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Intocable (Intouchables)



Directores: Eric Toledano y Olivier Nakache.

Intérpretes: François Cluzet, Omar Sy, Audrey Fleurot, Clotilde Mollet, Anne Le Ny, Cyril Mendy.

Nacionalidad : Francia.

Duración : 109 minutos. 

por Asier Sisniega




El día 24 de septiembre ha tenido lugar el estreno mundial de la película Intouchables, clausurando el Festival de Cine de San Sebastián 2.011. La cinta ha puesto el broche a la Sección Oficial fuera de competición. Los dos directores, Eric Toledano y Olivier Nakache, así como los dos protagonistas, François Cluzet y Omar Sy, han hecho acto de presencia en la capital guipuzcoana para presentar esta deliciosa comedia dramática. Ambos realizadores han formado un tándem durante los últimos 15 años, que les ha llevado a rodar juntos varios cortos y cuatro largometrajes. Para este proyecto se han basado en hechos reales.  

Driss (Omar Sy) conduce un Maserati a gran velocidad por las calles de París, acompañado en el asiento del copiloto por Philippe (François Cluzet), un tetrapléjico de mediana edad. Cuando la policía les da el alto, Philippe simula un ataque para lograr que los gendarmes les acompañen hasta el hospital más próximo y, de ese modo, les perdonen la inevitable multa. La película se retrotrae en el tiempo a algunos meses antes, para presentarnos una entrevista de trabajo en un lujoso edificio del centro de la ciudad. El empleo consiste en cuidar a un aristócrata paralítico que vive rodeado de huevos de Fabergé y del más excelso refinamiento, pero que no puede valerse por sí mismo ni siquiera para rascarse su rostro. Driss se presenta en la casa con el único fin de lograr que le firmen su papel del paro, de modo que pueda cobrar la prestación por desempleo. Philippe, tras comprobar el arrojo y descaro del joven negro, que no duda en tratarle como a un igual pese a su condición de impedido, decide romper con todas las convenciones y entregar el trabajo a este joven desinteresado, pese a su nula preparación, con el deseo de que se integre en la sociedad mediante la vía del esfuerzo, la dedicación y la responsabilidad. Entre ellos se forjará una amistad duradera, de la que saldrán muy beneficiados. Ambos resquebrajarán el boato de las clases altas y demostrarán que el afecto está por encima del dinero, a pesar de que en ocasiones la realidad se imponga.


Habitualmente, una comedia dramática de esta índole responde a una estructura y a unos tópicos, que el espectador espera y que sus responsables satisfacen en menor o mayor medida. En los últimos años, el público se conforma con reírse cuatro o cinco veces durante una proyección. Quedan lejos aquellos tiempos del Hollywood clásico, cuando las risas constantes del respetable impedían escuchar los siguientes diálogos de los protagonistas. Intouchables hace reír decenas de veces, incluso en más de una centenar de ocasiones. Es un auténtico festín de la carcajada, que llega a cotas pocas veces vistas en la última década. Además, no se trata de un humor soez. Cuando hace uso del lenguaje explícito, sus responsables lo adornan con una elegancia y un saber hacer que bebe de los mejores del género, y que deja a la altura del betún a aquellos cineastas que recurren al humor más primario y repetitivo. 

En centenares de obras artísticas se ha tratado la evidente dualidad que existe entre aquellas personas que viven una situación de vida poco privilegiada y aquellas que viven rodeadas del lujo más extremo. En la obra de teatro Pigmalión de George Bernard Shaw, un profesor de fonética fanfarroneaba con la idea de enseñar a pronunciar con una perfecta dicción a una florista callejera y convertirla en una mujer refinada. La obra sería adaptada al formato musical bajo el título de My Fair Lady, y posteriormente se rodaría el largometraje del mismo título. En Entre Pillos anda el Juego (John Landis, 1983), Eddie Murphy se transformaba en presidente de una compañía, dejando atrás la calle, por capricho de dos poderosos hombres de negocios. En la novela El Príncipe y el Mendigo de Mark Twain, un niño de clase baja ocupaba el puesto del Príncipe Eduardo. En Rafi, Un Rey de Peso (1991), John Goodman llegaba a ser el heredero de la corona británica, pese a sus pésimas maneras. En todas estas creaciones, personas de baja alcurnia y modales poco cuidados llegaban a las más altas instancias, subrayando de paso las injustas diferencias sociales existentes entre unos y otros.


Intouchables se enmarca en este terreno, destacando que por encima de los rígidos encorsetamientos sociales, las personas somos en esencia iguales en lo más profundo: sensibles, insatisfechas, inseguras, plagadas de miedos y de deseos de refugiarnos en el amor que nos brindan nuestros pares. El film logra plasmar todo esto con maestría, sin salirse de la estructura esperada y de un desarrollo prototípico, pero lo hace con tal brillantez y emotividad, que Intouchables se convierte de modo inmediato en una de las mejores comedias de los últimos años. Las frases son ingeniosas y punzantes como cuchillos, lo cual denota que han sido trabajadas hasta la extenuación. Los actores y actrices las lanzan con el tono adecuado para lograr el efecto deseado, por lo cual su buen hacer es tan imprescindible como el talento para escribir diálogos de sus realizadores. 

François Cluzet, nominado nada menos que en nueve ocasiones a los premios César, y ganador al mejor actor en 2007 por Ne le dis à Personne de Guillaume Canet, elabora un cuidado personaje que mezcla el hastío y la impotencia de verse postrado en una silla de ruedas, los sinsabores de su vida y la alegría de verse acompañado por un joven lleno de vitalidad, que contrasta con la quietud del propio Philippe. Sobre Omar Sy, habitual de los trabajos de estos dos directores desde sus comienzos y que realiza un encomiable papel, recae la mayor parte del peso cómico, gracias a la espontaneidad e irreverencia del personaje para decir aquello que piensa sin importarle la corrección de sus palabras. También se enfrentará a la difícil situación de ver cómo su amplia familia malvive en un piso de escasos metros cuadrados en los banlieus parisinos.


Quizás sea esta parte la que no cuente con el mejor desarrollo posible. Aporta algunos de los inevitables momentos dramáticos, pero no se profundiza, aunque sin duda ésta será una decisión deliberada para hacer que la parte cómica sobresalga por encima de la parte más emotiva, representada por las crisis de Philippe y los problemas familiares de Driss.

Los anteriores proyectos de Eric Toledano y Olivier Nakache fueron recibidos con amplio respaldo por parte del público en Francia. Con Intouchables dan un paso más allá, y a buen seguro logren el gran taquillazo francés del año, varias nominaciones a los César y emocionar a millones de personas del país galo. Esperemos que el resto del mundo tenga la oportunidad de disfrutar de esta divertidísima comedia en los próximos meses. Imprescindible.


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