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Los 5 rostros del ser humano

Los 5 rostros del ser humano

los 5 rostros

 

El otro día en una conferencia sobre educación en el colegio de la Salle en Burgos, Jose Antonio Marina hablaba de una característica inherente del niño: la ilusión y el entusiasmo por aprender. Y añadía, que es esencial para los adultos, y especialmente para los docentes, volver a entusiasmarse con el “aprender” si queremos que los niños sigan motivados a lo largo de toda su vida escolar y de posterior estudio. Y es que, aprender, nos puede motivar, estudiar para aprobar… ¡¡no siempre!!

Y así, hablando de niños, adultos y de las cualidades o características de cada uno, me dio por pensar que separando tan claramente a los niños de los adultos y haciéndolos distintos estamos a la vez limitándonos como seres humanos.

Pregunta:

¿Podría ser que un niño fuera también adulto y un adulto niño a la vez?

La respuesta es que no sólo sí se podría, sino que además, es así.

En algunas tradiciones ancestrales consideran que en el ser humano conviven siempre 5 rostros: niño, joven, adulto, anciano y esencia. Y que cada uno de estos rostros proporciona al ser humano habilidades y capacidades distintas.

Así, cuando identificamos la etapa de la vida en la que estamos sólo con unas pocas de las cualidades y habilidades que tenemos disponibles lo que ocurre es que dejamos de usar todos nuestros recursos y potencial.

Veamos entonces la riqueza de estos rostros y el verdadero potencial del ser humano.

Estas son algunas de las cualidades de cada rostro y por lo tanto del potencial accesible a cada uno de nosotros en todo momento:

  • Niño: inocencia, capacidad de sorprenderse con pequeñas cosas, entusiasmo por aprender, presencia, curiosidad, flexibilidad emocional, creatividad, imaginación.
  • Joven: espíritu aventurero, independencia, apertura de mente, coraje, altruismo.
  • Adulto: responsabilidad, disciplina, organización, experiencia, cuidado de uno mismo y de otros, razonamiento y creación de estrategias.
  • Anciano: Sabiduría, paciencia, escucha, silencio, reflexión, sutileza, capacidad para enseñar y transmitir, belleza, benevolencia, justicia.
  • Esencia: claridad, sanación, intuición, significado, consciencia.

El rostro no tiene que ver con nuestra edad o con la etapa de la vida en la que estemos. Ocurre sin embargo, que dependiendo de la etapa en la que nos encontremos, ciertas capacidades están más activas y son predominantes, pero hay que recordar que todas son accesibles.

Recordemos si no:

• La sorpresa de un padre ante la sabiduría que encierran las preguntas de su hija.

• La disciplina y el coraje con la que un bebe se lanza una y otra vez hacia el desequilibrio con el fin de aprender a andar.

• El cuidado adulto con que un hermano mayor cuida de su hermano pequeño.

• La creatividad e imaginación que se requieren para crear soluciones a problemas que nos surgen en el trabajo.

• El coraje y valentía que se necesitan para avanzar ante circunstancias no esperadas o deseadas.

• La claridad con la que algunos adolescentes escogen su camino.

• La mirada sabia que a veces se percibe en un bebe, o la mirada dulce, tierna e inocente de algunos ancianos.

La clave está en,

• ser conscientes de que cuando dejamos de ser niños, jóvenes, etc, NO perdemos las capacidades o habilidades que caracterizan a esa época,

• y en integrar los 5 rostros del ser humano en todas las épocas de nuestra vida.

Así podremos conseguir acceder o despertar en nuestra edad adulta la paz interior que sentíamos cuando éramos pequeños, o despertar la imaginación y unirla a nuestra experiencia para crear la vida que queremos vivir.

Y es que los recursos que se nos han dado son exactamente los recursos que necesitamos para disfrutar de la vida con plenitud, navegarla con fluidez y descansar cada día sabiendo que ha merecido la pena.

A continuación os dejo con uno de los caminos de integración que hacemos a menudo:

De la inocencia a la paz interior

Se necesita inocencia para confiar…

y confiar para despertar el coraje y enfrentarnos a los miedos…

y enfrentarnos a los miedos para avanzar hacia nuestros sueños, o vivir desde nuestro yo más auténtico…

y avanzar hacia nuestros sueños y vivir desde nuestro yo más auténtico para disfrutar de la vida, para que ésta tenga un significado, para volver a la paz interior.

 

¡¡Os deseo un feliz reencuentro con los cinco rostros!!