillo y humilde, es mucho mejor de lo que esperaba.

habitaciones del Vihara Mendut

Edificio donde se encontraba mi habitación en el Vihara Mendut

Me ducho, voy a comer con un hombre americano que también está alojado en el monasterio, y paseamos en silencio por el monasterio. Me habla de meditación y me enseña un par de prácticas básicas con las que puedo empezar. Lo intento, aunque sin mucho éxito.

A las 7 de la tarde es el canto de los monjes a los cuales estoy invitada*. La luz tenue, las túnicas naranjas y la oración cantada de los monjes crean un ambiente algo mágico. Tras media hora de canto ("chanting"), se crea el silencio y los monjes permanecen quietos. Creo que están meditando por lo que lo intento yo también.

Un latigazo de mi propia cabeza hace que me despierte. Los monjes siguen sin moverse. Hay tan poca luz que me es difícil mantener los ojos abiertos. Me excuso a mí misma diciéndome que el viaje en autobús fue largo y que no dormí lo suficiente. Parece que me lo creo. Ceno con el americano en un restaurante cercano y me voy a dormir.

Día 2:

"Decido" no despertarme para los cantos de las 5 de la mañana. Estoy cansada del viaje y prefiero descansar. No quiero quedarme dormida otra vez durante la meditación. Al fin y al cabo, tampoco había quedado en nada en particular con el Samanera. A las 6:50 salgo de la habitación y paseo por el monasterio. El Vihara Mendut parece dormido.

A los pocos minutos el Samanera se me acerca para dar nuestra primera "clase" de meditación y me hace saber que, en realidad, son las 6 de la mañana. ¡No he cambiado la hora del reloj!

Educadamente, me recomienda no utilizar aparatos electrónicos, no hablar demasiado, no comer después de la hora de la comida y meditar sentada. Me recomienda hacer esto fuera de la habitación, ya que la habitación se relaciona con dormir (aunque yo no le digo que, a mi pesar, parece ser que mi cuerpo el "Chanting" también lo relaciona con dormir).

El Samanera me da algunas pautas: apartar el ego, centrarte en estar alerta. Sentir tu alrededor. Fijarte un tiempo de meditación. No moverte.

No parece difícil. Parece ser que no pienso en nada. Qué bueno esto de estar meditando y no pensar en nada ¿no? ¡Pues no parece tan difícil! ¡Qué bien lo estoy haciendo! ¿Cuánto tiempo llevaré ya? ¡Me empieza a doler el pie! Y se supone que no puedo moverme...

Imposible aguantar sin moverme la media hora estipulada. Imposible también no pensar.

zapatillas fuera del vihara Mendut

MIs zapatillas a la entrada de una de las salas de meditación del Vihara Mendut

Samanera me dice que la mente es como un mono, que salta rápido de una rama a otra. Hay que intentar mantenerlo en una rama, centrándonos en la respiración, en los sonidos, o "simplemente" dejando la mente en blanco.

Mi mono se mueve sin cesar y parece que ha tenido descendencia. Es imposible centrarme en algo. De la respiración al ruido, del ruido al dolor y del dolor a mis próximos planes. ¡Y cómo me aburro! ¡Y cómo me duele! ¿No llevaré ya más de 30 minutos? ¿Cuánto quedará?

Finalmente, tras mucho intentar, aguanto los treinta minutos. La meditación no se siente para nada como imaginaba en mi cabeza. La meditación tiene sensación de dolor.

La mañana se hace eterna y la tarde interminable. No puedo hacer otra cosa que estar en esa habitación intentando no pensar.

Sala del Chanting del Vihara Mendut

Sala del Chanting del Vihara Mendut

Hoy no me he dormido en el Chanting de las 19:00, pero me ha parecido aburrido.

Día 3:

Sin duda el peor y el mejor día. A partes iguales.

A las 4 y media estoy en pie. Los rezos cantados empiezan a las 5 y, hoy sí, estoy allí. A pesar de no haber comido nada desde las 12 del día anterior, no tengo hambre. Aunque estoy muy cansada. Sorprendentemente, aguanto los 30 minutos de meditación sin moverme. Será que estoy medio dormida.

Las tres horas hasta mi desayuno pasan despacio, empiezo a tener hambre y no consigo volver a resitir los 30 minutos.

Monja meditando en Borobudur

Monja meditando durante el amanecer en Borobudur

Desayuno como si no hubiese un mañana. Los monjes tienen un buffet muy completo para alguien que lleva sin comer nada 18 horas.

Estoy cansada, la comida reposa en mi estómago y me duermo varias veces mientras intento meditar. Me despierto con latigazos de mi cabeza.

Después de comer, mientras intento meditar, me impaciento. Siento que estoy haciendo el tonto. No puedo concentrarme. Este tiempo sería maravilloso para dedicarme a escribir, a planear nuevos proyectos o, simplemente, para descansar. Es imposible no pensar nada.

Dejo mi mente volar. Qué más da. No quiero acabar enfadada conmigo misma. Y, curiosamente, empiezo a pensar en él. En todos los años que ya no vive. Y afloran sentimientos que tenía escondidos y aprisionados. No sé qué me llevó a pensar en todo lo que pensé. No sé si fue el cansancio, el ambiente, el silencio o el retiro. No sé qué hizo que mi mente se abriese de tal forma, que se liberase, que fuese sincera conmigo misma y que, por fin, comprendiese y me perdonase todo lo que me tenía guardado. Viví un momento mágico y liberador entre la bruma de aquel monasterio. Obtuve respuestas para algo que no sabía que las necesitaba. Y me sentí bien. Como en otro mundo. Relajada. Feliz tras la tristeza.

Y acudí al Chanting. Que me pareció más mágico que nunca. Con más sentido.

Y cuando volvía a mi habitación, el Samanera se me acercó para informarme con pena que esa sería mi última noche. Así son las normas fuera del Vipassana. Me sentí triste, pero agradecida. Una vez experimentada la sensación de reencuentro con el interior, quería más. Como una droga. Pero acepté con una sonrisa aquellas explicaciones. Quise darle un abrazo, agradecerle todo, pero no podía. Es difícil relacionarse con alguien a quien no puedes tocar.

Día 4:

Me he acostumbrado a esta rutina. Me gusta despertarme temprano y caminar entre la bruma por el Vihara Mendut. Me apena tener que irme.

Tras el Chanting medito hasta la hora del desayuno. Todavía no sé hacerlo, y me cuesta aguantar los 30 minutos. Siento que necesito más tiempo. Pero el tiempo se ha acabado.

Decoración del Vihara Mendut

Vihara Mendut

Tras el desayuno voy a la habitación. Tengo que ducharme y prepararme para irme. Sin pensarlo (es ahora cuando lo pienso) hago una limpia de mi mochila. Tiro cosas, muchas cosas, que cargaba sin necesitarlas. Y salgo de ahí, del Vihara Mendut, sintiéndome más ligera, dejando atrás horas, momentos, sentimientos y un amigo que no sé si volveré a ver.

*Todo el mundo es bienvenido al Chanting de las 19:00 en el Vihara Mendut, siempre que lo haga con respeto y sin molestar a los monjes. Si estás interesado deberás ponerte en la última fila, cerca de la puerta.

2016-01-17T00:39:12+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

7 Comments

  1. Leticia at 12:19 - Reply

    Hola Patricia. Me ha encantado tu experiencia. Estaré en Java en un par de meses y me interesaría hacer meditación en Vihara Mendut. Ya había visto los que comentas de 10 días con Vippasana, pero no me encajan las fechas que proponen. ¿Hay alguna manera de contactar con Vihara Mendut y reservar unos días allí? Gracias. Un saludo

    • Patricia at 11:38 - Reply

      Hola, Leticia!

      Yo llegué allí y una cosa llevó a otra, puedes intentar llamar y preguntarles (allí donde encuentres el centro para el retiro encontrarás su contacto)... Sin Vipassana, el máximo eran 3 noches y 4 días (si no recuerdo mal... O 4 y 5... Hace mucho tiempo ya 😅😅) a cambio de donativo.

      No dejes de visitarlo. A mí me pareció un lugar precioso.

      Ojalá puedas hacerlo. Si no, imagino que en todos los lugares de la página web será similar. ¡Mucha suerte!

  2. Hola Patricia, he estado leyendo tu blog y me ha interesado mucho lo que comentas de ese curso de meditación en Vihara Mendut, pero viendo la página de los cursos de http://www.dharma.org/es no puedo localizar ese templo. Lo mas cercano es Klaten. Me interesa mucjho porque voy a pasar unas semanas en Semarang que esta al lado del templo de Borobudur, y por tanto al lado del templo donde tu estuviste. Me puedes indicar, si puedes, como contactar con ellos antes de llegar? Voy a recorrer 5 meses el sudeste asiatico y mi ultina parada sera alli. Gracias

  3. Emilio at 16:02 - Reply

    Felicidades por tu blog. Me he sentido identificado. A mi también me introdujo un monje en la meditación paseando por Swedagon pagoda en Yangon...hace ya más de quince años. Mañana espero estar en ese centro. Te deseo 2018 con viajes que te aporten e incluso que aportes tú quién sabe. Un saludo

  4. Anónimo at 19:43 - Reply

    Preciosas las fotos y el relato también. Me ha gustado mucho, este es un sitio que me encantaría visitar.

  5. Samantha at 10:20 - Reply

    Hola, estoy buscando un monasterio igual o algo para un retiro budista, pero siento que si lo busco en Google me dará opciones muy comerciales, cómo encontraste tu esto? Saludos y que admiracionnnn por lo q haces felicidades

    • Patricia at 10:24 - Reply

      Hola Samantha! Yo lo encontré con curiosidad y preguntando en el templo al que llegué. Sin embargo, hay retiros de 10 días para meditar que se llaman Vipassana (este mismo templo ofrecía después uno de 10 días). Puedes ver todos los "cursos" en esta página web https://www.dhamma.org/es eso sí, en Europa suelen estar bastante solicitados (sobre todo para mujeres) por lo que tienes que ser rápida para pedir plaza. Creo que todos funcionan a base de donativo y no son "comerciales" aunque es verdad que se están poniendo bastante de moda.

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