martes, 3 de marzo de 2015

sangre

Capítulo 9
Ángel se encontraba confundido, algo en los acontecimientos que le acababan se suceder no le cuadraban, era como si una serie de sucesos al azar se hubieran alineados para formar una pesadilla. Una vez había leído que los sueños no son más que imágenes en nuestra mente, imágenes inconexas que nuestro cerebro lógico lucha por comprender por lo cual interrelaciona con más imágenes dando lugar a un collage de ideas que poco o nada tenían que ver, de ahí que en sueños podías estar en la playa tomando una piña colada y de pronto estar en la cima de una montaña jugando tenis. Pues precisamente eso creía que le había pasado este día, una mala pesadilla.
Aún se encontraba cubierto de sangre, pero no sabía si fuera suya o no, le dolían los nudillos pero no lograba notarse alguna herida de la cual hubiera brotado tanta sangre, el shock en el que se encontraba era tal que le impedía pensar de manera correcta.
Trató de tranquilizarse y hacer un recuento de lo que había sucedido: estaban en el parque, Alejandra lo había citado, hasta ese punto todo estuvo bien, ¿qué más había pasado? Se habían despedido, si, muy bien, el corrió hasta la casa de ella, sangre, mucha sangre.
La cabeza de lada vueltas, sentía que se desmayaría en cualquier momento y nada cobraba sentido, el doctor le había dicho que no se fuera que en un momento regresaría con noticias y para hacerle algunas preguntas, pero aun no sabía que le respondería, pues ni él estaba seguro de lo sucedido, no recordaba nada del trayecto de la casa de Alejandra hasta este lugar. Decidió recostarse en el piso un momento, no le importaba para nada como se miraría, de pronto le salto una pregunta a la mente ¿Qué hora es? Seguramente su mamá y su hermano deberían estar preocupados ya, justo cuando estaba por tomar el teléfono que al igual que su ropa, estaba cubierto de sangre seca, cuando se acercaron a él.
El doctor que estaba atendiendo a Alejandra y un policía un tanto joven estaban frente a él con el rostro preocupado e impasible, Ángel se asustó al ver las expresiones de sus rostros, se podía ver el peso de un largo día de trabajo en ambos rostros, pero él sentía que nada de lo que les hubiera pasado a esas dos personas se podía comparar a lo que había ocurrido el día de hoy.


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