Archivos Mensuales: septiembre 2011

¿Qué estudia la Economía y para qué sirve?

Desde el principio de la historia humana, ha podido notarse que los individuos, familias y países no tienen todos la misma calidad de vida. Las explicaciones de esta desigualdad a nivel individual y colectivo datan desde la Antigua Grecia. Irónicamente, mientras hace 2500 años China vivía momentos de mayor prosperidad (más población, una economía más compleja) que la propia Grecia, fueron los griegos quienes empezaron a desarrollar esbozos de pensamiento económico como tal.

Como podemos notar con ese primer dato interesante, una cosa es la economía que vive una persona, grupo o territorio, y otra muy distinta es el pensamiento económico (su capacidad de comprender sistemática y coherentemente lo que están viviendo) es decir la Economía, con ‘E’ mayúscula.

La Economía para los llamados «economistas clásicos» era la ciencia que estudia la creación de riqueza. Sin embargo, esa definición es demasiado estrecha. Es mejor regresar un poco en el tiempo y mencionar que Adam Smith no fue el padre de la ciencia o pensamiento económico, y que en realidad hay un conjunto de pensadores con nociones mucho más acertadas en varios temas que Smith y los «clásicos»: los escolásticos de Salamanca. Estos pensadores desarrollaron una Economía más humana que sus posteriores colegas británicos pues situaban ya al ser humano actuante en el centro de la toma de decisiones (la acción humana) que conducen al bienestar humano.

La Economía, si queremos ser más exactos, estudia cómo los seres humanos actuan para lograr eso que valoran. En otras palabras, estudia al ser humano actuando en un entorno de escasez, variedad de recursos -y talentos/carácteres humanos- aplicando ciertas ideas/conocimientos para alcanzar sus fines que a su vez no son estáticos sino dependientes de sus prioridades y conocimiento disponible.

¿Para qué sirve la Economía?

A nivel individual nos dota de herramientas para la toma de decisiones sensatas (compatibles con la realidad) y a nivel colectivo nos sirve para apreciar -y defender- las instituciones (propiedad, contratos, ley, empresa, banca, dinero) que potencian nuestra capacidad de progresar en el logro de nuestros fines.