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Revista Digital- Nº 24 – Jueves 14 de Junio de 2012, Culiacán, Sinaloa, México

Breve Historia del Escudo del Estado de Sinaloa

Gilberto J. López Alanís (AHGS)

 Fue tradición colonial que la Corona española adjudicara y otorgara escudos de armas a sus súbditos por los servicios prestados a la extensión del imperio; también por merecimientos en la corte o tradición cultural y específicamente a las villas y ciudades. Después algunos de ellos y en contextos de poder diferente, se hicieron extensivos a demarcaciones territoriales más extensas, como reinos, gobernaciones, provincias, partidos, departamentos y últimamente a estados libres y soberanos. En este punto comenzaré con una negación: contrario a lo que señala la heráldica tradicional y ortodoxa y lo que nos ha trasmitido el Mtro. Rolando Arjona Amabilis, autor del actual Escudo del Estado de Sinaloa, no contamos con un escudo de armas; si somos estrictos, el actual, es un escudo donde las armas brillan por su ausencia.

(Copia a línea del Escudo de Sinaloa, del original, proporcionado por Rolando Arjona Amábilis, AHGS)

(Copia a línea del Escudo de Sinaloa, del original, proporcionado por Rolando Arjona Amábilis, AHGS)

Por ejemplo, el escudo del Estado de Aguascalientes remata en la parte alta con una armadura colonial; Campeche representa su origen corsario con bergantines de piratas y torretas de fuertes frente al mar; en el de Chiapas se utiliza un castillo medieval y leones que lo resguardan; Chihuahua utiliza un soldado colonial con su armadura; Colima remata su escudo con una coraza militar que cubre la cabeza entera; el Distrito Federal tiene como motivo principal un castillo medieval, con puentes sobre el agua, en plena manifestación de defensa ante los ataques nativos; el del estado de Guerrero, contiene sólo simbología militar indígena; el de Jalisco la figura principal es una armadura colonial; en el escudo del paradigmático Estado de México, la batalla del monte de las cruces se hace presente con un cañón flamígero; Puebla muestra las armas de la Revolución Mexicana; Querétaro ofrece una hermosa composición en su escudo con elementos militares, solo para mencionar algunos.

Como soporte a la concepción de que el Escudo del Estado de Sinaloa fue concebido como un escudo de armas, remito a los puntillosos escrutadores de la historia de Sinaloa, y específicamente al texto inserto en el folleto editado por el Gobierno del Estado de Sinaloa en 1967 y reeditado en 1975, denominado “El Escudo Sinaloense”, donde se hace un recuento histórico de las fuentes clásicas de los escudos de armas. Podemos decir que el escudo aprobado por el Congreso del Estado de Sinaloa, según decreto Nº 241 del 17 de Noviembre del año de 1958, es un escudo de identidad institucional, que contemporiza con los restantes de la Republica Mexicana. Al analizar los elementos constitutivos del escudo en cuestión, encontramos una síntesis, donde se distribuyen los elementos fundamentales de nuestra integración histórica, cultural y territorial. El marco general de tal representación simbólica es la forma ovalada de la pitahaya, como elemento constitutivo del orden natural de tal fruto, así lo afirmó el entonces Gobernador del Estado de Sinaloa Gral. Gabriel Leyva Velázquez en la iniciativa de ley sobre el Escudo de Sinaloa que envió al Congreso del Estado de Sinaloa el 10 de octubre de 1958. La pitahaya, fruto sustantivo en la cultura de los pueblos prehispánicos y referente culinario, gestual y literal, en la lengua indígena de la palabra Sinaloa, a la cual don Eustaquio Buelna le atribuye la significación de pitahaya redonda, de las raíces: Sina: pitahaya y Lobola: redonda, según se reforzó en la publicación “El escudo sinaloense” del Gobierno del Estado de Sinaloa en 1967 y refrendado en 1975. Aunado a lo anterior, la pitahaya tiene amplio significado interpretativo en nuestra cultura regional. La pitahaya es un fruto estacional que al madurar, anuncia la manifestación de las primeras lluvias, fue la representación -entre otros elementos culturales- de la fiesta; actividad en torno a la cual se agruparon las etnias para mostrar su cosmovisión y su relación con la naturaleza. A la recolección de la pitahaya se asistía masivamente para reiniciar el ciclo de la vida y la cultura. “Era como un carnaval”, escribieron los padres jesuitas; y no nada más en Sinaloa, sino en todo el noroeste mexicano; al recolectar la fruta se bailaba, se instruía a los niños en los ritos de la fertilidad, el fruto tuvo una deidad en forma corpórea, muchas uniones entre indígena y español se deshicieron al asistir las mujeres a las fiestas de la pitahaya, lo que propició que haya sido prohibida por la jerarquía católica de su tiempo. Hoy como manifestación cultural, no existe fiesta de la pitahaya. Esta afirmación es radical por su significado, ha desaparecido la fiesta como actitud cotidiana, aunque llevemos, como dice el refrán, la música por dentro. Sin embargo la fiesta ha cambiado de significado y de símbolos, más influenciada por un mercantilismo desprovisto de imágenes culturales de tradición significativa. Por otra parte, la mercadotecnia de la pitahaya es infame y rudimentaria, en este caso, la fiesta se ha hecho intima en pequeños grupos muy localizados en la geografía de Sinaloa. Existe la motivación porque el fruto sigue ahí, soportando el olvido cultural, la depredación y agresión a su existencia, por ello la pitahaya es El Dulce Rojo de la Espina, historia pendiente para lecturas populares y lectura para la identidad de gobernantes y gobernados. La idea de enmarcar en cuatro cuarteles regionales la unidad de Sinaloa en Culiacán, El Fuerte, Rosario y Mazatlán en el cinturón de la pitahaya, es notable, así se agrupan en una unidad primaria estos cuatro elementos territoriales que son fundamento del escudo sinaloense. Vamos ahora a la base del escudo; encontramos en ese soporte, el agua, la tierra y la población nativa como las raíces de un frondoso árbol, el del mundo prehispánico. Solemos olvidar los elementos constitutivos de nuestra identidad, y el gran acierto de estar representados en el escudo nos remite a las sociedades prehispánicas en su diversa manifestación. Volviendo a la estructura del Escudo de Sinaloa, cada cuartel representa zonas históricas de la entidad, y la síntesis que se logró con sus símbolos nos cuentan varias historias; una historia mestiza, donde los elementos culturales de españoles y naturales se mezclan para expresar dominio, fuerza, violencia, poblazón, evangelización e integración territorial, en sus términos religiosos y culturales. Antes de obtener la independencia a partir de 1821, la Nueva España y sus provincias usaron el escudo de la corona española como signo de validación y refrendo de los asuntos oficiales, los cuales se plasmaron en documentos de diverso tipo, tales como los que avalaron las composiciones de tierras, nombramientos etc.

(Escudo real impreso en los formatos de nombramientos oficiales, usado por Francisco Venegas, Gobernador y Capitán General de la Nueva España en 1811. AHGS)

(Escudo real impreso en los formatos de nombramientos oficiales, usado por Francisco Venegas, Gobernador y Capitán General de la Nueva España en 1811. AHGS)

Obtenida formalmente la Independencia, empezó la guerra de las imágenes que nos darían identidad, por ello la representación austera del Águila Republicana coronando el óvalo que enmarca los cuatro cuarteles, anuncian el surgimiento del Estado Libre de Occidente, para de ahí marcar en la base, el tiempo del nacimiento del Estado Libre y Soberano de Sinaloa en el año de 1831. Estos dos últimos elementos simbólicos nos muestran el enorme esfuerzo que hicimos los sinaloenses por dotarnos de cultura constitucional, al plasmar en un articulado las constituciones del Estado Libre de Occidente y la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Sinaloa.

(Primer escudo oficial impreso por el Gobierno del Estado de Occidente, tomado del oficio Nº 9 firmado por el Gobernador Elías González, en 1826. Tomado de la obra“ El Estado de Occidente” de José A. García Becerra, 1996)

(Primer escudo oficial impreso por el Gobierno del Estado de Occidente, tomado del oficio Nº 9 firmado por el Gobernador Elías González, en 1826. Tomado de la obra“ El Estado de Occidente” de José A. García Becerra, 1996)

La historia de este proceso se enmarca en el tránsito de súbditos a ciudadanos, que maduró con nuestra participación en la lucha por la Independencia Nacional, con José María González Hermosillo, Pablo de Villavicencio, Petra Manjarrez, Fructo Romero, el indio Apolonio, los hermanos Heredia y las controvertidas participaciones del Intendente y después Comandante de las Provincias Internas Alejo García Conde y Fray Bernardo del Espíritu Santo, Obispo de Sonora y Sinaloa, solo para mencionar algunos. El texto constitucional de 1831, mostró que la lucha por lograr la ciudadanía había dejado atrás las estructuras del absolutismo y despotismo ilustrado; que la soberanía del altísimo había sido derrotada por la soberanía popular; así el proyecto estaba perfilado, habíamos nacido para el mundo como ciudadanos mexicanos y sinaloenses; cumplir con ese proyecto histórico en nuestra formación de ciudadanos, es contribuir al cambio, superando en lo cotidiano las viejas prácticas que nos han inmovilizado durante tanto tiempo. Después de los iniciales procesos formativos como estado integrado a la república y sufriendo dos invasiones extranjeras, la norteamericana en 1847 y la francesa a partir de 1862-67, entrando en franco proceso liberal, Sinaloa tuvo un largo período de estabilidad autoritaria en lo que se conoció como régimen porfirista con el Gral. Francisco Cañedo como gobernador, generándose en consecuencia una serie de imágenes republicanas que quedaron concentradas en el siguiente escudo.

(Escudo de Sinaloa impreso en el Índice de Disposiciones del Estado de Sinaloa, del año de 1887, AHGS)

(Escudo de Sinaloa impreso en el Índice de Disposiciones del Estado de Sinaloa, del año de 1887, AHGS)

(Escudo del Estado de Sinaloa, impreso en la papelería oficial en el año de 1888, AHGS)

Antes de terminar quiero expresar que el escudo aprobado en 1958, tuvo un contexto histórico y una motivación; obedeció a un propósito y superó un escudo anterior que quedó plasmado en el año de 1923 por Diego Rivera en los muros del edificio de la Secretaría de Educación Pública de la ciudad de México, donde cinco sirenas enmarcan una ancla al centro que nos remite a una simbología más marinera, incluso Genaro Estrada afirmó que Rivera se inspiró en una etiqueta de la cerveza Pacifico durante un tiempo.

(Escudo de Sinaloa propuesto por Diego Rivera en los muros de la Secretaría de Educación Pública en 1923 y usado hasta antes del aprobado en 1958, tomado del libro “Escudos del Estado de Sinaloa” de Marta L. Bonilla Zazueta, 2002)

(Escudo de Sinaloa propuesto por Diego Rivera en los muros de la Secretaría de Educación Pública en 1923 y usado hasta antes del aprobado en 1958, tomado del libro “Escudos del Estado de Sinaloa” de Marta L. Bonilla Zazueta, 2002)

Este escudo fue parte de las representaciones simbólicas de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), tal como apareció en su papelería oficial.

(Logotipo en la papelería oficial de CAADES de 1948. Fototeca del AHGS)

Ahora si cabe una pregunta referida al tema. ¿Es el escudo de Sinaloa, un escudo de armas?, si la respuesta de la heráldica es afirmativa, diremos que son las armas de la historia y la cultura las que en ese escudo están representadas.

Creo que debemos transformar el concepto del escudo simbólico de los sinaloenses, y pasar del escudo de armas al escudo simbólico de la cultura y la paz. Por último, el Escudo de Sinaloa tiene complejidad estética; a línea es armónico y a color adquiere la definición de matices que caracterizan a Sinaloa