Cambiar por ahorrar o ahorrar para cambiar.

Por Alejandro Villalobos

Choco-aventuras

Aproximadamente por el mes de abril mi coche sufrió un percance a manos de su conductor, o sea: yo. A partir de ese día los trámites: que vaya a verlo el seguro, la evaluación, el taller, el pago de los daños y la devolución. El proceso tomó más de dos meses, tiempo en el cual, mitad porque no me quedaba de otra y mitad porque así lo decidí, me acostumbré a utilizar el transporte público. Además de la razón evidente, decidí que si tanto me quejo de la contaminación, del uso excesivo de los combustibles, del tráfico, de las tarifas desmesuradas de los estacionamientos y de los altos precios de la gasolina, como que era obvio lo que tenía que hacer. Y de paso, bajo la pancita chelera y ahorro algunos centavos.

 

Afortunadamente para mí, mi trabajo y mi casa me quedan a dos cuadras de una estación de  Metrobús – uno por Perisur y otro en la Condesa –, lo cual facilitó muchísimo la “migración”. Sin embargo, cuando me he tenido que mover a otros lugares, tampoco sufro mucho tomando el metro o un microbús. Les presento a continuación cómo es que estoy ahorrando (bastantes centavos) con mis viajes en el autobús rojo:

Antes del metrobús:

 

  • Gasolina promedio por semana (calculado sólo considerando traslados entre trabajo y casa)

$200.00 x 4 = $800.00

  • Estacionamiento promedio por mes (lo que cobra generalmente un “viene viene” por un mes en la Condesa)

$350.00

 

En números muy simples, estaba gastando aproximadamente $1,150.00 en transportarme al trabajo todos los días. Eso, sin contar el estrés del tráfico, las horas perdidas en el mismo. Mi caso es muy afortunado como les dije, pues la pensión del coche es relativamente económica (tengo amigos que pagan hasta $1,000.00 mensualmente por la estacionada) y porque las distancias que recorro no son tan grandes (nuevamente, mucha gente trabaja de un lado de la ciudad y vive en el extremo opuesto), por lo que mis gastos son, hasta eso, “bajos”. El automóvil, además, es un bien que se deprecia con el uso y que inevitablemente trae consigo gastos como el cambio de aceite, de anticongelante, el servicio de los “x” kilómetros, etc.

 

Después del metrobús

 

 

 

 

 

 

Dos pasajes al día:

$10.00 x aproximadamente 20 días laborados: $200.00

 

Y ya. Esto representa un ahorro de $950.00 nada despreciables. ¿Qué otras ventajas he encontrado de viajar en transporte público? Muchas: me ahorro estrés y dolores de cabeza de lidiar con idiotas al volante; llevo siempre conmigo un libro y mi iPod por lo que además de ahorrar dinero, escucho música y estoy leyendo mucho más que antes; hago ejercicio – aunque sea tantito – caminando hacia y de las estaciones; el tiempo que hago en transportarme muchas veces es menor que si lo hiciera en coche; no contamino tanto y hasta me da tiempo de revisar Twitter más seguido :3

 

Evidentemente, cada caso es diferente y habrá quienes ahorren mucho más que yo o mucho menos que yo dependiendo de las ubicaciones de sus trabajos y casas y de los diferentes transportes que deban de tomar. Obviamente hay muchos lugares a los que sigo viajando en coche ya sea por la dificultad de llegar, porque cargo con cosas o por las horas, pero esto ya es en las menos ocasiones.

The bottom line

vale la pena tomarse un tiempo en analizar el ahorro que puedes tener viajando en transporte colectivo. De verdad, no es tan terrible como parece y vale la pena intentarlo.

 

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