domingo, marzo 08, 2015

Dilma quiere privatizar Petrobrás de a poco



Uno de los motivos que llevó a miles de brasileños a las urnas en apoyo a Dilma y al PT fue su promesa de mantener empleos e impedir privatizaciones, sobre todo de una empresa símbolo del país como es Petrobrás. Muchos trabajadores siempre esperaron que este peligro viniera solamente por el lado de los tradicionales enemigos tucanos (PSDB) o de los grandes medios. Pasaron solo tres meses del nuevo mandato y Dilma ya está haciendo exactamente lo contrario a lo que prometió: privatizará una gran tajada de la empresa.

El 2 de marzo, Petrobrás emitió un “comunicado relevante” al mercado financiero anunciando un “plan de desiversiones” por el valor de 13.700 millones de dólares. Desinversión es un eufemismo para privatización. Una palabra para engañar a los trabajadores y hacer aquello que millones no imaginaron que Dilma sería capaz de hacer, aun cuando hubiese privatizado a los mayores aeropuertos del país: vender a precio vil la riqueza que ella misma y el PT habían declarado que levantaría al país hacia nuevos niveles de desarrollo.
En el mismo comunicado al “mercado” la empresa informa de dónde saldrán esas privatizaciones: 30% del área de Exploración y Producción en Brasil y en el Exterior, 30% del área de Abastecimiento (refinerías y terminales) y 40% del área de Gas y Energía. Como el precio internacional del petróleo está muy bajo, la empresa tendrá que entregar a precio vil estos activos. Visto que hay pocos activos internacionales vendibles y que alcancen estas cifras propuestas, se puede prever que el mayor impacto alcanzará a las termoeléctricas y la red nacional de gasoductos, pero no se limitará a esos sectores.
El impacto no será pequeño como otras ventas de activos que ha hecho Petrobrás, normalmente de pequeños campos terrestres o de campos marítimos aún en desarrollo. Ahora para alcanzar estos valores, Dilma y su nuevo séquito en Petrobrás tendrán que privatizar alguna(s) unidad(es) importante(s). Estos valores representan por lo menos el 6% de los activos de toda Petrobrás.
Esta primera privatización de un poco más de una veinteava parte de Petrobrás no será en un solo paso. Bajo las amenazas de los accionistas, bajo la presión de una crisis financiera generada por el alto endeudamiento para proyectos políticos irracionales y sobrefacturados por la corrupción, bajo presión política por los escándalos de corrupción, el futuro señalado para los petroleros es sombrío.
Los nuevos neoliberales de la empresa - ya no tucanos sino petistas - justificarán nuevas y mayores privatizaciones bajo nuevos argumentos como la falta de fondos y la presión política que genera la posibilidad de que se generen desastres ambientales y accidentes por el recorte de costos. Estas privatizaciones crecientemente transformarán a la empresa símbolo de producción de tecnología en una empresa de mera extracción y exportación de petróleo.
Durante la gestión anterior de la presidente Graça Foster, los petroleros ya sufrían un recorte de gastos que afectaba la seguridad operacional de las instalaciones. Bajo las nuevas órdenes privatistas del banquero Aldemir Benedine que asumió la presidencia de la empresa por orden de Dilma ya hubo un recorte generalizado en los contratos, en mantenimiento, además de esta declaración de privatización.
El futuro que está reservado para Petrobrás en manos de Dilma y Benedine es de creciente privatización, precarización del trabajo de los petroleros efectivos y contratados. Los petroleros tenemos que inspirarnos en la lucha que llevan adelante los profesores y estatales de Paraná para bloquear un ataque neoliberal librado por el gobernador tucano Beto Richa. Ya se están agendando movilizaciones, incluso por la mayor federación, la Federación Única de los Petroleros (FUP) que apoya el gobierno de Dilma.
La FUP seguirá buscando maniobrar entre los intereses de los trabajadores y el apoyo al gobierno. ¿Esto la obligará a modificar la convocatoria de los actos del día 13 de marzo, haciéndolos menos oficialistas? ¿Cómo las distintas bases petroleras del país reaccionarán cuando esta noticia comience a contretarse?
No faltan motivos para luchar contra el gobierno: la privatización de Petrobrás, los ajustes que afectan la educación y la salud y ya han provocado la suspensión de clases en varias universidades, los decretos que recortan derechos en el seguro desempleo y en otras áreas (MP 664 y 665), por cárcel y confisco de bienes de todos los corruptos y corruptores en los escándalos de Petrobrás.
Sin embargo, para luchar contra el gobierno no podemos caer en los brazos de enemigos de los trabajadores como la oposición tucana y sectores que defienden el golpe militar, que son parte de los articulistas del acto de impeachment en 15 de marzo. La perspectiva de los trabajadores solo puede ser independiente de estos dos lados en disputa.

Leandro Lanfredi
Trabajador petrolero | Rio de Janeiro

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