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RESEÑA

Marcela Serrano: El albergue de las mujeres tristes

domingo 30 de junio de 2013, 13:49h
Marcela Serrano: El albergue de las mujeres tristes. Alfaguara. Madrid, 2013. 392 páginas. 18,50 €
El albergue de las mujeres tristes es un lugar despojado de lujos, pulcro y asceta, que tiene lo indispensable para subsistir sin ostentaciones y que está ubicado en el faro más austral del mundo. Es un sitio propicio para curar las heridas que deja el desamor en el cuerpo y el alma de un puñado de mujeres cuya vida próspera en lo profesional es la antítesis de su desamparo en el corazón.

Floreana es historiadora y, como en el poema de Rafael Alberti, llegó al albergue con tres heridas: la de la vida, la del amor y la de la muerte. Allí la recibe la lucidez de Elena -la médica psiquiatra dueña del lugar, el paradigma de la mujer que, a los ojos de todo el mundo, tiene la vida resuelta- y un grupo variopinto de mujeres de mediana edad cuyas vidas tienen en común la fama, la fortuna o la gloria, excepto para Floreana, autora de libros de investigación historiográfica de gran prestigio pero de magras ventas.

Vapuleada por el desamor y la enfermedad terminal de su hermana, Floreana intenta un viaje para paliar su inmensa soledad. Pero lo que ella no sospecha es que la bruma, el mar y el paisaje austral -el mismo que albergó a las extinguidas yaganas, su objeto de estudio- le ayudarán encontrar la respuesta a la pregunta existencial que agobia sus días: cuál es la patria de uno.

La novela de la premiada escritora chilena Marcela Serrano, cuyas obras fueron llevadas al cine y traducidas a dieciocho idiomas, se sitúa a fines del siglo XX, sin embargo, su argumento es atemporal pues los amores frustrados, la soledad, el desamparo y la paulatina e irremediable pérdida de la juventud o el miedo a dejar de ser queridas o deseadas, son temas sin tiempo pero que gravitan con mayor frecuencia entre las -de por sí- sobreexigidas mujeres de finales del pasado siglo y del XXI. Mujeres independientes que han sabido ganarse un lugar en el mundo de los hombres pero que han pagado con la soledad de sus destinos en una sociedad donde la cohorte masculina ha perdido el falo o prefiere a las chicas jóvenes.

El albergue de las mujeres tristes es una novela entretenida sin mayores sobresaltos, con algunos fragmentos lúcidos -en particular las reflexiones de la protagonista en torno a su investigación sobre las últimas exponentes de la etnia yagana- y una trama por momentos a lo Corín Tellado o propia de las películas que uno mira por televisión un domingo por la tarde cuando prefiere quedarse en casa y lagrimear un poco. También puede ser vista como una novela orientada a un segmento del público femenino de clase media cuyo repertorio de neurosis lo conduce a la ansiedad o la depresión y que -como decía aquel filme Riff- Raff- se deprime porque la depresión es de la clase media, no de la clase baja.

Y como en todo relato orientado al público femenino la dosis de erotismo y la presencia de la figura masculina -pulóver de cuello alto, hombre a caballo- funcionarán como un bálsamo redentor en medio de un paisaje introspectivo que es un escenario ideal para enamorarse. Así, El albergue de las mujeres tristes será la clave para atisbar aquel soñado lugar en el mundo.

Por Verónica Meo Laos
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