Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 11 de abril de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Cultura
Voyeurs se titula la más reciente novela del escritor, publicada por Alfaguara

La pérdida de atavismos sociales propicia el placer de la mirada, sugiere Andrés Jorge

''Existe una necesidad casi morbosa de entrometerse en la vida íntima de las personas''

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Andres-1La mirada como acto erótico y de conocimiento del otro, en una sociedad caracterizada por ser cada vez más voyeurista gracias a los medios de comunicación, es la premisa del escritor cubano Andrés Jorge en su novela Voyeurs (Alfaguara), en la que narra la historia del Pintor y el Ciego, unidos por la Vecina.

Voyeurs reúne dos historias que al parecer están contadas en presente y cada uno de los capítulos lleva una pequeña introducción como en las viejas epopeyas de caballería: ''Donde se ahonda sobre las motivaciones eróticas y los sueños del Pintor Solitario. Cómo un sueño puede contribuir a generar una vida en su sentido más literal (eso no lo sabremos hasta más adelante, pero aquí quedará sugerido). ¿Podemos evaluar a un ser humano por lo que sueña y piensa, o por lo que es capaz de hacer?''. Así en cada uno de los apartados el autor resume lo que pasa en esas páginas y adelanta lo que le espera al lector.

La idea de esa novela nació cuando Andrés Jorge terminó su trabajo anterior, Te devolverán las mareas (Alfaguara). Una vez armado el plan de la nueva novela advirtió que ''el hilo conductor es el voyeurismo, la mirada, el juego con la mirada, el acto de mirar, de ser visto, de perseguirse, de desnudar a los demás de una manera u otra''; explica que los temas del voyeur y el del balsero están presentes en dos cuentos publicados años antes.

Aunque el personaje del balsero lleva implícita una crítica al régimen cubano, Andrés Jorge se opone a que su novela se califique a partir de esa crítica al gobierno de Fidel Castro, porque ''sólo es parte de una postura ante una realidad determinada. La carga política que se da a través de un personaje, en sus emociones y su necesidad de abandonar la isla, es sólo una parte de la anécdota de la novela. Los escritores hacemos literatura y si hay alguna carga política en lo que escribimos ?sobre todo a los escritores cubanos nos resulta difícil evitarla? es porque forma parte de la carga que traemos''.

Sobrexposición de la imagen física

En Voyeurs el autor trata el tema del voyeurismo no como parafilia o el mero acto físico-erótico, sino a un nivel más amplio, llevándolo a lo espiritual e intelectual, y subraya que ''vivimos en una sociedad cada vez más voyeurista. En estos momentos hay cientos de seres humanos desnudándose frente a una web-cam en su casa para que los vean a miles de kilómetros. Cada día estamos más expuestos porque lo facilitan los medios de la sociedad contemporánea. Hay una sobrexposición de la imagen física, una necesidad casi morbosa de meterse en la vida íntima de los seres humanos''.

Ejemplo de lo anterior, agrega, son los restaurantes: ''por qué unos tienen más pegue que otros; basta darse cuenta de que los que tienen más clientes son aquellos con grandes ventanas, donde las personas son vistas y se ve a todo el que pasa, ''no tiene que ver ni con la comida ni con el servicio ni con nada. Es con la calidad de la exposición, de qué tan expuesto estás, qué tanto te ves y te ven. Es esa necesidad de sentir que 'soy visto, luego existo', y de esto también forma parte el exhibicionismo que es la contracara del voyeur'', y todo forma parte de un juego necesario para los humanos, necesidad que se incrementa cada vez más porque es parte de la sociedad urbana en la cual la pérdida de una serie de atavismos sociales abre espacio a una comunidad más hedonista, más abocada al placer físico y dentro de ellos, por supuesto, el placer de la mirada es de los mayores''.

La novela, insiste, va a otros aspectos. ''A la visión gozosa de la vida. Robarle un poco de intimidad a la mujer mirándola es un acto maravilloso, poético incluso. Siento que para cualquier mujer es motivo de orgullo sentir que atrae la mirada del hombre, pero por otra parte es una violación de su intimidad. No siempre una mirada es bien recibida, pero el voyeurismo no deja de tener cierta poesía y gracia.''

El escritor es voyeurista por principio, vive observando todo, lo maquina y lo maquila y pasa la realidad a través del matiz de que todos somos personajes de una gran escenografía para contar anécdotas desde tiempos ancestrales. Esa necesidad de contar historias ''es patter intrínseca del ser humano. Es una forma de voyeurismo''.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año