miércoles, 2 de mayo de 2012

VALENTÍA, VALOR Y LEALTAD.


POEMA DE MÍO CID

Todo comenzó cuando el rey Don Alfonso envió a su vasallo El Cid por unas parias (pagos) a donde el rey de Sevilla estaba. El Cid como siempre fue presurosamente a cumplir con el encargo de su rey; al llegar se llevó la gran sorpresa de que el rey de Granada se enfrentaba con el rey de Sevilla (aliado de Don Alfonso) así que como deber suyo se enfrentó con sus aliados contra el reino de Granada, venciéndolos. Todo lo que El Cid logró quitar a sus contrarios fue destinado al reino de Sevilla, donde le apodaron “El Cid Campeador”. Así pues e dirigió al reino de Don Alfonso victorioso; fue reconocido y aplaudido su acto por el rey, sin embargo, la gente después comenzó a hablar mal del Cid y su acto. El rey Alfonso guardaba algunos rencores para con El Cid y fue así como gentes cobardes lo envenenaron fácilmente con mentiras sobre El Cid.
Fue enviada una carta a la casa de El Cid done decía que era desterrado y debía abandonar el reino en un mínimo de 9 días. Habiendo leído ésta carta El Cid se dedicó a reunir a sus vasallos –los miso que se irán con él-.
Así pasó por varias peripecias que lo ayudaron a sobrevivir ya que se encontraba empobrecido porque el rey Don Alfonso ordenó que nadie le diera asilo al Cid y sus vasallos ya que de sr sí serían asesinados.
Llegó Martín Antolinez –alguien encontrado casualmente-, para proveer de bienes al Cid, se le ocurrió hacer unas arcas, llenarlas de arena, y vendérselas a unos judíos, por seiscientos marcos.

Martín Antolinez  retorna a casa mientras El Cid parte hacia Cardeña, se despide de su mujer y de sus hijas y le deja a Don Sancho 150 marcos para que cuide a su familia y le dice que por cada uno que gaste él le recompensará con cuatro más. Se despide y se va, llevándose con él un centenar de castellanos.
Llegan a Castejón, que cae en poder del Cid –prosperan- y siguen andando. El Cid acampa sobre Alcocer, y se enfrenta a los moros que son muchos más que él, derrota a los moros, y se lleva un gran botín, tiene clemencia con los moros, y los pone a servir. Más adelante, el Cid se va de aquí, y vende el castillo de Alcocer a los moros.
Luego de esto es que El Cid llega al reino de Barcelona donde el rey lo ataca, vence El Cid y encierra al rey. El rey se rehúsa a comer y prefiere morir de hambre, lo cual El Cid no permite y lo libera.


A partir de aquí, el Cid se dirige a Valencia, donde poco a poco vence a los moros y al Rey de Sevilla, y se hace con todo el reino de Valencia, manda unos regalos al Rey Alfonso. Este los acepta y perdona al Cid y permite que este se lleve a sus hojas y a su mujer, a valencia, Minaya, que es el intermediario. El Cid agradece por esto y se marcha. El Cid regresa siendo prospero y muy rico, lo cual inquieta a los infantes y éstos se quieren casar con las hijas del Cid, hablan con el Rey Alfonso, y este le dice arreglan una cita con el Cid, en el río Tajo, acuerdan que se casen y así lo cumplen Son casados por Minaya, el representante del rey Alfonso; los infantes y las hijas del Cid están muy contentos. Pasados unos días un rey Marroquí intentó conquistar Valencia y los Infantes se echaron atrás en la batalla, y el Cid les dijo que no hacía falta que lucharan. 


Estando el Cid dormido, el león que tenia, se escapó los Infantes se asustaron, y se escondieron, y el Cid se enfrentó al león y lo acobardó. Entonces los Infantes fueron objeto de risas y de bromas. Para vengarse, decidieron ir a Carrión y llevarse a las hijas del Cid, y maltratarlas por el camino, así hicieron y cuando el Cid se enteró avisó al rey don Alfonso y le dijo que quería concertar una corte en la que él pudiera retar a los Infantes de Carrión, y así vengar el mal que le habían hecho a su hijas. El rey Alfonso aceptó, y quedaron un día determinado para realizar la corte, ese día el Cid llegó y pidió a los Infantes que le devolvieran las espadas, Colada y Tizón, y trescientos marcos que les fueron dados; los infantes los gastaron y tuvieron que pagar en especie dicha cantidad. Entran en la corte los Infantes de Navarra y Aragón, que piden al Cid la mano de sus hijas, y este las acepta, y de nuevo las pone en manos de rey don Alfonso. Éstos se enfrentan con los infantes de Carrion. Los del Cid vuelven a valencia con victoria y el Cid casa a sus hijas con los Infantes de Aragón y Navarra Esta vez resulta todo bien y las hijas son muy felices, El Cid logra volver con la cabeza alta a su lugar y es muy feliz con su esposa.

Es así como ésta historia nos da un ejemplo de cómo debemos comportarnos ante las adversidades que se nos puedan presentar. Debemos siempre tener la frente alta y no rendirnos nunca, no importa que tan difíciles parezcan las cosas, al final todo sale bien.
Defender a las personas que queremos y darnos cuenta con quien contamos incondicionalmente nos servirá sin lugar a duda como un punto de apoyo en las batallas que tengamos que luchar a lo largo de nuestro camino. Las personas que realmente  nos son fieles no nos abandonarán en el camino; bajo ninguna circunstancia dejarán caer nuestra bandera y lucharán con nosotros hasta el final, así mismo serán recompensados.
Cada quien a lo largo de la vida y en cualquier situación que se presente recibirá gratificación por sus buenos actos y reprimendas sí es que estos no son buenos. Cada quien paga lo que debe al final y no se salva de cargar con sus culpas. Así que vale más hacernos responsables y ser rectos cuanto a nuestras manos esté.
Es importante que para evitar injusticias sometamos a la razón cualquier actitud que las personas tengan, que no nos dejemos llevar por actos viscerales y seamos cuidadosos a quien damos nuestra confianza.
Con este libro pude aprender muchas cosas; y aunque no esté basado en hecho reales o cosas cotidianas se puede aplicar y relacionar cada frase y cada hecho con nuestra vida diaria, con nuestro entorno y las actitudes que tenemos día con día.     

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