Capítulo 9
Ángel se encontraba confundido, algo en los acontecimientos
que le acababan se suceder no le cuadraban, era como si una serie de sucesos al
azar se hubieran alineados para formar una pesadilla. Una vez había leído que los
sueños no son más que imágenes en nuestra mente, imágenes inconexas que nuestro
cerebro lógico lucha por comprender por lo cual interrelaciona con más imágenes
dando lugar a un collage de ideas que poco o nada tenían que ver, de ahí que en
sueños podías estar en la playa tomando una piña colada y de pronto estar en la
cima de una montaña jugando tenis. Pues precisamente eso creía que le había pasado
este día, una mala pesadilla.
Aún se encontraba cubierto de sangre, pero no sabía
si fuera suya o no, le dolían los nudillos pero no lograba notarse alguna herida
de la cual hubiera brotado tanta sangre, el shock en el que se encontraba era
tal que le impedía pensar de manera correcta.
Trató de tranquilizarse y hacer un recuento de lo
que había sucedido: estaban en el parque, Alejandra lo había citado, hasta ese
punto todo estuvo bien, ¿qué más había pasado? Se habían despedido, si, muy
bien, el corrió hasta la casa de ella, sangre, mucha sangre.
La cabeza de lada vueltas, sentía que se desmayaría
en cualquier momento y nada cobraba sentido, el doctor le había dicho que no se
fuera que en un momento regresaría con noticias y para hacerle algunas
preguntas, pero aun no sabía que le respondería, pues ni él estaba seguro de lo
sucedido, no recordaba nada del trayecto de la casa de Alejandra hasta este
lugar. Decidió recostarse en el piso un momento, no le importaba para nada como
se miraría, de pronto le salto una pregunta a la mente ¿Qué hora es? Seguramente
su mamá y su hermano deberían estar preocupados ya, justo cuando estaba por
tomar el teléfono que al igual que su ropa, estaba cubierto de sangre seca,
cuando se acercaron a él.
El doctor que estaba atendiendo a Alejandra y un policía
un tanto joven estaban frente a él con el rostro preocupado e impasible, Ángel se asustó al ver las expresiones de sus rostros, se podía ver el peso de un
largo día de trabajo en ambos rostros, pero él sentía que nada de lo que les
hubiera pasado a esas dos personas se podía comparar a lo que había ocurrido el
día de hoy.
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