Letrinas: Ciudadano cero











Ciudadano cero
Por Alejandro Carrillo


"Era un individuo de esos que se callan por no hacer ruido,
perdedor asiduo de tantas batallas
que gana el olvido."

Joaquín Sabina

Andrés despertó cerca de las cinco de la mañana, víctima de la tristeza. Una profunda náusea lo llevo al retrete y de ahí a la ventana de la habitación. Sintió la primera brisa mediterránea y el vértigo de saberse nueve pisos por encima de la Diagonal. Por un momento sintió fortuna y contuvo el llanto.

Como cada martes, lo invadió la pesadumbre del fracaso y la sensación de no pertenecer a ningún lugar. Durante el café pensó en Ana, la última fuente de su voluntad y de su vida. Casi sin querer, recordó su denso cabello, sus ojos grandes y su láctea piel; le vino a la mente algún gesto burlón y por un momento creyó escuchar el susurro de su voz hablándole por encima del hombro durante el desayuno. Una voz cuya tesitura tuvo la bondad de calmar la sobrecarga emocional de un hombre delgado, incapaz de controlar sus impulsos.

“Un día voy a hacer algo por lo que todos recordarán mi nombre”, se dijo para sus adentros como otros tantos martes, y bebió el último sorbo de café. Se metió a la regadera y canturreó la única tonada capaz de salvar el mundo conocido. Zapatos, pantalón, camisa. Se anudó la corbata con cierto recelo frente al espejo y salió con el saco en una mano y el equipaje en la otra. Entregó la llave de la habitación y abordó un taxi con rumbo al aeropuerto. Su avión despegaba a las 9:55.

Durante el trayecto, sintió el nervio común que antecede cualquier viaje y como tantas veces recordó las palabras con las que su madre lo reprendió aquel día de hace veintitantos años; el día que se sintió pájaro y aterrizó de emergencia en el jardín trasero y con la pierna en tres pedazos: “Vuela todo lo que quieras, pero nunca llegarás a Neptuno”. 

Se le hizo temprano y compró el diario antes de abordar el vuelo 9525 que lo llevaría a casa. Leyó noticias hasta donde su malograda vista se lo permitió. Sintió tensión y angustia, le sudaron las manos, le temblaron las piernas. Fue al baño a vomitar hiel, se refrescó la cara y con un buche de agua se pasó la olanzapina que tanto bien había traído a su vida desde el abandono de Ana.

Pasó la angustia y subió al avión a las 9:30. Saludó a la tripulación y le dio el primer reporte al capitán. A las 10 en punto, como tantos martes, Andrés volaba al norte a bordo del vuelo 9525 con destino a casa. 

Ya más relajado, Andrés supo atender las trivialidades y la jerga aeronáutica del capitán  durante veinte minutos. A las 10:27, el A-320 alcanzó los 38 mil pies de altura y el capitán le pidió al copiloto preparar el aterrizaje, -vamos a ver, ojalá- respondió Andrés. El capitán abandonó la cabina para ir a orinar. A las 10:31 inició el declive.

Cuatro minutos le bastaron a Andrés para convertir el tedio matinal en adrenalina, cuatro minutos para ocupar el asiento del capitán, cuatro minutos para cerrar la puerta de la cabina y activar el sistema de descenso, cuatro minutos para recordar esas vacaciones invernales de la infancia, cuatro minutos para grabarse  la cara de Ana, cuatro minutos para ver de cerca el paisaje alpino a setecientos kilómetros por hora y cuatro minutos para caer diez mil metros en picada -cuatro minutos para hacer algo por lo que todos recordarán su nombre-.

Lejos de esa cabina quedaron los gritos de la tripulación y las súplicas del capitán pidiendo que “por el amor de dios, abriera la maldita puerta”. Andrés no tuvo tiempo de escuchar los alaridos de horror de ninguno de los setenta y tres alemanes, ni de los treinta y cinco españoles, ni del holandés, ni de la británica, ni de las dos mexicanas, ni del matrimonio argentino. Tampoco escuchó las llamadas de la torre de control ni las alertas de pérdida de altitud. 

Lejos quedaron la vista nublada, los trastornos psicosomáticos y los antidepresivos; lejos quedó la restricción del psiquiatra para volar, lejos la voz de Ana, lejos el insomnio, lejos la náusea, lejos el vacío, lejos Neptuno, lejos la amargura, lejos las nubes.

Son las 10:41 y Andrés con la piel eriza frente a la ventanilla de la cabina, siente nuevamente la primera brisa mediterránea y el vértigo de saberse nueve pisos por encima de dios. Siente por un momento fortuna y no puede contener el llanto. Andrés frente al macizo de Trois-Évêchés, canturreando la única tonada capaz de salvar el mundo conocido.


70 años de Eric Clapton


Eric Clapton, considerado uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos y quien se encuentra en el Salón de la Fama del Rock, festejará este lunes su cumpleaños número 70, a la espera de lanzar una colección de discos con sus grandes éxitos titulada Forever Man.

La recopilación, saldrá a la venta el 11 de mayo en formatos físico y digital, incluye tres décadas de la obra del legendario músico, a lo largo de su colaboración con Reprise Records, entre ellos, sus clásicos temas de rock, así como sus himnos de blues.

Eric Patrick Clapton nació el 30 de marzo de 1945 en Ripley, Surrey, Reino Unido. Fue un niño sosegado y con una clara aptitud para el arte, que creció hasta los nueve años con la creencia de que sus abuelos eran sus padres.

Las primeras influencias musicales del llamado Dios de la Guitarra fueron el blues de Robert Johnson, Muddy Waters, Big Bill Broonzy, B.B.King y otros grandes músicos.


La génesis de 'mano lenta'

Se entusiasmó tanto por la música, que cuando cumplió 13 años su abuela le compró su primera guitarra y a los 15 pudo cumplir su sueño: tener una guitarra Kay eléctrica con un amplificador de 30 vatios, con la que comenzó a tocar en clubes folk por las noches.

Se matriculó en el Kingston College Of Art, donde eligió estudiar diseño de vidrio de colores; sin embargo, la mayor parte de su tiempo se la pasaba tocando la guitarra. En 1963 fue expulsado del colegio por mal comportamiento e ingresó al grupo The Roosters, en el que duró siete meses, y durante un mes estuvo en el grupo Casey Jones & The Engineers.

Clapton comenzó a tener éxito cuando se unió a The Yardbirds, grupo que lo apodó Slowhand, al mismo tiempo que le dio reputación como uno de los mejores guitarristas de Reino Unido.

En 1965 se unió a la banda John Mayall's Bluesbreakers, etapa en la que consolidó tanto su nombre como el de su banda. Fue durante este periodo en que aparecieron las pintas: “Clapton es Dios”.

Un año después, en 1966, dejó el grupo de Mayall y se unió a Jack Bruce y Ginger Baker para formar la banda de rock Cream, y después de tres años de grabaciones consecutivas y conciertos multitudinarios, sobre todo en Estados Unidos, se separaron, en 1968.

El guitarrista fue invitado a tocar en conciertos de John Lennon y juntos grabaron el sencillo Cold Turkey. A principios de 1970 hizo su primer álbum homónimo como solista, que incluyó temas clásicos de su repertorio como Let It Rain y Blues Power.

Ese mismo año colaboró en la grabación del disco triple de larga duración de George Harrison, All Things Must Past, y formó un nuevo grupo con tres miembros de la banda de Delaney And Bonnie, Derek And The dominos.

Con este grupo y la ayuda del guitarrista Duane Allman, grabó el que se considera el mejor álbum de toda su carrera, Layla And Other Assorted Love Songs, que compuso inspirado en la mujer de George Harrison, Patty Boyd, con quien se casó años después.

Tras el fracaso de Layla, la muerte de su padre Jack Clapp y la de su amigo Jimi Hendrix, Clapton comenzó su adicción a la heroína, dependencia que se agudizó durante dos años en los que casi desapareció de la escena musical.

En el infierno de las drogas

Luego de una terapia basada en la acupuntura, Clapton dejó sus problemas con las drogas y su amigo Pete Townsend organizó su regreso a los escenarios en un multitudinario recital en el Rainbow Theatre, de Londres, que dio vida a un excelente álbum en vivo.

En 1974 grabó el álbum 461 Ocean Boulevard, que fue número uno en las listas de popularidad estadunidenses y que incluía la versión del clásico de Bob Marley, I Shot The Sheriff. Ese mismo año participó en la película Tommy, de Ken Russel y Townshend.

Empero, su verdadero éxito comercial como artista solista llegó en 1977 con el disco Slowhand, que contenía los éxitos Lay Down Sally, Wonderful Tonight y el clásico Cocaine, el cual vendió más de tres millones de copias en Estados Unidos.


A finales de los 70, Clapton empezó a sentir los efectos de su adicción a la bebida, que culminó en 1981, cuando se desplomó durante una actuación en Madison, Wisconsin, por lo que fue hospitalizado y le diagnosticaron varias úlceras, tras lo que ingresó en una clínica especializada para problemas de alcoholismo.
En 1983 apareció una recopilación de sus grandes éxitos, consiguiendo ventas por más de siete millones de copias en Estados Unidos. Para 1990 editó su primer álbum recopilatorio titulado Crossroads, con 73 canciones de todas sus épocas y grupos.

En 1990 su hijo Conor murió al caer por la ventana de un rascacielos en Nueva York, y en su recuerdo, compuso el inefable Tears In Heaven, que le valió el éxito absoluto en la edición de los premios Grammy.
Dos años después, con Unplugged (1992) regresó al blues clásico por la puerta grande, ganó seis premios Grammy. Fue el colofón a una carrera que continúa con éxitos como Bright Lights In Blues City, From The Craddle y Pilgrim.



Dios salve al blues

En 2004, lanzó un álbum homenaje al mejor bluesman de la historia: Robert Johnson. Me And Mr. Johnson, que incluye 14 versiones de los 29 temas que grabó el maestro del blues de Mississippi durante su breve carrera en los 30.

En 2006, el guitarrista invitó a Dereck Trucks And Doyle Bramhall II, con quien ya había trabajado anteriormente, para que acompañaran a su banda durante su gira 2006 y 2007.

El 20 de mayo de 2006 hizo una actuación con Roger Taylor (Queen) y Roger Waters (Pink Floyd) en el Castillo Highclere. Para agosto de ese año, apareció como invitado especial en el concierto de Bob Dylan celebrado en Columbus Ohio, en donde tocó la guitarra durante la actuación de Jimmie Vaughan, quien abrió el evento.

Tres meses después, publicó el álbum The Road to Escondido en colaboración con el músico J. J. Cale, que contó con la participación de Derek Trucks y Billy Preston. El material logró Disco de Oro y recibió buenas críticas.

Posteriormente, Clapton continuó con otras producciones y una serie de conciertos, con los que recorrió Estados Unidos, Canadá y parte de Europa, gira que extendió de 2008 a 2009, año en que salió a la venta un set de dos CD y dos DVD de tres conciertos con Steve Winwood en el Madison Square Garden.

En 2010, el guitarrista inició una serie de conciertos por Estados Unidos y Europa, que concluyó en Estambul, Turquía, en junio del mismo año.

Al año siguiente y durante la celebración de su cumpleaños 66, un canal estadunidense de televisión de paga transmitió tres de sus más importante conciertos durante ese fin de semana.

En 2013, el músico promocionó su álbum Old Sock, que tuvo como productores a Doyle Bramhall II y Justin Stanley, a los que se añade Simon Climie, colaborador habitual y coproductor de otros discos (Me And Mr. Johnson (2004), Reptile (2001) y Pilgrim (1998)).

En 2014, lanzó el vigésimo primer álbum de estudio The Breeze: An Appreciation Of JJ Cale como homenaje póstumo a su amigo y colaborador JJ Cale, quien falleció el 26 de julio de 2013 a los 74 años a causa de un infarto. El disco contó con la colaboración de músicos como Willie Nelson, Tom Petty, Mark Knopfler y John Mayer, entre otros. (Notimex)

Letrinas: Esos labios

 Pirotecnia Verbal | Por Tuto Flórez |
 
Esos labios
(Reflexión orgánica)



Sólo una mujer autentica, una afrodita sincera, una fémina con un corazón incendiario y pasional, y sin deseos ocultos te permitirá tocar sus labios; porque sabe que encontrarás su verdad... la mujer es básicamente sus labios.



Por ello expongo ante ustedes esta parte delicada y sensitiva, no expongo mi vista particular como hombre sobre esta zona del cuerpo femenino, no expongo sólo un conjunto de órganos, dejo ante ustedes lectores de Sputnik, los labios de ella, la elección no es arbitraria a propósito de la corporalidad, la decisión se debe a la capacidad de permear de indagar en las profundidades de un ser humano a través de esta hermosa pieza, a la que hemos convenido en llamar labios; objeto de pasión y deseo para algunos, puerta de entrada al alma y el fuego que anide en la mujer para otros. Qué es lo que sientes cuando besas a una mujer, qué sensación se produce cuando como hombres nos dejamos caer sobre la mujer a través de sus labios; preguntan los chamanes del amor y la respuesta por simple que parezca no deja de ser auténtica y muy sincera, siento todo el universo a mis pies, siento al mundo pero al hacerlo y ver esos labios, entra en contacto con estos, se descubre una ventana más que junto a los ojos, nos conduce hacia el alma. 


En mi caso, al inicio me cautivo el color, cada tono, cada línea, el contorno y la forma, que siempre es diferente nueva y apetitosa en cada mujer; en su conjunto quede embelesado por los colores naturales de los labios femeninos, unos rosa, otros rojos, unos morenos y otros un tanto más oscuros, alguno amoratados, otros simplemente coloreados, fue entonces cuando posé mi vista sobre aquella extraña que a la distancia e inmóvil solo permitía entrever sus labios, esos labios; al percatarme de ellos y su unicidad, precisé entonces explorar el alcance, el sentido, el color, el sabor y la calidez de aquel ser de mujer, a través del simple contacto con esos labios. 


Me dirigí hacia ella y la besé; se hizo evidente una simple y hermosa verdad, es la honestidad y la simplicidad la que a través de los labios se refleja, por ello mi elección convergió en esta zona corporal en particular, de que otra forma podría ser, la claridad en esos labios, su carnosidad, forma y gusto me dejaron embelesado. De hecho creo que puse cara de pasmado. Ella aceptó de buen agrado el gesto y sin mediar palabra, nos vinculamos solo a través de ese extenso y sustancial beso; entendí entonces, que se trata de descubrir o redescubrir un nuevo lenguaje no articulado pero susceptible de interpretación, que a través del intercambio de lenguas que luchan entre si arremolinadas, de una respiración entrecortada, por la agitación de los sexos y de una fuerte conexión que se da mientras dura el beso, nos acercamos más como seres humanos, como una especie de proyecto de desciframiento de lo que somos y sentimos a través de nuestros besos, gracias a este acto simple y autentico, tomamos conciencia del otro, de sí mismos y del mundo entero, de nuestra conexión con todo y con todos, de nuestro sentir más profundo y de una gloria olvidada a la que llamamos deseo… esos labios. 


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El autor: Tuto Flórez, nacido en el departamento de Santander, en la caótica y convulsionada, pero hermosa tierra del suramericano país llamado Colombia. Melómano consumado, amante del rock, de la música hecha con sentido, sobre todo de los años noventa y la cultura underground. Cinéfilo por convicción. Crecí entre los textos, de Henry Miller, Charles Bukowski, Allan Stewart Königsberg más conocido como Woody Allen, H. P: Lovecraft y Allen Ginsberg. @tuto201333

El “Aullido” de Allen Ginsberg

Por Carlos Noyola |

Si Allen Ginsberg viera sus poemas completos publicados en 2006 por HaperPerennial en Estados Unidos tendría suficientes razones para sentirse mal. Su poesía no vale per se de acuerdo a la edición, sino porque The New York Times considera que es brillante. Así se puede ver a Ginsberg y a su poesía como un ejemplo más de los rizomas de los que hablaban Deluze y Guattari, que aunque al principio parezcan desestabilizadores, terminan por expandir el sistema troncal, que se fortalece promoviendo a sus críticos, quienes quedan neutralizados en el instante en que se convierten en objetos de consumo.

Partidario de la unión internacional de trabajadores, enemigo de la desigualdad y la guerra, Ginsberg es casi el estereotipo del poeta comprometido. Del poeta que murió al margen. Así se siente a Ginsberg, especialmente en Howl, su poema más conocido (se traduce al español como Aullido, pero utilizaré el nombre en inglés por la relevancia del texto). Empero, Howl muestra otra dimensión poco explorada y más importante en tanto se quieran entender las preocupaciones del poeta: la religiosa.

La primera parte es una letanía, que tomando como base la poética de Whitman, parece estar escrita para ser leída en una plaza. Ginsberg hace referencia al Islam, cuando habla de “ángeles mahometanos”, al judaísmo cuando escribe sobre Plotinus y el cábala, e incluso a la resurrección y muerte de Cristo, cuando incluye la frase "eli, eli lamma lamma sabacthani", que puede ser entendida como el grito de Jesús preguntándose porque Dios lo ha abandonado. Esta diversidad de imágenes representa el profundo interés del poeta por la religión, que lo llevó a seguir la tradición mística de Blake, pero siempre opuesto a la religión organizada por una institución y a los dogmas que conllevan. Para Ginsberg la búsqueda religiosa debía ser personal, no atada a reglas que intentan imponer la Verdad.

En la segunda parte el aspecto religioso se vuelve más presente. Las invocaciones de Moloch, el Dios hebreo en nombre del cual se quemaban niños en la antigüedad son invocaciones del mundo actual, de la sociedad que engulle hombres, aquellos que piensan y por lo tanto son peligrosos, como su amigo Carl Solomon. Moloch no tiene piedad y juzga, observa y decide quién puede sobrevivir. Invocar a Moloch es también una acusación: la etimología del Dios ya lo relaciona con la ignominia, y para Ginsberg es un reclamo, es estamparle en la cara a la sociedad lo que ha hecho de sus miembros. El vocablo no es agradable, el poeta lo sabe, y por eso viene la anáfora. Hay que recordarlo hasta que quede claro: que Moloch somos todos, que Moloch está aquí, y que lo ha destruido todo. Es una epifanía, un instante, y Moloch se hace presente, el que se opone a la corriente se destina a perecer.

En la tercera parte regresa la letanía y la experiencia personal directa –en este caso de Carl en el manicomio-, para recordar que él va a estar ahí para acompañar a sus amigos en el sufrimiento, y será testigo de su resurrección después del martirio en el Gólgota. El aspecto religioso le da un sentido superior a la vida que le permite al poeta vivir a pesar de todo; su cuerpo se entrega y ahora lo que importa es la causa.

La cuarta parte me parece el clímax de la exploración religiosa. En la Nota al pie de página a Howl, el poeta llega al zenit aborreciendo el mundo que lo rodea por todas las cosas sin valor que han sido santificadas por la sociedad y esas figuras que las iglesias se han empeñado en imponer por encima de los humanos. Entonces el poeta se pregunta, ¿cómo desmitificar esos objetos? ¿Qué hacer para acabar con el fetichismo? La respuesta llega una vez más con la anáfora y con un discurso que ya no basta con leerlo, hay que gritarlo para que se escuche, para que los caminantes volteen a poner atención. La repetición excesiva despoja de poder y significado, y ese es el propósito. “¡Todo es santo! ¡Todos son santos! ¡Todos los lugares son santos!” Para terminar con lo especial hay que volverlo común, y ahora que todos somos santos el santo es indistinguible. Ginsberg regresa una y otra vez en estos últimos versos a mirar a nuestros Dioses, para declararlos falsos, para decir que adoramos figuras inanimadas (ciudades, máquinas, bombas, papelitos rectangulares) en nombre de las cuales quemamos a nuestros genios y el humanismo que nos queda.

La voz del poema se apaga, y lo hace como una voz ya cansada después de haber vomitado el cúmulo de toxinas que lo enfermaban. Ya solo pidiendo perdón, piedad, caridad, si es que es posible, pero no para él, sino para la humanidad, por la que sufre y a la que ve cayendo a pedazos.

Howl es el Padre Nuestro de Ginsberg. Debido a la inmensa libertad que el poeta se permitió gracias a que no pensaba publicarlo, Ginsberg dejó en Howl constancia, por un lado, de su profunda perspectiva religiosa de la vida y, por otro, de cómo veía que el mundo se está destruyendo debido al fetichismo en el que está sumida la civilización occidental. Sus ideas políticas son importantes, sí, pero la perspectiva religiosa las rebasa porque incluye la visión completa de la vida, que para Ginsberg era un todo inseparable.


Lee 'Howl' y otros poemas de Allen Ginsberg en este enlace.
 
 
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Carlos Noyola nació en la Ciudad de México en el 96. Sus poemas han aparecido en publicaciones como Letras Explícitas, Nomastique y el Periódico de Poesía de la UNAM.  Escribe regularmente para El Inconformista Digital y The insighters. Su primer libro, Costumbres correctas, fue publicado por Texere Editores en 2014. Actualmente vive en Estados Unidos.

Diez razones para respetar a las ratas

Por Eusebio Ruvalcaba |


Aforismos

Diez razones para respetar a las ratas


1) La concentración. Las ratas ejercen el arte de la concentración hasta grados escalofriantes. El mundo puede caerse alrededor, y esa rata permanecerá atenta, sin moverse de su sitio, a la espera del momento propicio para salir de su escondite y devorar aquel suculento pedazo de pan o de cualquier desperdicio que le permita sobrevivir hasta el día siguiente. Nada distrae a una rata cuando fija su atención en un objetivo. Toda ella se concentra. Es una rata/gato, una rata/culebra. Sabe perfectamente el precio que hay que pagar por ganarse el pan.

2) La caución. Una rata no pone en juego su vida. Conocedora de las debilidades humanas, opta por poner tierra de por medio antes que enfrentarse al hombre. La verdad de las cosas es que sólo ataca cuando se sabe acosada. Aunque primero muestra sus colmillos, con la intención de provocar miedo y que la dejen en paz. Si una rata fuera valiente, arrojada, intrépida, ya habría desaparecido de la faz de la tierra. ¿Quién no se siente impelido a matar una rata por su solo aspecto?

3) La humildad. Aun la rata más hábil para solventar sus necesidades —digamos, aquella que vacía las despensas o las bodegas de los restaurantes—, se abastece de residuos encontrados en la basura. Los mercados o las panaderías son sitios óptimos para emprender esta búsqueda. Donde un perro olfatea con desdén —no se diga un perro doméstico, que de plano pasa de largo delante de estas provocaciones—, la rata hurga hasta sumergirse. Sabe que sólo de ese modo logrará extraer lo salvable de aquella podredumbre. En estas condiciones y a pleno día, donde una rata busca, otra más lo hace. Botín que desde luego no compartirán. Dos bichos humildes en busca de alimento. En esto se parecen al hombre.

4) La tenacidad. La rata persevera. Es incansable, terca, porfiada. Aun en los ambientes más inhóspitos, da vuelta en U y se regresa. Sabe que finalmente el hombre cometerá un descuido. Al cabo, su tenacidad es recompensada. Es como si supiera el precio que debe pagarse por vivir. Cosa que nadie le ha enseñado. Al hombre se le enseña desde pequeño, e insiste en violentar este principio.

5) La desconfianza. Una rata vive en estado de alerta continuo. No baja jamás la guardia, lo que le permite avistar el peligro aun antes de que se presente. Una rata es un amasijo de nervios en estado crudo. Adrenalina pura. Una rata no conoce descanso. Aun en las madrigueras más pobladas, no para de olfatear, de mirar acuciosamente en torno suyo. Sus ojillos nerviosos están hechos para descubrir el peligro donde hay quietud aparente —las ratoneras y el veneno son pan comido para ella. Esta desconfianza es quizá su mejor arma, y no sólo para conservar la vida sino también la dignidad. Jamás inclina la cerviz.

6) La corrosión. La rata es un ser eminentemente libre, que corroe y corrompe todo alrededor. El mundo es suyo. Si para sobrevivir habrá de echar abajo una montaña, lo hará. Aun en los sitios más asépticos, encontrará el modo de abastecerse de nutrientes. Por ejemplo, en el enorme cubo de una lavadora es capaz de fijar su residencia. Allí se alimentará lo mismo de cables que de holanes de ropa interior. Todo muerde y en menor medida traga, hasta que el hambre cede.

7) El estoicismo. La rata es capaz de resistir cualquier adversidad sin implorar clemencia, apoyo, refugio, opciones tan gratas a otros animales. No podía ser de otra forma, cuando la vida de este roedor es una lucha incesante. La rata es dueña de una fortaleza superior. Somete la sensibilidad en aras de su sobrevivencia.

8) La misantropía. Mienten quienes afirmen que la rata es sociable, que, inclusive, suele emprender migraciones constantes en enormes camadas. Prefiere el ejercicio de la soledad, desplazarse en pequeños y delimitados territorios, de los cuales conoce y domina sus recovecos más profundos. Su aversión a trasladarse en grupo le evita compartir. Otra ganancia.

9) La supervivencia. Por más esfuerzos que haga un perro callejero para mantenerse vivo, jamás podrá compararse con los que habrá de enfrentar una rata. A una rata se le atropella deliberadamente. Se le arroja veneno. Los niños gozan apedreándola. La sola vista de la rata incita a matarla de una patada.

10) El aprovechamiento. Las ratas no desperdician. Una rata aprovecha hasta el último miligramo de su abasto diario. Paradójicamente, en gran medida vive de lo que el hombre desperdicia. Si el ser más inteligente de la creación no desperdiciara, la rata —el enemigo más acérrimo del hombre— vería contados sus días. Pero el egocentrismo del ser humano es para ella fuente de abastecimiento. Aun detalles que para el hombre son absolutamente insignificantes —un pedazo de hot dog—, para la rata constituyen garantía de subsistencia.
 
 
 
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El Autor: Nacido en la ciudad de Guadalajara en 1951, Eusebio Ruvalcaba se ha dedicado a escuchar música. Cabal y rotundamente. Pese a que ha publicado ciertos títulos (Un hilito de sangre, Pocos son los elegidos perros del mal, Una cerveza de nombre derrota, El frágil latido del corazón de un hombre…), pese a que se gana la vida coordinando talleres de creación literaria y escribiendo en diarios y revistas, él dice que vino al mundo a escuchar música. Y a hablar sobre música. Y a escribir sobre música.

Documental sobre la vida de Kurt Cobain se estrenará en el cine

 Cinema Coyote | Por Alex Carrillo |


"Cobain: Montage of Heck" es el nombre del documental que relata aspectos nunca antes vistos sobre la vida del legendario vocalista de Nirvana que el próximo 5 de abril estará cumpliendo 21 años de muerto.


A diferencia de otros filmes biográficos sobre Kurt Cobain, 'Montage of Heck' tiene la singularidad de ser el único autorizado por su viuda Courtney Love y de hecho, la producción corrió a cargo de su hija Frances Bean Cobain. 

Los testimonios de la madre y hermana de Cobain, de su primera novia, su madrastra y de la propia Love completan este retrato, mientras que su hija y heredera Frances Bean actúa como productora ejecutiva de la cinta. La intención de madre e hija con el documental era recuperar dos horas de vida con Cobain que de otro modo jamás hubieran tenido. Estas son algunas de las claves que desvela la película.

El documental ya se proyectó durante la pasada edición del Festival de Cine de Sundance y en un principio sería estrenado únicamente para la televisión a través de la cadena HBO, sin embargo, debido a la gran expectativa que ha generado el filme alrededor del mundo, podrá exhibirse en los cines de 72 países a partir del próximo 10 de abril, y seguramente México no será la excepción. Con este cambio, el documental podrá ser nomindo para la próxima entrega de los premios Óscar.


Brett Morgen, director del proyecto cinematográfico, aseguró que el documental podrá estar al alcance de todos en un lapso no mayor de 90 días y dio a conocer que el material incluye una canción inédita del líder y guitarrista de Nirvana.


Brett Morgen se ha desarrollado principalmente en series televisivas, aunque hay que señalar que ya tiene un documental a gran escala y muy bien logrado sobre la historia de los Rolling Stones: Crossfire Hurricane (2012).

Cuando Courtney Love vio algunos de los documentales de Brett Morgen se aproximó al cineasta y le ofreció acceso a los archivos personales de su marido, buena parte de ellos inéditos incluso para ella misma, y le pidió que rodara la verdadera historia de Kurt Cobain. Grabaciones a modo de diario sonoro, ilustraciones y vídeos caseros de la pareja quedaron a su disposición, aunque con bastante cautela.

Joaquín Sabina cerrará gira en Puebla



Se cumplen 15 años de "19 días y 500 noches", uno de los discos icónicos del maestro Joaquín Sabina y para celebrarlo, el cantautor español ha lanzado la gira mundial "500 noches para una crisis", que pisará tierras aztecas en el mes de mayo con presentaciones anunciadas en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.


Además de estos conciertos, el genio de Úbeda abrió dos fechas más en el Auditorio Nacional y anunció que también visitará las ciudades de Querétaro y Torreón; y cerrará la gira mexicana el 23 de mayo en el Auditorio Siglo XXI de la Ciudad de Puebla.


El tour "500 noches para una crisis", ya ha logrado entradas agotadas en España y América Latina, y se sabe que interpretará temas clásicos como "Barbie superstar", "Canción para la Magdalena" y "Cerrado por derribo". De acuerdo con un comunicado, los seguidores de Sabina también disfrutarán de otros éxitos como "Princesa", "Por el boulevard de los sueños rotos", "Contigo", así como la imprescindible "Y nos dieron las diez".


Los conciertos contarán con una súper producción cuya escenografía será apoyada con diversos materiales audiovisuales alimentados por las pinturas y dibujos de Joaquín, en su faceta de artista plástico.


Sabina se presentó en diciembre en las ciudades de Madrid y Barcelona con foros a reventar y entradas vendidas como pan caliente; producto de la presentación de "500 noches para una crisis", el cantante lanzó recientemente un disco doble CD-DVD con título homónimo.

Las fechas anunciadas para México son:
  • 01-05-15 DF, México | Auditorio Nacional 
  • 02-05-15 DF, México | Auditorio Nacional  
  • 04-05-15 DF, México | Auditorio Nacional 
  • 06-05-15 Guadalajara, México | Auditorio Telmex
  • 08-05-15 Monterrey, México | Arena Monterrey 
  • 13-05-15 DFMéxico | Auditorio Nacional
  • 14-05-15 DFMéxico | Auditorio Nacional 
  • 16-05-15 TorreónMéxico | Coliseo Centenario 
  • 19-05-15 QuerétaroMéxico | Auditorio Josefa Ortiz 
  • 23-05-15 PueblaMéxico | Auditorio Siglo XXI 

Te dejamos el playlist de la última producción discográfica de Joaquín Sabina: '500 noches para una crisis'.

Karen Carpenter, la baterista que podía cantar


Sold Out | Por Selene Tlapanco |

-A 32 años de su muerte-

Marzo, el mes que vio nacer a la mejor voz femenina del mundo, así lo han referido varias estrellas musicales como Paul McCartney quien señaló a Karen Ann Carpenter como portadora de las cuerdas más melódicas, armoniosas y distintivas de los 70.

Treinta y dos años han pasado desde que la menor de los Carpenter dejara de existir justamente a la edad de 32 tras un paro cardiaco ocasionado por la anorexia nerviosa diagnosticada en el clímax de su carrera musical (y revelada hasta el final de la misma) al lado de su hermano Richard Carpenter ambos de Connecticut, Estados Unidos, con quien conformó la legendaria dupla The Carpenters.

“Si él escuchaba música, yo escuchaba música. Era inconsciente pero yo lo idolatraba mucho y estábamos tan cerca a pesar de los casi cuatro años de diferencia” reveló la cantante en una entrevista a los 26.

Karen desarrolló el gusto musical bajo la influencia de su hermano mayor quién desde muy joven se dedicó a la composición de diversas melodías, sin embargo, no fue hasta en sus años de preparatoria cuando la intérprete de Superstar sintió esa necesidad de pertenencia tras su primer contacto con la batería, el mismo Richard refiere que su hermana nunca se consideró una gran voz, “tan sólo una baterista que podía cantar”, mismas características que permitieron su entrada al conjunto musical “Richard Carpenter The Trio” en 1965 teniendo presentaciones en diferentes clubes de Hollywood, donde fueron descubiertos por RCA Records con quién firman contrato en 1966 pero no fue hasta el año de 1969 cuando A&M Records, propiedad de Herb Alpert y Jerry Moss les ofrecen carta blanca a los hermanos lanzando Offering, del cual se desprende el sencillo adaptado por Richard de la canción de los Beatles «Ticket to ride» tema que graba Karen en la batería y con el que se dan a conocer en el número 54 de la lista del Billboard; El año siguiente, Herb Alpert sugirió a Richard que fuera la baterista quién también interpretara vocalmente el tema «They long to be close to you» llegando al #1 en el Billboard Hot 100, en el año de 1970, marcando la popularidad de la banda estadounidense, a raíz de este éxito se determinó que Karen dejara a un lado la batería casi en su totalidad para lucir su voz como su nueva herramienta musical.

Durante sus catorce años de carrera, The Carpenters grabaron once álbumes, cinco de los cuales estuvieron en el Top 10 , treinta y un sencillos , tres de ellos en el número 1 de Billboard, cinco especiales de televisión y una serie de televisión (Make Your Own Kind of Music).


Hicieron innumerables sold out en sus giras por los Estados Unidos, Japón, Australia, y varios países de Europa. Durante la década de los años 70, The Carpenters llegaron a constituirse en el dúo más famoso de la historia de la música pop. Éxitos como We've only just begun, Please Mr. Postman, Rainy Days and Mondays, entre otros, se convirtieron en hits musicales de la época. Sin embargo, a medida que el éxito profesional sonreía a Karen, afloraron en ella las tensiones de su relación familiar.

En 1978 el dúo se disolvió temporalmente, debido a que Richard fue internado en un centro para tratamiento de adicciones y Karen quien contrajo nupcias con un vendedor de bienes raíces en agosto de 1980, intentó desarrollar su carrera como solista pero el disco que grabó no salió a la venta finalmente. Este disco fue publicado hasta 1989, bajo el título de "Lovelines", 8 años antes del fracaso y disolución de su matrimonio.

Sin embargo, su carrera comenzó a decaer a tiempo de su estado de salud, los rumores de los trastornos alimenticios de la cantante se hicieron más evidentes al mostrar su esquelética apariencia y un aspecto cansado de manera constante en diversas presentaciones y entrevistas que por supuesto la “superstar” negó por completo ante cualquier cuestionamiento.

Karen sufrió esta enfermedad a lo largo de ocho años, misma que fue desatada luego de que se sintiera ofendida por el comentario de un periodista que la llamó “regordeta", a partir de ese momento se obsesionó por perder peso.

Finalmente, tras varios intentos de rehabilitación, la baterista fue encontrada sin vida el 4 de febrero de 1983 en el baño de la casa de sus padres, tras un paro cardiorespiratorio debido a los daños previamente generados por la anorexia nerviosa que la mantenían en 28 kilogramos a la edad de 32 años. Su caso fue el primero conocido de una personalidad pública afectada por este terrible mal y llevó la anorexia al foco de atención mediática, sobre las consecuencias de los trastornos alimenticios.


Aunque Karen nunca rodó ningún film como protagonista, existe una película de 1989 para TV titulada "The Karen Carpenter Story" (no confundir con otra de 1988 titulada "Superstar: The Karen Carpenter Story"), en la que se recoge su vida y su batalla contra la anorexia y la bulimia, enfermedades muy poco conocidas cuando se realizó, que le costaron la vida, dirigida por Joseph Sargent y también por Richard Carpenter quién cumplirá 69 años el próximo octubre.

“La gente nunca piensa en los artistas como seres humanos. Cuando estás en el escenario el público piensa: -Nada les puede ir mal-. Nos enfermamos y tenemos dolores de cabeza al igual que los demás. Cuando nos cortamos, sangramos” Karen Carpenter.
#SabíasQue

-Aunque se les conoce ampliamente como "The Carpenters", el nombre oficial del grupo, y el usado en las grabaciones autorizadas así como en materiales de prensa, es simplemente "Carpenters", sin el artículo determinado.

-Se dice que la personalidad de Karen tímida y complaciente se desarrolló a raíz del carácter de su madre y exigencia de su hermano mayor Richard quién a pesar de no ser la primera cara del dueto, tomaba todas las decisiones al respecto.

-Puedes encontrar los temas del famoso dueto en películas y series como Parenthood (Close to you), Juno (Superstar), The Parent Trap, Dark shadows y Shrek Forever con Top of the world, ¿ Te sabes otras?


La Autora: Mujer de 100 años atrapada en un cuerpo de veintitantos... chorera a morir, amante de los libros, de la música, de los hombres, del vino y de los buenos dramas con finales impredecibles.



¿Qué hay detrás de los iconos que llenan recintos?

Esto no es The True Story pero seguro algunos de estos datos no te los sabías.

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Los reyes del pueblo que no existe


El Gallo Rojo | Por Oscar Maskie |

Si usted lector, lectora, creía que la única monarquía existente en México es la del club de fútbol de la capital michoacana, permítanme decirles que están muy equivocados, en las cercanías del bello puerto en donde fue aprehendido el ídolo de todas las buchonas (sí, el chapo Guzmán) existen tres familias de atributos muy singulares que conforman una monarquía muy peculiar:

-Jaimito el más entrañable de los reyes de San Marcos, presume su capacidad de lazar almas que salen de sus tumbas para pasear por el de por sí fantasmagórico pueblo.

-Una pareja real cuida la desolada iglesia, se mantiene con vida gracias a que tras sobrevivir a las balas del narco (ya ven que en México casi ni hay) Pani y Paulita dedican tiempo y esfuerzo a mejorarla, aunque no haya sacerdote, aunque no haya feligreses. Pero qué más da, en San Marcos parece que uno puede hacer con el tiempo lo que sea, incluso parece transcurrir de forma distinta a la del resto de los pueblos de Sinaloa.  
-La terna de familias pertenecientes a este peculiar imperio de agua y música de banda infantil culmina con Miro, quien a pesar de todo y a pesar de todos,  rehúsa salir de San Marcos pues es el hogar de siempre de los seres que más ama, sus padres. Además tiene una vaca que gusta de comer tortillas en una exclusiva isla dónde vive sin que nadie la moleste, así de acaudalados son estos reyes.

Debido a la construcción de la presa Picachos (¿alguien más pensó en el pokemón?) el resto de las familias abandonaron su hogar en San Marcos, pues con el aumento en los niveles del agua, el pueblo queda inundado gran parte del año, haciendo casi imposible el desarrollo habitual de las actividades , gracias (o no) a esto, nuestros personajes se convirtieron en los reyes del pueblo, los reyes de un pueblo que no existe. “No los extrañamos porque ellos se quisieron ir, nosotros no les dijimos que se fueran” afirma Jaimito.

Este documental dirigido por Betzabé García tenía originalmente la intención de contar la historia alrededor de los movimientos sociales surgidos a raíz del desplazamiento de los pobladores de cinco localidades que quedarían inundadas por la presa, sin embargo, por fortuna y en lo que me parece una excelente decisión cinematográfica, el documental tomó rumbo hacia la existencia, el arraigo, y la increíble capacidad de adaptación que tiene el ser humano, todo esto en una atmosfera Rulfiana aderezada con el carácter de estos hermosos personajes  que seguro te enamorarán. No dejen de ver este documental que nos acerca una vez más a realidades diversas de nuestro mega diverso país.

Nota: Agradecimiento especial a Diego, el fotógrafo de Los reyes del pueblo que no existe, sin tu humildad y colaboración no hubiera podido escribir esta entrada. Aprendan algo dizque artistas que se sienten paridos por los dioses.



El Autor: Realizador audiovisual, cinéfilo, futbolista, fotógrafo y escritor amateur. Aquí está mi FB.  

Es mentira que nos falten 43

Por Lucy Mata Barba |

Hace unos años pensaba que lo peor del olvido era merecerlo. Qué equivocada estaba. Lo peor del olvido es elegirlo, asumirlo como el hecho ineludible que nos permite seguir sonriendo a pesar de los diarios, el radio o la televisión.

Ese olvido que bebemos con cada café y ansiosamente mordemos entre comidas es el peor de todos los olvidos posibles, porque él nos lleva a la repetición.

Hay que recordar. Reconocer la verdad de la propia historia y asumirla con coraje, ya sea desde la indignación o desde el optimismo, pero siempre articulada a la justicia. En este sentido hoy digo: Es mentira que nos falten 43. Nos faltan miles. Los valerosos estudiantes que se atrevieron a instaurar un "NO", una desoladora tarde en Tlatelolco. Los tzotziles que fueron masacrados mientras oraban por la paz en una pequeña iglesia, en Acteal. Diecisiete campesinos que se atrevieron a exigir la aparición de su amigo, Gilberto Romero, en Aguas Blancas, Guerrero. Las niñas y mujeres que han visto truncadas sus vidas a causa de la avaricia y el poder de unos pocos en Ciudad Juárez. Juan Francisco Sicilia Ortega. Cuarenta y tres normalistas de Ayotzinapa. Y muchos más de los 121,683 reconocidos por el INEGI como muertos a causa del crimen organizado y la guerra contra el narcotráfico entre el 2007 y el 2012. Así pues, nos faltan miles. Los desaparecidos, y de los que nos entregaron solamente el cuerpo, porque el saber dónde quedaron los restos físicos de una vida que pudo ser y nunca más será, no hace sino inaugurar en los que quedamos la certeza de una ausencia y un horror que jamás dejarán de no escribirse.

Este olvido aprendido, favorecido por los medios responsables de informar (que de acuerdo a sus propios intereses deforman los hechos, deciden qué vidas son dignas de atención y nos enseñan cuáles son aquellas por las que no vale la pena llorar) nos ha llevado a cambiar la dignidad individual y colectiva por despensas, tarjetas o dinero en efectivo, permitiendo así sostener una falsa sensación de democracia (esa palabra que ha sido la moneda de cambio en muchos de los conflictos que hemos tenido, y que ya sabe qué significa).

¡Basta de olvido! ¿Hasta cuándo vamos a pretender que aquí no pasa nada? ¿Seguiremos creyendo que aquel mexicano orgulloso que se atreve a levantar la voz contra un sistema injusto es un delincuente? Debemos devolver de una vez y para siempre la responsabilidad de la violencia al opresor, al genocida, y cortar con ese discurso absurdo que culpa a las víctimas e intenta legitimar un pseudo estado de derecho que sólo existe en papel.

Debemos recordar nuestra historia y desde el amor y el orgullo exigir a los medios la verdad. Decirle a las autoridades jurídicas, a los gobernantes, los representantes del pueblo y para el pueblo que no hay kilo de arroz o tarjeta electrónica que compre vidas. Que queremos justicia. Que México, es un pueblo digno.




Trainspotting 2 será Porno; se estrena en 2016

Cinema Coyote | Por Alex Carrillo |


El transgresor cineasta británico Danny Boyle anunció recientemente que en 2016 veremos por fin la secuela de 'Trainspotting', controversial filme de culto protagonizado por Ewan McGregor que alusinó a la generación de los años noventa.

'Porno' será el título de la 'continuación' y el director espera contar con el reparto original de la primera entrega, incluyendo a Robert Carlyle, Ewan Bremner, Jonny Lee Miller y por supuesto, Ewan McGregor. Danny Boyle reconoció que la idea de 'Porno' es vieja, pero prefirió que los actores envejecieran naturalmente para desarrollar sus personajes y no recurrir al maquillaje.

"Nos encantaría tener a los mismos actores y rodar en la misma ciudad porque querría hablar del paso del tiempo como ingrediente principal”.


Al igual que en  Trainspotting, el guion correrá a cargo de John Hodge, que ha escrito varias de las películas de Danny Boyle, incluyendo Shallow Grave (1994), A Life Less Ordinary (1997), The Beach (2000) y Alien Love Triangle (2002).


Tanto 'Porno' como 'Trainspotting' son adaptaciones cinematográficas de los libros homónimos del escritor escocés Irvine Welsh que al respecto ha dicho que la película "es una producción difícil porque hay que reunir otra vez a todos los actores, poner mucho dinero y ampliar el papel de McGregor, así que me alegro de no estar metido en este proyecto", asegura el sórdido escritor que ya hizo su parte vendiendo los derechos del libro para la película.


"Se me ocurrió la idea del libro pensando en amigos míos que tienen 40 años, entran en crisis, se separan de sus mujeres, empiezan a consumir pornografía y acaban haciendo sus propias películas en vídeo doméstico".


Por último, Danny Boyle -que además está estrenando su thriller hipnótico 'Trance'- aseguró que el único criterio para la realización de 'Porno' es no decepcionar a la gente que admira la primera película. Habrá que esperar y mordernos las encías para ver qué fue de la vida del yonqui Mark Renton y su palomilla.

Jonny Lee Miller, Robert Carlyle y Ewen Bremner
Jonny Lee Miller, Robert Carlyle y Ewen Bremner

Círculo de Lectura: Nómadas quietos, vagabundos tropicales


Círculo de Lectura | Por Hugo César Moreno Hernández |



Dotta, Blas. Vagabundos tropicales. San José, Costa Rica, Editorial Germinal, 2013.


Si el mundo es un pañuelo, como dicen las abuelas, entonces lo interesante es esconderse entre los pliegues y desplegarlos, alisarlo, estriarlo, inventarle hoyos de gusano, repetir los caminos para inventarlos con los pasos andados al practicarlos una, dos, tres, mil veces. Si el mundo es un pañuelo, en sus bordes nos queda lo desconocido con semblante de horizonte. Como dice el abuelo de Vagabundos tropicales “quizás ese es el problema y la solución a su vez: redescubrir lo descubierto”. Blas Dotta ha recorrido buena parte del pañuelo, por eso mismo, no es complicado comprender por qué se encuentran personajes redescubiertos, recreados por ser extraídos y reformados en este lugar cintura. Pero si queda alguna duda sobre la natural veta que une la anterior novela de Dotta (Breves en el tiempo) y Vagabundos tropicales me parece que la explicación es sencilla: si el mundo es un pañuelo, entonces se puede crear un mundo exclusivo a través de la palabra: una América que inicie en la Ciudad de México con una mujer que une los linderos, el principio y el fin, las fronteras de esta tierra media que termina en Nicaragua, porque “una hembra caño que después se hace laguna”, después hace mar y penínsulas y ensenadas, y cayos y orillas, todo húmedo y caliente.

                La estación del Metro Indios Verdes, al norte de la Ciudad de México es un mojón fastuoso, las calles de la Gustavo A. Madero, sus colonias desclasadas y las avenidas desembocantes en santuarios me incitaron a dibujar el mapa de estos vagabundos. Es el cuerpo de ella, delgado, fibroso, plástico, duro, de formas centroamericanas habitando tierra de lobos y devorando a un ciervo del istmo continental, es el mejor contorno para desentenderse de geografías lineales y lograr sentir los saltos, las nostalgias, los miedos y esa dulce pereza tropical cuando los peces y las gotas de lluvia alimentan almas y sanan heridas, sin olvidar su facultad para oscurecer rastros y hacer de las despedidas acto absoluto, casi mortal.

América anudada y pesada por los bordes nace ligera, con belleza primigenia, salvaje y sin caminos rectos. Por eso Blas no puede (aunque lo intente) identificar la línea narrativa recta, y qué bueno, porque así se deja herir por los accidentes orográficos, hidrográficos, migratorios, por las lanchas movidas por motores de no sé cuántos caballos de fuerza, por locuras del sur, por manufacturas del norte, por gente del centro, por peces y cocodrilos, por conflictos políticos de corte pueblerino. 

Ese aire a crónica que sin previo aviso ataca la estructura de la novela es derribado, con la misma fuerte embestida, por incursiones subjetivas o por construcciones que retratan el sopor de un día sin trajín, con un río apresurado para llegar al mar. Los cambios de velocidad, ya sea en lancha, ya sea al interior de la voz narrativa, semejan una piel tostándose, muriéndose, envejeciendo con la adecuada consistencia del tiempo, porque, como bien nos dice Capote, “no se puede terminar de construir la salvación sin parecerse a una mujer envejeciendo más rápido que uno mismo”, una mujer tierra, planeta, mundo pañuelo, mundo universo, una mujer quizá sea la mejor guía para perderse entre los pliegues acuáticos de un rincón.

Vagabundos tropicales crea, así, un lugar. El lugar de Blas Dotta. Un espacio donde los personajes caen llevados por la búsqueda. Buscar es el verbo, pero no atina a solucionarse. Sólo produce encuentros no buscados. Cruces de líneas, cruces de flujos humanos en búsqueda, en punto de fuga y las orillas de Barra condensan los líquidos humanos en escape. 

No importa dónde diga Blas esto al interior de la novela: “La expresión de una pesadilla colgaba de sus ojos”, no importa por dos razone: una, al indicar evocación implica combustible de evasión, punto de ignición para que los flujos en fuga estallen hacia cualquier lugar; dos, porque me remite a la posibilidad de un rostro para la ciudad. Puede ser cualquier ciudad, pero está instalada en mi ciudad, el Distrito Federal, la vieja ciudad de Hierro. Nosotros somos las pesadillas y escurrimos como lágrimas. Sin embargo, los personajes de Blas escurren hacia el sur para perderse en la salinidad de un paraíso sin reloj. No entiendo el nomadismo sino está amparado por la ausencia del tiempo cuadriculado en el reloj de las oficinas, las fábricas, los televisores. Estos nómadas de Blas viajan a la locura, no la insanidad, a la locura de un mundo sin horarios, a la nostalgia de la pérdida, al dolor de la búsqueda que no encuentra. La pesadilla de “sent[ir] un golpe de mar y viento al verla, como una inundación que lo invade todo” ocasionada por la libertad. Esa libertad de no tener que producir.

Si bien la nostalgia es una constante a lo largo de Vagabundos tropicales, es con Akki donde adquiere pesadez, un ansia pegajosa y el mapa de América deja ver los puntos rojo sangre que la han consolidado (ya sea como alfeñique, ya sea como lugar para vivir). Por supuesto, la novela no tiene intenciones políticas, no en ese sentido aleccionador o programático, pero con tantos cruces no puede alejarse de ella, sólo porque es otro flujo de lo humano y ese flujo se le escurre a Dotta entre las letras y hace historias y crea muertos y extravíos y, sobre todo, nostalgia, esa nostalgia tristísima. Akki es el primer personaje en aparecer en Vagabundos tropicales, pero es lateral, ni siquiera es guía, sólo punto, no es eje, es amalgama, casi inmóvil en su búsqueda sólo alcanza un gramo de redención cuando se mueve un poco para acariciar los cruces que ha logrado porque “una lágrima parecía haberse alojado en la grieta de su cicatriz sin poder deslizarse hacia abajo, aprisionada por el recuerdo”, y al ser sacudido por los otros cuerpos que le hablan, la lágrima escurre hacia el suelo y le aclara la visión, puede mirar entonces el borde del pañuelo.

Nómadas sin rumbo se quedan en el sitio divido por un río quizá como metáfora que les recuerda el mundo del que huyen. El lugar de Blas Dotta, imaginario o cierto, no importa, parece ser el verdadero borde del pañuelo donde todo parece querer tirarse al borde, pero el clima, la sabrosura, la inclemente pesadez, otorga paciencia, tanta paciencia como para mirar hacia el abismo y no sentir terror ni ganas de acariciarlo de cerca. Estos vagabundos aprenden, en ese lugar, a quedarse quietos, aunque sea por un momento, y cuando alguien más se aparece se preguntan “¿Qué viento lo habrá traído a esta cintura de tierra a punto de caer en el mar?” como preguntándose a sí mismos por su condición.

Vagabundos tropicales de Blas Dotta se establece en la quietud ganada por el movimiento y la fuga, tiene un lugar nodo, un mundito gigantesco, una belleza tropical carcomida por dentelladas de arribos y sugiere explicitar el carácter de Latinoamérica, porque, “ya sabés, en lugar de billetes juntamos orillas”.



 

Recordando a Audioslave, sonidos fuertes y sólidos



Venga y le cuento | Por Tuto Flórez |

Bandas, agrupaciones o cofradías musicales; son sólo algunos de los sustantivos, con los que se designan las formaciones de individuos que están dispuestos sobre un escenario o tarima, a transportar a los espectadores hacia un viaje emocional. En efecto, eso es precisamente lo que hace un buen músico, tomar de una especie de mano invisible a sus fans y a quienes opten por escuchar sus sonidos, para llevarlos hacia un viaje de estimulación sensorial donde los sentidos protagonistas serán vista y oído. Por ello estimados amigos de Sputnik, hoy justo ocho años después de la triste rueda de prensa en la que el vocalista Chris Cornell anunciaba su retiro inminente de Audioslave, agrupación originaria de Los Ángeles, California -por razones personales irreconciliables, además de diferencias musicales”-.

He optado por sacar del baúl de los recuerdos a esta grandiosa y poderosamente sonora agrupación de rock, cuyo género musical ha sido ampliamente catalogado y documentado. No obstante nuestro interés aquí, estimado lector es rememorar junto a ustedes, al tiempo que se rinde una especie de tributo, a una de las mejores bandas de comienzos del siglo XXI. 

Con tan solo seis años en la escena musical (de 2001 a 2007) Audioslave supo crear una atmósfera inigualable en términos de potencia, fuerza, composición y sonoridad; dando cabida así al metal alternativo. Los californianos pronto lograron posicionarse entre el gusto del público gracias a su autenticidad, al generar un  sonido típico y que habría de ser su sello distintivo al fusionar el hard rock de los años setenta con el rock alternativo de los noventa.

Además, del excepcional trabajo aportado por Tom Morello, guitarrista de la extinta banda Rage Against the Machinequien añadió con mucho más que maestría, sus solos de guitarra a esta mezcla explosiva que se denominó Audioslave. Sin más preámbulos, amigos de Sputnik y amantes del buen rock, acomódense, rememoren y disfruten este imperdible playlist.


 
 
El autor: Tuto Flórez, nacido en el departamento de Santander, en la caótica y convulsionada, pero hermosa tierra del suramericano país llamado Colombia. Melómano consumado, amante del rock, de la música hecha con sentido, sobre todo de los años noventa y la cultura underground. Cinéfilo por convicción. Crecí entre los textos, de Henry Miller, Charles Bukowski, Allan Stewart Königsberg más conocido como Woody Allen, H. P: Lovecraft y Allen Ginsberg. 

Duke Ellington: la personificación del jazz


Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |

Compositor, pianista, líder de una de las mejor orquestas, merecedor de innumerables reconocimientos y hasta apodado "duque". Todo eso y más fue Edward Kennedy Ellington, el hombre que para muchos es el encargado de personificar la palabra “jazz”, desde los roaring twenties hasta la fecha. Y es que no deja de asombrar cómo, su evolución musical, es evidente en sus cincuenta años de trabajo en los que compuso entre tres y cinco mil piezas. Una verdadera leyenda.


Me permito confesar que, hasta hace más o menos un año, no tenía ni idea de quién era Duke Ellington –a pesar de mi recurrente obsesión por la Era del Jazz-, hasta que una exalumna me lo presentó (Sibo, si estás leyendo esto, ¡muchas gracias!). Y es que ojo, no soy una experta en jazz ni mucho menos, me gusta como a cualquier amateur, pero nadie me quita el enorme gusto de investigar sobre él y enamorarme poco a poco con cada pieza que escucho y ese placer de descubrir por primera vez la riqueza auditiva que nos regala Duke Ellington, fue francamente incomparable. En serio, les apuesto lo que quieran a que no podrán dejar de escuchar “In a sentimental mood” junto a John Coltrane, una y otra vez. No en vano es la primera canción que aparece de Duke en Spotify.


A la edad de quince años escribe su primera canción y tan sólo cuatro años más tarde, decide profesionalizar su carrera musical, codeándose en los grandes bares de Broadway con su banda “The Washingtonians”, que pasó de ser un sexteto a una orquesta de quince músicos. Y fue en el “Cotton Club”, uno de los bares más exclusivos, donde obtuvo mucha más fama al enlazar sus presentaciones en vivo a una estación de radio; los que no podían entrar al bar, podían deleitarse con su música desde la comodidad de sus hogares. Es en esta época cuando comienza su legado musical y personal: graba un sinfín de canciones, conoce y se alía con excelentes músicos, se enamora, se casa y se va de gira por Europa.


Y bueno, a pesar que haber tenido una muy buena racha durante veinte años, los vestigios de la Segunda Guerra Mundial, lo afectaron bastante. Los gustos musicales de la gente, se centraban más en cantantes solistas como Frank Sinatra en vez de las grandes orquestas. Duke perdió a varios de sus músicos al tener que enlistarse en el ejército y no le queda de otra: tiene que seguir componiendo y presentándose a muy bajo costo, tratando de no caer en el ya tan comercial swing de inicio de los años cuarenta, diciendo que “el jazz es música, el swing es negocio”. Ligeramente contradictoria su declaración, ya que él escribió la tan famosa “It don’t mean a thing if you ain’t got that swing”, ¿no creen? Pero bueno, a Duke se le perdona TODO.


A pesar de las vicisitudes, el éxito de Duke continuó creciendo hasta sus últimos días. Su amor por la música fue tan grande que escribe su propia autobiografía “Music is my mistress” y es publicada en 1976, dos años después de su partida. Se dice por ahí, que sus últimas palabras fueron: “Music is how I live, why I live and how I will be remembered”, tan dramáticas como algunas de sus canciones. Mi querida amiga Ella Fitzgerald, que grabó el disco “The Duke Ellington Song book” y colaboró con él en otras ocasiones, marcó al 24 de mayo del ’74, como “un día muy triste… un genio ha muerto” y efectivamente lo fue.

Escuchar canciones como “Chloe”, “Solitude”, “The star-crossed lovers” y “Take the A Train”, nos pueden dar una idea muy general del jazz clásico estadounidense.

Y claro, la historia de Duke Ellington, es la historia del jazz en sí.

La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!
 
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