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Columnista - 9 marzo, 2015

Justicia sin perdón

La injerencia internacional en los diálogos de paz, se hace más fuerte, situación que entusiasma a los 40 millones de colombianos, que hoy más que nunca, ven cerca el desenlace de añadas de violencia, después de tantos intentos, tan pacifistas como guerreristas, una nueva alba se ve en el país. A nivel mundial varios estados […]

La injerencia internacional en los diálogos de paz, se hace más fuerte, situación que entusiasma a los 40 millones de colombianos, que hoy más que nunca, ven cerca el desenlace de añadas de violencia, después de tantos intentos, tan pacifistas como guerreristas, una nueva alba se ve en el país.

A nivel mundial varios estados ven con buenos ojos este proceso, sin duda alguna la gestión del presidente Juan Manuel Santos, en buscar aliados, que sean fiel testigo de los debates en La Habana, y a la misma vez persuadir a los cabecillas de las FARC, sobre la expectativa de la mesa redonda en Cuba, y la oportunidad de inserción a la vida social y política, siendo esta última la única vía que se debe emprender para sentar oposición. Sin dejar de lado las acciones del senador Uribe Vélez, que por sus actos antojadizos, de querer hacer lo mismo que su sucesor, auspicio reuniones en EE.UU, pretendiendo convencer, sobre la maniática idea, de que el acuerdo de paz, resultara desfavorable.

Lamentablemente para algunos, todo va viento en popa, se cumple un programa de reuniones, la promesa del cese unilateral de las FARC se materializó, dándole así credibilidad a sus actuaciones, se abren espacios de opinión para las víctimas, delegados de organismos internacionales y miembros del Ejército Nacional. Claramente estamos en frente de un ejemplo de verdadero consenso y por esas mismas garantías EE.UU, nuestro colaboracionista en esta lucha, nos da un espaldarazo, solicitando la participación dentro del mismo, por medio de sus emisarios. La importancia de la cooperación por parte del país del Norte, es con la firme intención de ultimar todo lo relacionado al empleo de la justicia transicional, un tema polemizado y tan controvertible, pues no queremos que ocurra lo mismo que con la Ley de Justicia, Paz y Reparación, con un objeto dejado al olvido, a causa del no reconocimiento y reparación integral de las víctimas.

Este asunto de aplicación de justicia transicional se le ha dado eco con el fin de conocer la percepción de la ciudadanía, acerca de disponer de un procedimiento que permita conmutación de penas, por verdad y reparación, es decir, los delitos cometidos por las FARC en materia de condena le serán disminuidos a cambio de confesar crímenes y reparar a las víctimas, aunque parezca un calco del ajusticiamiento a las autodefensas, difiere mucho, a razón de que en esta oportunidad, la sociedad es parte activa, y los damnificados tiene voz.

El enjuiciamiento es un reclamo airado, queremos que Timochenko y su comitiva sean castigados de cualquier forma, indiferentemente de la severidad de la penitencia protestamos para que no haya olvido, ni se eximan de culpa, cada quien debe arrastrar con su cruz, y las FARC tendrán que hacerlo, aun le sea aminorada la pena, les va a costar el perdón del pueblo, quien fue el que sufrió sobrellevando dolor y lágrimas. Lo importante aquí es el desarme y lograr la paz porque nos merecemos una nación libre y floreciente, esa que durante medio siglo los salvajes nos quitaron, la misma que nunca quedó abatida por incesantes hostilidades y que pide justicia pero no perdonara.
@Sergio_Barranco

Columnista
9 marzo, 2015

Justicia sin perdón

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Sergio Barranco

La injerencia internacional en los diálogos de paz, se hace más fuerte, situación que entusiasma a los 40 millones de colombianos, que hoy más que nunca, ven cerca el desenlace de añadas de violencia, después de tantos intentos, tan pacifistas como guerreristas, una nueva alba se ve en el país. A nivel mundial varios estados […]


La injerencia internacional en los diálogos de paz, se hace más fuerte, situación que entusiasma a los 40 millones de colombianos, que hoy más que nunca, ven cerca el desenlace de añadas de violencia, después de tantos intentos, tan pacifistas como guerreristas, una nueva alba se ve en el país.

A nivel mundial varios estados ven con buenos ojos este proceso, sin duda alguna la gestión del presidente Juan Manuel Santos, en buscar aliados, que sean fiel testigo de los debates en La Habana, y a la misma vez persuadir a los cabecillas de las FARC, sobre la expectativa de la mesa redonda en Cuba, y la oportunidad de inserción a la vida social y política, siendo esta última la única vía que se debe emprender para sentar oposición. Sin dejar de lado las acciones del senador Uribe Vélez, que por sus actos antojadizos, de querer hacer lo mismo que su sucesor, auspicio reuniones en EE.UU, pretendiendo convencer, sobre la maniática idea, de que el acuerdo de paz, resultara desfavorable.

Lamentablemente para algunos, todo va viento en popa, se cumple un programa de reuniones, la promesa del cese unilateral de las FARC se materializó, dándole así credibilidad a sus actuaciones, se abren espacios de opinión para las víctimas, delegados de organismos internacionales y miembros del Ejército Nacional. Claramente estamos en frente de un ejemplo de verdadero consenso y por esas mismas garantías EE.UU, nuestro colaboracionista en esta lucha, nos da un espaldarazo, solicitando la participación dentro del mismo, por medio de sus emisarios. La importancia de la cooperación por parte del país del Norte, es con la firme intención de ultimar todo lo relacionado al empleo de la justicia transicional, un tema polemizado y tan controvertible, pues no queremos que ocurra lo mismo que con la Ley de Justicia, Paz y Reparación, con un objeto dejado al olvido, a causa del no reconocimiento y reparación integral de las víctimas.

Este asunto de aplicación de justicia transicional se le ha dado eco con el fin de conocer la percepción de la ciudadanía, acerca de disponer de un procedimiento que permita conmutación de penas, por verdad y reparación, es decir, los delitos cometidos por las FARC en materia de condena le serán disminuidos a cambio de confesar crímenes y reparar a las víctimas, aunque parezca un calco del ajusticiamiento a las autodefensas, difiere mucho, a razón de que en esta oportunidad, la sociedad es parte activa, y los damnificados tiene voz.

El enjuiciamiento es un reclamo airado, queremos que Timochenko y su comitiva sean castigados de cualquier forma, indiferentemente de la severidad de la penitencia protestamos para que no haya olvido, ni se eximan de culpa, cada quien debe arrastrar con su cruz, y las FARC tendrán que hacerlo, aun le sea aminorada la pena, les va a costar el perdón del pueblo, quien fue el que sufrió sobrellevando dolor y lágrimas. Lo importante aquí es el desarme y lograr la paz porque nos merecemos una nación libre y floreciente, esa que durante medio siglo los salvajes nos quitaron, la misma que nunca quedó abatida por incesantes hostilidades y que pide justicia pero no perdonara.
@Sergio_Barranco