martes, 13 de octubre de 2009

RESUMEN DE LA EPOCA COLONIAL

HUMBERTO ALEXIS GUTIERREZ LICONA
JESUS MANUEL JUAREZ GONZALES
TADEO HERNANDES GARZA SALINAS

Época Colonial.

En esta etapa se explica el primer periodo de la colonización española, en donde se incluyen sucesos como: la fundación de la ciudad, su forma y diseño y el reparto de solares entre los conquistadores. En la segunda etapa de este periodo se exponen las características más notables de la ciudad una vez que ésta consigue su consolidación entre los siglos XVII y XVIII.
A la llegada de los españoles México-Tenochtitlán era una isla; los españoles con hábitos, costumbres y técnicas diametralmente diferentes tuvieron muchas dificultades para adaptarse al carácter lacustre de la ciudad. Entonces los españoles emprendieron la sistemática desecación del lago. Sin embargo, todavía por mucho tiempo después de su llegada seguían existiendo algunos canales que la cruzaban y que servían para el transporte de los productos del campo que la abastecían.

La ciudad alcanza hacia finales del siglo XVIII su máximo tamaño. Con 150 mil habitantes era una de las más grandes del continente americano. Conserva su diseño original: sus calles trazadas en forma de tablero de ajedrez o damero con un centro delimitado con una plaza, rodeada ésta por los edificios donde se asentaron las principales instituciones que gobernaban a la ciudad y al conjunto del territorio novohispano: el patio virreinal, la catedral, el cabildo y el Parián. A la distancia, la ciudad era una urbe baja y bien trazada sobresaliendo por su tamaño y forma las cúpulas y campanarios de sus numerosas iglesias y conventos.

La ciudad de México, además de constituirse en el más importante centro de la vida política, social y económica de la Nueva España, fue un núcleo fundamental de transmisión y creación cultural. Paulatinamente, a lo largo del periodo colonial se promueven muy diversas actividades artísticas, tales como: arquitectura, escultura y pintura. Asimismo, la poesía, el teatro y las actividades científicas como la geografía y cartografía adquieren un fuerte impulso.

En la segunda mitad del siglo XVIII la ciudad sufrió el impacto de las ideas reformadoras de la ilustración. La ciudad de México fue pieza clave de estos intentos modernizadores. Se propusieron entonces nuevas disposiciones que promovían la limpieza, el empedrado y la iluminación de sus calles más céntricas, además de impulsar la reorganización de la policía y la introducción de un nuevo estilo arquitectónico: el neoclásico, que hará que cambien4 las fachadas y edificios de estilo barroco.

EL CHOQUE ENTRE ESPAÑOLES E INDIOS en la zona central de México, en el siglo XVI, propició una nueva actitud en la población indígena que mantuvo latentes tradiciones prehispánicas, las que hasta la fecha le proporcionan un sentido de identidad colectiva y un lazo de unión muy sólido. Se transformaron los conceptos de propiedad de la tierra, privatizándola fuertemente, pero se mantuvo la tierra comunal. Se introdujo el ritual católico, aunque se conservaron muchas prácticas o creencias anteriores.

En el centro de la Nueva España (lo que hoy es el Estado de México) se manifestó la dinámica entre las dos categorías de agentes participantes del proceso de transculturación: los indios y los españoles en su relación productora, social y política. La formación de esta nueva sociedad constituyó un proceso largo caracterizado por un movimiento entre lo hispánico y lo indígena durante los siglos XVI y XVII hasta lograr una nueva clase de cultura producto del mestizaje.

El Estado de México es un ejemplo idóneo de éstos y otros mecanismos, pues se encuentra en el camino entre valles que se caracterizaron por una producción agro ganadera y el centro consumidor de ellos, la ciudad de México. Esta posición intermedia le permitió conservar los rasgos indígenas a la vez que recibía la influencia española. Al mezclarse ambos, se logró una sociedad representativa de la conquista espiritual y cultural que mantiene fuertes rasgos indígenas, característicos de la realidad nacional.

La formación del sistema colonial: repartos y encomiendas

Después de dominar Hernán Cortés y su hueste el antiguo Imperio mexica, el deseo de llegar a conquistar los reinos tarascos incitó a los españoles a planear la conquista del valle de Toluca, que era el paso obligado hacia Michoacán. Ésta fue realizada en dos etapas, y según los cronistas de la época, se ejecutó en forma rápida y relativamente fácil. Con esta invasión todo el territorio central quedó en poder de los españoles. Cortés, como gobernador General y justicia mayor de la Nueva España, repartió la tierra de acuerdo con los méritos de sus soldados, sin recabar previamente la autorización real y de acuerdo con la política de "hechos consumados".

Para justificarse aseguró posteriormente que había sido necesario arraigar a los españoles a la tierra, con el fin de proteger a los naturales: "Yo repartí los solares a los que se asentaron por vecinos, e hízose nombramiento de alcaldes y regidores en nombre de vuestra majestad, según en sus reinos se acostumbraba".

LA MODA COLONIAL
En la moda colonial usaban Peinetas, miriñaques, corset, amplios vestidos, abanicos, chalequillos, calzones cortos, casacas y coletas, todos aspectos de la moda colonial utilizados como símbolo de diferenciación social, alejar el cuerpo de posibles roces espurios condenados públicamente o para adaptarse a los rígidos patrones costumbristas fijados por el calendario eclesiástico. Una estética renovada de los vestidos se da a mediados del siglo XIX y las piernas comienzan a ser mostradas recién a comienzos del siglo XX, ni que hablar de la revolución de los años 60” con las minifaldas condenadas por algunos retrógrados y glorificada por una generación que pretendía liberarse de tantas ataduras.

En el siglo XIX los colores oscuros eran los que prevalecían; el blanco, gris y el negro –como sinónimo de dignidad, austeridad, sobriedad y pureza- por sobre todo, se reservaba para las clases más pudientes los colores brillantes como el púrpura, pero durante mucho tiempo predominó la sencillez sobre la excentricidad y los tonos sombríos. Las vestimentas debían reflejar una estética del autocontrol y el ocultamiento de la silueta de los cuerpos con pesadas y gruesas telas, abanicos, guantes, etc.

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