Las notas al pie en una tesis

Más  de uno nos habéis comentado que os vuelven locos las notas al pie, e incluso hay por ahí quien ha prescindido de ellas, por evitarse complicaciones. A todos ellos, leed este artículo publicado en la web de la Universidad Complutense, seguro que os aclara algunos puntos.

Las notas al pie son anotaciones que figuran al final de una página o bien al final del artículo, y que brindan al lector algún tipo de información adicional, desde referencias bibliográficas de citas, hasta aclaraciones o comentarios que no hacen al tema principal del texto.»Las grandes batallas de la antigüedad suelen quedar transformadas, con el tiempo, en una simple nota al pie».
Al final de este texto, el lector puede apreciar varios ejemplos de notas al pie, y que ilustran algunos de los usos más habituales de este recurso expositivo. Antes de describir estos posibles modos de empleo, hagamos algunas aclaraciones generales.a) Cada vez que en el texto principal de un artículo o un libro figura una llamada, ella suele remitir a lo que se llama una Nota al Pie, que puede estar «al pie de la página» o «al pie del artículo». Conviene colocar la nota al pie al final de la página por una razón de comodidad de lectura.
Cuando la nota al pie está al final del artículo ello obliga al lector a pasar páginas y buscar la nota en el final del artículo, interrumpiendo la continuidad de la lectura.

b) La nota al pie debe tener un formato diferente al texto principal, para quedar bien individualizada. Generalmente, en las notas al pie se utiliza una tipografía más pequeña, y suele estar separada del texto principal por una breve línea (ver ejemplo).

c) Obviamente, toda nota al pie comienza con una llamada, que debe ser exactamente igual a la llamada respectiva que figura en el texto principal. Por ejemplo, la llamada (1) del texto principal remite a la nota al pie que comienza con la llamada (1).

d) Las notas al pie pueden derivan habitualmente del texto principal, pero también de los títulos de dicho texto, en cuyo caso suele utilizarse el asterisco (*) como llamada.

e) Finalmente, destaquemos la importancia de no abusar de las notas al pie. En lo posible, el redactor deberá utilizar el mínimo necesario para sus fines. Por ejemplo, un escrito lleno de notas al pie y donde el texto principal ocupa un espacio menor puede hacer dudar al lector acerca de donde está el contenido del artículo: si en el texto principal o en las notas al pie.

Usos más habituales de la nota al pie
1) Indicar la fuente bibliográfica de una cita.- Tal el ejemplo de la nota al pie (1). En la misma, también se puede obviar la editorial, el lugar, y el año de edición de la fuente, ya que esa información puede estar ya incluída en la bibliografía, al final del artículo o libro.

La nota al pie (2) remite a la misma fuente bibliográfica inmediatamente anterior. En estos casos, suele utilizarse indistintamente «Idem», «Id.», «Ibidem» o «Ibid.», expresión latina que significa «el mismo». La nota al pie (3) remite no sólo a la misma fuente bibliográfica inmediatamente anterior, sino además también a la misma página, puesto que la expresión «Loc. Cit.», del latín «Locus citate», significa «lugar citado». Si la fuente bibliográfica no es inmediatamente anterior, se puede consignar, por ejemplo, «Asúa, M. ‘El Arbol de las ciencias’, loc. cit.», para que el lector sepa a qué texto se hace referencia.

Suele usarse también otra expresión, «op. cit.», que significa en latín «opus citate» (obra citada), en los casos donde se vuelve a mencionar una fuente bibliográfica indicada anteriormente. Por ejemplo: «Asúa M., op. cit., p. 49».

Todas las especificaciones precedentes se aplican tanto a las citas textuales como a las no textuales (en el ejemplo del recuadro, hemos indicado solamente citas textuales).

2) Remitir a un texto no citado específicamente.- La nota al pie (4) de nuestro ejemplo comienza con la expresión «Cfr.», abreviatura de «confiérase» o «confróntese». Ella remite al lector al texto indicado en la nota y da a entender que en dicho texto hay algo que, aunque no fue citado explícitamente en el texto principal, está de alguna forma relacionado con lo que se está diciendo.

También pueden utilizarse las expresiones «Cf.» o «Véase», y pueden incluso remitir a otros lugares del mismo texto que el lector está leyendo, como por ejemplo cuando en una nota al pie aparecen expresiones como «(9) Véase más arriba el segundo ejemplo», o «(9) Véase capítulo 4».

3) Agregar información adicional.- Tal el ejemplo de la nota al pie (5), donde la información no fue incluída en el texto principal para no obstaculizar la continuidad en la lectura. En general, se puede leer un artículo prescindiendo de las notas al pie, y con la seguridad de haberse informado respecto de las ideas principales de su autor. Otros ejemplos de notas al pie que agregan información adicional son: «Ptolomeo también fue autor de una famosa obra de astrología, el Tetrabiblos», o «Las artes liberales para Varrón eran nueve: retórica, gramática, dialéctica, aritmética, geometría, música, astronomía, medicina y arquitectura. Casiodoro (490-585 d.C.) eliminó del canon las dos últimas, dando origen a la tradición de las siete artes liberales», etc.

4) Agregar suscintamente algún punto de vista diferente al que se plantea en el texto principal.- Ejemplos de este tipo de notas al pie pueden ser las siguientes: «No coincidimos con este planteo de Collins, por cuanto…», o «Esta es la oportunidad de rectificar una opinión que había desarrollado tiempo atrás…», etc. Desde ya, una nota al pie puede tener otras muchas utilidades, dependiendo ello de la imaginación del redactor y de su habilidad para distinguir qué tiene sentido incluír como nota al pie, y qué no.

Pablo Cazau Lic en Psicología y Prof de Enseñanza Media y Superior en Psicología
Buenos Aires, Setiembre 1999

La medicina hipocrática (*)
Por Juan Pérez (**)
Hipócrates puede muy bien ser considerado como un representante típico de la medicina griega. Como señala acertadamente Asúa, «es posible captar el carácter esencial de la actividad médica griega concentrándonos en la figura de Hipócrates de Cos» (1). Hipócrates tenía una actitud naturalista. Por ejemplo, en su tratado «La enfermedad sagrada», establece que «la epilepsia no es causada por la posesión de espíritus malignos» (2), sino que invoca causas naturales. Sin embargo, «debe tenerse en cuenta que esta actitud no significaba romper con la religión oficial griega» (3) ya que el mismo tratado aclara que las enfermedades están, en última instancia, bajo el control de los dioses (4).
La novedad que introduce la escuela de Hipócrates es que rompe con la idea de la enfermedad como posesión, idea muy difundida en las culturas arcaicas y en especial en Babilonia, donde se utilizaba el recurso del exorcismo (5).
(*) El presente artículo resume los conceptos vertidos por el autor en una conferencia dictada en la Universidad Nacional de La Plata, en abril de 1988.
(**) Médico legista. Prof. Adjunto de la Cátedra de Historia de la Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
(1) Asúa Miguel de, «El árbol de las ciencias», Fondo de Cultura Económica, Bs. As., 1996, p. 21.
(2) Idem, p. 22.
(3) Loc. 
Cit.
(4) Cfr. Hull L., «Historia y filosofía de la ciencia», Ariel, Barcelona, 1978, 4° edición, p. 124.
(5) En la época de Hipócrates coexistía con su escuela otra que era la medicina sacerdotal o teúrgica. Aquí nos referiremos solamente a la escuela «médica» de Hipócrates.

Publicado el julio 6, 2012 en Dudas de estilo, Maquetación y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

  1. Muy útil, me sirvió para un trabajo práctico en particular, y espero que este conocimiento me continúe sirviendo a lo largo de mi carrera. Gracias por compartir el artículo.

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