martes

¿Las cosas hay que hacerlas en caliente o hay que pensarlas más de una vez? Por más revista cosmopolitan que suene todo esto, ahora estoy por levantar el teléfono y tirar todo un discurso mental que tengo preparado hace tres dramas atrás. Pero sé que seguro mañana me voy a sentir horriblemente mal porque del otro lado nunca reaccionan como esperamos que reaccionen. Si fuera por mi, en caliente-ja- ya le hubiera dicho a cinco pibes distintos que eran el amor de mi vida, pero después de dos temas de Bikini Kill se me pasa. Ahora por ejemplo, me siento sola, terriblemente sola, hace tres horas que estoy llorando sin parar, me duele el pecho, me quedo sin aire y siento que me voy a morir. Estoy tan sola que lo estoy escribiendo y no levantando el teléfono, llorándole a la persona que mas quiero en este mundo del otro lado. Porque ya no se si le importo. O si. le importo, obvio que le importo, me ama, me ama tanto o mas de lo que la amo yo pero hablo de la importancia, de demostrarle a una persona lo importante que es para vos. Las cosas no se hacen esperando algo del otro lado, pero a veces cuesta. Dar todo y que la otra persona no de nada es caminar en círculos  Tener que decir vos las cosas que se supone que son obvias es horrible, porque siempre esperamos que sé de cuenta. Te hace mal. Me hace mal. Me hace estar acá escribiendo esto y llorando.Y no lloro por eso, pero suma. Suma mucho. Me suma al hecho de seguir acá llorando y justificando todo.  Tengo que dejar de justificar. Tengo que dejar de llorar. Roomate dice que justifico a todo el mundo, que no tengo que ser así. Que hay que admitir cuando la gente se manda cagadas y cuando la gente es una mierda. Aunque la sigamos amando. Porque no está mal,. en el fondo se trata de eso, de dar sin esperar nada a cambio. Pero a veces te pone mal. A veces te cansás. Y yo me cansé hace cinco minutos

domingo

Porque cada vez que abro la puerta del edificio o que espero el colectivo que me lleve a mi casa a las diez de la mañana pienso que va a ser la última vez. Porque decime, quien podría fumarse más de una vez a una reventada sin sentido del humor y que lo único que hace es tomar tazas interminables de café con leche. Y sigo pensando que es la última vez pero no. No es la última vez. Por esas cosas del destino y de que si dios existe es un reverendo hijo de puta nunca es la última vez, y yo termino idealizando dos semanas antes del próximo encuentro con algún ser irrelevante. Ayer me emocioné mal con una película mala de Ellen Page,  con la escena del baile de Dirty Dancing, y con mi gata cazando un mosquito. No sé que me está pasando, capaz que tiene que ver con cortar el café con ron o con despertarme a las nueve y media de la mañana a preparar una torta de limón.

lunes


Tu laburo da para una sitcom. Bah, tu vida entera en realidad, pero ahora tenés más situaciones para la risa. Qué sé yo, un compañero que te invita a fumar porro, tus tres jefes gays, con muchísimo menos se hizo Seinfeld. Agregale a eso tu inestabilidad emocional (te quiero mucho), tus ex psicópatas, tus ex amigos asesinos, tu amiga negra punk wannabe pero que derrocha azucar con el novio, y por último tu amigo rockero al que puteás por mail y que seguramente sería una voz en off. (después yo tendría otro programa a raíz del éxito de mi voz, pero el piloto no sería aprobado porque no sé actuar) ("no sabés vivir Matías, sos muy Michael Cera").

martes

Un disco de tres pecados,cuatro tazas de café con leche a las 11 de la mañana, una infección urinaria del carajo y veinte hojas de resúmenes para darme cuenta de cosas irrelevantes como que tengo un toc jodido de esos de ordenar las cosas por colores. O que soy la persona más enquilombada del planeta pero para ponerme a estudiar necesito que esté todo acomodado en su lugar y un sahumerio prendido en el comedor. Y me convierto en una de esas personas que necesitan dar un cierre a las situaciones y me dan ganas de saltar de mi ventana en el quinto piso. Matu está por cumplir veinte años y, aún siendo el chico a punto de cumplir veinte años más niño que conozco, me sorprende con su capacidad para ser la única persona capaz de  ponerme en eje diciéndome cosas como que soy una pelotuda o estás hasta la pija lu. Hablo mucho de matu porque, en esta transición a cosas más copadas que es mi vida -si, cla- matu se ha convertido en el único que no me cambió todavía por una pija o que no es un psicótico trastornado que se cuelga a mi timbre a las tres de la tarde. Me lo merezco, tantos años de forrez humana han dado sus frutos, pero yo maduré y me fui a una isla de caramelos llena de arcoiris y unicornios. O a encerrarme en mi habitación escuchando esto mientras tomo un té verde de jazmin. Cuando sea una escritora famosa recordaré los martes a las once de la mañana con la gata arriba de un libro de Auster y la vecina de la bata rosa regando las plantas en el balcón de enfrente, y ese día, seré millones.

jueves

El otro día de la nada y mientras tomaba mi café con leche de las diez de la noche, mister bipolaridad me mandó un mensaje de texto de esos de que onda tu vida. Aunque en realidad  no era uno de esos mensajes porque mister bipolaridad nunca se interesó realmente en nada. Lo gracioso de todo es que después se dieron una seguidilla de mensajes irrelevantes que terminaron con un estoy lleno de contradicciones pero no se lo digas a nadie y como la dignidad es para las lindas, en vez de ganar la batalla -como me dijo flecu en un mail- y quedarme yo con la última palabra contesté chocolate por la noticia y perdí en el juego de superar las relaciones no sentimentales en esta vida de mierda. Y hace cuatro días que escucho Stockholm syndrome en repeat non stop

miércoles

Porque cada vez soy incapaz para más cosas. Y siempre camino hasta el fondo del andén para ir en el último bajón, pero hoy antes de llegar encontré en uno de esos puestitos de revistas un libro de Benedetti que llevo buscando hace dos años, cuando viajaba los veranos a Buenos Aires y recorría librerías mientras me dejaban plantada a las tres de la tarde. Sigo siendo incapaz de cosas y por ejemplo, no me aguanto el llanto y me largo a llorar en pleno vagón mientras leo Viceversa porque soy hormonalmente inestable. Hoy también me perdí en un shopping y como no encontraba la salida me senté a tomar un café y a calmar mi angustia con un sánguche de pollo. A veces hablo sola y me gusta fingir que hablo por teléfono cuando la gente me mira mal.

jueves

Me voy feliz. Me encanta tu vida porteña, aunque, me encantaría quedarme más, disfrutarte y mimarte. Hiji, ojalá sientas todo el amor que te tengo y lo orgullosa que estoy de vos. Disfrutá un poquito más, no estés triste, las cosas mejoran de a poquito, por eso no lo notamos. Dormí 8 horas así tenés tiempo para caminar, leer o hacer cosas que te gusten. Parte de mi corazón se queda acá, con vos. Te amo hija. 
Cuidate mucho. 
Mamá

Desde que la encontré colgada en la cartelera de mi habitación, hace tres horas, estoy llorando.