sábado, 7 de marzo de 2015

Cómo morirse en una cámara frigorífica: Capítulo 3 Teatro Web


-No puede ser... no, no, no. ¡Maldito Candy!- Dice Damián al notar que nada más le queda 40% de batería en su celular. Se estira para tratar de agarrar su morral y, cuando lo agarra, empieza a sacar todo lo que contenía tratando de encontrar su cargador.- Por favor, aparece cargadorsito...

En un momento se detiene. ¿Qué sentido tenía buscar un cargador si no sabía en donde lo cargaría?

Se levanta de golpe dejando todas sus cosas esparcidas por el suelo y empieza a buscar entre las paredes algún enchufe... tenía que haber algún enchufe.

-Coopera heladera gigante. Enchufe, ¿dónde estás?- Se queda quieto cuando en una parte había un montón de gansos apilados apoyados en la pared. Tenía que correrlos y le daba asco, tanto asco que dejó de temblar por el frío y empezó a temblar por la sensación de asco al tocar algo muerto. Con dos dedos (el pulgar y el índice) levanta uno a uno los gansos por el pico y los corre. Cuando termina tiembla y se sacude toda la ropa.- Asco, asco... que fuchi.

Y de repente ahí lo ve. Al tan preciado enchufe, la vida vital de su vital teléfono celular. Nunca se sintió más alegre en su vida. Se arrodilló y empezó a besar al enchufe, feliz de la vida... hasta que su preciado enchufe le dio una corriente eléctrica que lo dejó por unos minutos en el piso.

-Auch.- Dice, aunque la verdad no lo lastimó en absoluto la electricidad.- Bien, ¿en qué estaba? Ah, sí. ¡El cargador!- Se levanta de inmediato del piso congelado y va corriendo hacia su morral sin acordarse de que había dejado todo en el piso.

Cuando escuchó el crujido se dio cuenta de que ahora sí estaba en problemas.
Sus torpes pies habían pisado la última posibilidad de que su celular siguiese "vivo" y le dolió en el alma. Más que cuando Katrina lo dejó por que besó a Natasha.

Unos días atrás...

-¡Besaste a mi hermana imbécil!- Le revolea el libreto de "La casa de Bernarda Alba" mientras le gritaba de todo y en todos los idiomas que dominaba con soltura o sin ella. Lo que hay que aclarar es aquellas puteadas le salían bastante bien, tanto que podría dedicarse a ser traductora de malas palabras si eso existiese.

-¡No sé de qué hablas!- Le dice, mitad serio y mitad riéndose. La verdad es que sí sabía por qué le revoleaba las cosas (hasta ahora le había arrojado una base en polvo, un perfume, el libreto de teatro, sus ballerinas y todo el set de útiles que usaba para aprenderse su parte en la obra) pero le daba gracia que se tomara tan en serio una confusión... porque prácticamente es un idiota. No hay otra explicación razonable. Salvo que sea un garca mujeriego, pero no queremos pensar eso de nuestro protagonista, ¿no?

-¡Claro que sabes de qué te hablo! ¡Mira! ¡Incluso te ríes!- Le arroja algo que parecía ser un cuaderno o una agenda- (insertar puteada intraducible en ruso aquí).

-¡No es para tanto! ¡Fue sólo una confusión!

-¡Ah! ¡Ahora lo aceptas! ¡Aceptas que besaste Natasha!- Hay que aclarar que la gente a su alrededor los observaba y que, ocasionalmente, algún oportunista tomaba alguna cosa que había arrojado Katrina del piso y se lo llevaba ya que la dueña estaba bastante ocupada espetándole de todo al joven actual ex novio.

-Yo no estoy aceptando nada, pero en el caso de que nos hayamos besado, ¿qué problema hay? ¿Acaso las gemelas no comparten todo? ¡Fue sólo un beso!

Karina se queda en silencio mirándolo con unos ojos que podrían producir más daño que los producidos en Stalingrado. Actualmente Katrina daba más miedo que todo el armamento nuclear ruso y no era broma... una rusa despechada puede llegar a producir mucho miedo, en especial si su padre tiene los medios suficientes para torturarte por el resto de tu vida (si es que te dejan con vida, claro).

-Tú no sabes con quién te metiste... ah, no. No lo sabes en absoluto.

-Pues no tanto. Salimos desde hace, ¿tres semanas? Tal vez cuatro, creo.

-(Algo en ruso que dice con mucha furia que no se entiende en absoluto)- Dice Katrina y luego se marcha.

Damián estaba haciendo un funeral a su cargador (estaba poniéndole encima la nieve que se produce en las paredes de los frigoríficos como si lo estuviese enterrando) hasta que suena su celular porque le llegó una notificación en Twitter.

Se estira de inmediato para buscar su celular y, cuando lo agarra, nota que era un mensaje de Nicole que decía: "Q sucede? C acabó la historia? Stamos muy impacientes x saber el final :D".

Él le contesta: "Stamos en pre-producción #WorkInProgress XD".

Nicole: "Lol".

Damián se alegra de que una chica guapa se preocupara de él y de que además estuviese pendiente de todo lo que publica en las redes sociales a pesar de que se sentía agotado y los dedos estaban casi entumecidos y tambaleantes. ¿Será que se estaba enamorando devuelta?

En alguna otra parte de Argentina, Nicole estaba en la computadora de su trabajo con los lentes puestos y revisando el perfil de Damián. Creo que es hora de aclarar que Nicole no es Nicole. Y no, tampoco lo está stalkeando ni nada sino que, como toda madre, se preocupa por su hijo, ¿no?

Damián nunca la habría aceptado en alguna red social si ponía un perfil verdadero, era muy coqueto y orgulloso para eso. Entonces se hizo una cuenta de Twitter, la red social preferida de su hijo, con la foto de una chica que había pasado hacía unos cuatro meses para conseguir un trabajo y dejó en su escritorio su curriculum. Una chica llamada Nicole. Como era bonita y "del perfil de su hijo" pensó que serviría para que él la acepte y así vigilarlo de cerca y saber los intereses de su hijo.

Hay que explicar que para ella todo lo que estaba viviendo su hijo no era más que una actuación. Para ella, claramente porque nadie se espera que sea cierto, era un trabajo o actividad del teatro. Y le parecía divertido y emocionante, porque su hijo al parecer tenía un talento increíble para la comedia... su repentina fama lo explicaba todo. Incluso había aparecido en la radio un comentario sobre los videos de Damián que eran la sensación en Internet.

Y utilizar como set de filmación la empresa del padre de su novia le pareció una buena estrategia de marketing.

Terminó para ella su jornada de trabajo y se fue para su casa, en donde vio a Nahuel esperando en la puerta con una mirada de cansancio y preocupación.

-Hola Nahuel. ¿Cómo está la familia?

-Bien, gracias. ¿Sabe dónde está Damián?

-En un frigorífico, ¿no? ¿No te dijo que está haciendo "teatro web"?

-¿Qué? ¿Qué es eso?

-No sé. Me pareció que sería un nombre adecuado para lo que está haciendo, ¿no? Es el furor de Internet.

-¿De qué está hablando?

-A pesar de que sos joven sos medio descolgado de las redes, ¿no? Deberías conectarte más seguido, es el futuro. Vení, pasa.

Ambos entran a la casa y ella prende la computadora que había en el living. Mientras se prende el aparato ella hace café y saca de una alacena galletitas.

-¿Querés?

-No gracias.

-¿Para qué buscas a Damián?

-Estoy preocupado.- Mira a la mesa y luego la observa a la madre de su mejor amigo.- No le diga que estoy preocupado por él.

-Ay, la juventud... Ah, ya se prendió. Vení.- Él se acerca con una silla a la computadora mientras ella se pone los lentes porque no veía nada de cerca.- ¿Ves? Hace unos videos muy divertidos y lo mejor es que publicita al padre de su novia.

-¿Cómo?

-¿Ese no es un frigorífico de "The Bad Goose Refrigerators"? Bueno, al menos eso puso él hoy en Twitter...

-Espere, ¿Damián está ahora mismo en un frigorífico para gansos?

-Ahora mismo no creo, de seguro que se está tomando un descanso o está volviendo. Puede continuar mañana con sus videos...

-Qué pelotudo...

-¿Eh?

-Mire, su hijo no está haciendo una serie.

-"Teatro web".

-Bueno, "teatro web". Su hijo está en serio en una cámara frigorífica para gansos.

-Claro que sí. Porque eso no se ve como un set.- Nahuel se tapa la cara con las manos y la vuelve a observar.

-No creo que esté entendiendo. Su hijo se va a morir de frío si nadie lo rescata. No está actuando en los videos, está contando la verdad.

-¿Cómo?

-Se metió con la hija de un tipo de la mafia rusa y la engañó. De seguro que la engañó o al menos eso ella cree. Todo lo que hay en los videos es verdad, incluso lo más absurdo, todo es cierto.

-¿Y por qué no llamó a la policía o te llamó a vos?

-No me puede llamar a mí.

-¿Por qué?

-Le dije que si se metía en problemas que no me llamara porque no me iba a hacer cargo.

Ambos miran a la pantalla donde se estaba reproduciendo un video de "Cómo morirse en una cámara frigorífica".

-Qué imbécil.- Dice su madre.

-Así es. Es un pelotudo.

-No hables así de mi hijo.

-Pero...

-Una cosa es que lo diga yo y otra que lo digas vos. ¿Entendido?

-Sí señora.

-Ahora tenemos que rescatarlo.

-Yo no lo pienso rescatar. Ya le di mi ultimátum.

-Sos un pésimo amigo.

-Gracias. Me voy. Cuando rescate a Damián dígale que es tan ganso como los que hay en ese frigorífico.

-Check.- Nahuel se marcha de la casa mientras la mujer sigue mirando a su hijo a través de la pantalla de la computadora.- Qué idiota.

Damián estaba apoyado en una pared del gran congelador de gansos temblando de frío. A pesar de que tenía el celular en su bolsillo no quería consultar la hora, no quería saber que cada vez faltaba menos para su frío desenlace. "La venganza es un plato que se sirve frío y en familia", le dijo el señor Ivanov cuando lo trajo a rastras a la oficina del frigorífico y le había pegado un par de veces por el daño que le hizo a su hija. Sentía los brazos entumecidos y cada vez que los miraba los notaba más azules.

No quería morir ahí, aunque sea famoso y popular no quería eso. No quería morir todavía.

En su cabeza rondaban muchas cosas pero nada con sentido. El cansancio le estaba ganando la batalla tal como decía el artículo de Wikipedia. Esto no era divertido. ¿Por qué no llamó a la policía? ¿O a su amigo Nahuel? ¿Por qué no lo escuchó antes?

Lanzó un juramento al aire frío del frigorífico. No se rendiría tan fácilmente, encontraría la forma de salir de ahí y cuando salga las cosas serían diferentes. Lo prometió y juró.

Los ojos se le empezaron a cerrar lentamente, no los podía mantener abiertos aunque utilizara todas sus fuerzas. Se quedó dormido al instante sin pensar si quiera si volvería a abrirlos.


Capítulo 3. Fin.

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