Anoche salieron los resultados de las becas de Jóvenes Creadores y seguramente hoy habrá tremendas borracheras: unos cuantos celebrando que la obtuvieron y la mayoría en la depre por el rechazo.

Hoy no quiero compartir con ustedes un documento del archivo de Pinto mi Raya, sino un cajón entero, que es en el que guardamos todos los proyectos que hemos propuesto para diversas becas y que nos han bateado.

Seguramente a algunos esto les sorprenderá. A lo largo de los años varios de nuestros proyectos han obtenido apoyos del FONCA, de lo que fue el Fideicomiso para la Cultura México EU, de Artes X todas Partes, de la Fundación BBVA Bancomer y PAC, así como patrocinio de empresas como Canon y Diestro. No sólo eso, sino que también hemos sido jurados de múltiples concursos y becas, por lo que aparentemente estamos muy bien colocados. Aun así, el cajón de lo rechazos sigue engordando.

Quizá para nosotros es más fácil aceptar ese tipo de rechazos porque empezamos a trabajar como artistas cuando no solo no existía el FONCA, sino en una época en la que se cuestionaban los apoyos de la iniciativa privada por lo que siempre asumimos que nosotros mismos teníamos que financiar nuestra producción y encontrar la forma de llevar a cabo los proyectos, con o sin apoyos. Pero sin duda se siente gacho.

Uno de los botones de Pinto mi Raya que nos poníamos en distintos eventos a manera de una discreta protesta con contra del sistema de becas a mediados de los noventa.

Con los años hemos desarrollado una metodología para aceptar estos rechazos sin desanimarnos, sin echar culpas y sin dejar a un lado una postura crítica. Quizá no lo saben, pero cuando primero salieron las becas formamos un grupo que se llamó los Abajofirmantes y nuestras batallas lograron que fueran cambiando algunos aspectos del FONCA, tanto así que en los últimos años hemos aceptado ser jurados porque hemos visto que hay cambios reales (empezando por el código de ética), pero no dudaríamos en expresar nuestro desacuerdo si vemos que algo no funciona.

En aquel entonces llevamos el pleito a las cámaras de diputados y senadores.

Pero volviendo a nuestra receta. En primer lugar revisamos si nuestro proyecto tuvo alguna falla. A veces los proyectos que se entregan están mal desarrollados, no muestran claramente las ideas o de plano no son viables.

En segundo lugar, si un proyecto realmente nos interesa y es rechazado o buscamos recursos por otro lado o volvemos a insistir. Habiendo sido jurado no saben que frustrante es no poder apoyar a todos los proyectos que una quisiera porque hay un límite de recursos. Muchas veces no se quedan afuera por falta de calidad.

Por otro lado, si estamos convencidos que el rechazo es por cuestiones injustificadas, como por ejemplo si cierto tipo de propuestas artísticas son sistemáticamente rechazadas, pues no queda más que dar la batalla y meterse nuevamente a tratar de cambiar el sistema.

¡Salud!