El Frob evalúa el daño de la circular de Sareb sobre sus cuentas

La norma que obliga a Sareb a reconocer el deterioro de los activos del ladrillo que recibió de las cajas de ahorros rescatadas está tardando mucho en ver la luz.

El Banco de España publicó un borrador de circular contable en mayo de 2014 que hizo cundir la preocupación entre los directivos del banco malo, que la interpretan como una amenaza para sus resultados y rentabilidad.

Ahora, el regulador está a la espera del dictamen Consejo de Estado antes de aprobar la norma definitiva. La tardanza del órgano consultivo refleja lo difícil que le resulta adoptar una postura en una controversia que enfrenta al Banco de España, partidario de fijar un régimen de provisiones definido, y a Sareb, en contra de lo que considera un cambio radical en las reglas del juego con el partido ya empezado.

Para construirse una visión global de la situación, el Consejo de Estado recaba información de las partes implicadas. Primero requirió un informe al Banco de España sobre las alegaciones a la circular de Sareb, en representación de sus directivos y accionistas, entre los que figuran los mayores bancos españoles -a excepción de BBVA- y aseguradoras.

Y el pasado mes de enero, el Consejo de Estado solicitó un informe de impacto sobre la circular al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), aún bajo la dirección de Antonio Carrascosa, que será sustituido por Jaime Ponce. Este instrumento público, creado para el rescate de la banca durante la crisis, es el principal accionista del banco malo, ya que controla el 45% del capital después de aportar 2.192 millones de euros.

Mantener la circular contable en los términos iniciales tendría un claro impacto negativo sobre los números de Sareb y el retorno para sus accionistas y, por ende, podría convertirse en un riesgo para los contribuyentes, a través del Frob. A falta de conocer el resultado final de la norma, el escenario que más teme la sociedad presidida por Jaime Echegoyen es necesitar una ampliación de capital.

El que fuera consejero delegado de Bankinter y de Barclays España cogió el timón del banco malo tras la dimisión de Belén Romana, que alegó razones personales. Se ha ido sin firmar las cuentas de 2014, cuyo resultado vendrá determinado por la circular contable o, a falta de ella, por las provisiones que se deberán acometer en determinadas carteras señaladas por el Banco de España.

A medida que pasa el tiempo cobra fuerza la segunda hipótesis, ya que las cuentas del pasado ejercicio han de publicarse antes del 31 de marzo. Así sucedió en el primer año de andadura de Sareb: Las provisiones de 259 millones realizadas por indicación del supervisor sumieron las cuentas en números rojos de 261 millones, lo que supuso multiplicar por cinco las pérdidas previstas en el plan de negocio elaborado por KPMG.

Hasta despejar la incógnita sobre la magnitud del saneamiento no se sabrá cómo queda la parte más baja de la cascada de resultados. Aunque en Sareb anticipan un segundo ejercicio de pérdidas. En el banco malo quieren contar con un marco normativo lo antes posible, porque hasta entonces su plan de negocio no se podrá considerar definitivo, como tampoco sus proyecciones de beneficio y de rentabilidad.

La circular diseñada por el Banco de España establece que a cierre de cada ejercicio Sareb evaluará a precios de mercado el valor de sus activos organizado en cinco categorías o unidades: bienes inmuebles, créditos a promotores o constructores, préstamos participativos, participaciones en inmobiliarias, y préstamos al consumo y a pymes.

Según la norma, cuando Sareb detecte un deterioro basándose en la valoración del activo y de su pérdida esperada, lo ajustará con cargo a sus resultados. No lo hará para todos y cada uno de los activos de forma individual, sino que podrá compensar las provisiones necesarias en los activos dañados con las plusvalías latentes en otros sanos, siempre que pertenezcan a la misma categoría.

Una forma de suavizar la norma sería permitir compensar las minusvalías y plusvalías entre activos de distintas categorías, no solo dentro de la misma. Y otra sería permitir que sólo haya que valorar cada año los activos que esté previsto vender a corto plazo, en el ejercicio en curso o los siguientes. Está por ver si en la institución que encabeza Luis María Linde se contemplan estos cambios. Y también está por ver qué dictamina el Consejo de Estado, que aún espera el informe de impacto del Frob.