¿Ante quién ocurre el mundo?

Salas 9,10 y 11

A esta pregunta, el arte responde con una sonrisa: la obra – ente real imaginario cu-ya individualidad trasciende, anima e ilumina el juego de sus partes componentes.

En su caso, el arte de la pintura conjuga elementos visuales como la forma, el color y la factura, con el fin de hacer visible una imagen portadora y transmisora de un men-saje vivencial codificado. Lo visual y lo visible son para mí las dos vertientes del quehacer pictórico fundamentales para entender, tanto la creación, como la apreciación de una obra de arte. Tradicionalmente y durante siglos, la pintura tuvo la tarea de docu-mentar la vida pública con sus figuras y acontecimientos históricos y religiosos, hasta que se pudo liberar de ese yugo impuesto por una sociedad feudal, gracias al invento de la fotografía. Casi al instante descubrió (o redescubrió) sus propios medios de expre-sión plástica y aprendió a usarlos a su manera – tal como siempre lo había hecho la mú-sica (que nunca tuvo que imitar voces reales y ruidos de batalla) con sus respectivos y, en este caso sonoros, elementos: melodía, ritmo y armonía.

En lo personal – es decir, en lo que concierne a esta muestra retrospectiva que abar-ca 60 ininterrumpidos años de trabajo – debo confesar que me siento un poco abrumado ante la presencia simultánea de tantas imágenes inspiradas por otras tantas y muy diver-sas circunstancias. No es fácil enfrentarse, aunque sea de tangente, a una esfera más allá de nuestro entendimiento: la de un mundo que ocurre al mismo tiempo en todas partes, saber que esto es cierto, pero no poder experimentar y constatarlo salvo en un espejo que llamamos arte.

Así hay que ver mis cuadros: cada uno encarnando la posibilidad de un mundo den-tro de cierta circunstancia, cada uno, un individuo dotado de identidad, integridad y plenitud propia. En su totalidad no forman un conjunto sino una difícil convivencia al margen de todo guión curatorial. Son los que son, pero también podrían ser otros, com-partiendo entre sí el fondo común de sus musas. Irreducibles guerreros, también tienen luz y belleza.

El arte no es algo que alguien ha ideado sino una manifestación espontánea del co-razón humano.

Roger von Gunten

Acerca de Roger von Gunten

Roger von Gunten (Zurich, Suiza, 1933) estudió pintura y diseño gráfico en la Kunstgewerbeschule Zürich (Escuela de Artes y Oficios de Zurich), bajo la dirección de Johannes Itten, ex profesor del Bauhaus y eminente teórico del color. En 1957 viajó a México donde reside desde entonces. Estudió grabado en metal en la Universidad Iberoamericana, con Guillermo Silva Santamaría. En 1980 se le concedió la ciudadanía Mexicana, y a partir de 1993 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Conaculta-Fonca. Ha presentado numerosas exposiciones individuales y colectivas nacionales e internacionales. Realizó la escenografía (“La hija de Rapaccini”, ópera de Daniel Catán, en Bellas Artes, 1991). Ha impartido cátedras en toda la República Mexicana.
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-Roger von Gunten