Se cumplen 30 años desde que las feministas del mundo se tomaron por asalto la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, en El Cairo, para decir: ¡Nada sobre nosotras, sin nosotras! La agenda de desarrollo era debatida por gobiernos y demógrafos del mundo quienes decidían las políticas sobre natalidad y población de acuerdo a criterios que no tenían en cuenta la voz ni los derechos de las mujeres.
Es urgente crear y fortalecer políticas públicas con presupuestos reales que garanticen la prevención y atención de la salud mental de las mujeres en toda su diversidad, especialmente de las defensoras de derechos sexuales y derechos reproductivos.
Cada 8 de marzo en América Latina y el Caribe nos tomamos las calles para reclamar políticas y programas efectivos que promuevan la equidad laboral y garanticen la autonomía económica de todas las mujeres, deuda que los gobiernos han tenido y que lejos de revertirse, se perpetua como consecuencia de la a feminización del cuidado y la división sexual del trabajo, que históricamente ha relegado a las mujeres al ámbito privado y doméstico.