Cantando y cantando, a la negra y a la blanca nos vamos tirando...

Estaban don Dacapo y don Calderón en la doble barra del final. A esto preguntó Calderón:

-¿Tú con quién has estado?

- Yo con mozarts buenas y malas, pero siempre utilizo el con DO.

A todo esto llegaron dos notas muy buenas que estaban de paso, ¡estaban más salidas del pentagrama! Aunque eran dos terceras menores, sus plicas y sus corchetes denotaban a medio tono convertirse en mayores.

Eran de LA RE DO, y vivían en el II, V, I de la calle tonalidad mayor, tenían los ojos celesta. ¡Qué buen preludio! Yo estaba muy alterado y me hizo un crescendo el tono bajo,

-¡Vaya, don Dacapo, MI RE Las, si están para hacerles un fagot!

La negra estaba confusa y la blanca tenía un puntillo, y tuvimos un contratiempo en la tercera parte del compás, ¡y eso sin copa! Total, que rápidamente nos ligamos a ellas ya que éramos bastante ostinatos.

De pronto hubo una fuga, y surgieron unos eventos por la sección de vientos, hasta el bajo D… ¡Esto es un en RE DO! Yo me llevé a la negra que era muy melódica, y me gustó mucho su comportamento.

-¿Te hago un arreglo?

- SI MI SOL.

Y me puso la apoyatura en tono cromático ascendente. Me dijo:

- Esto te va a costar unos DO LA Res.

- No me importa, tú cógeme los bemoles por encima del becuadro y sosténmela bien.

¡Me hizo un mordente, hummmmmm...! ¡Qué sonata, vaya solo de flauta dulce!

Ella se quitó las MI MI. ¡Cómo canta, le huelen las A SI LAs y tiene la garrapatea la gachí. Menos mal que cambió de postura.

- Ten cuidado, negra mía, que tengo cuerda para rato y te voy a transportar a otra tesitura.

Mientras tanto, en el silencio de la noche, don Dacapo estaba con la blanca, que era un poco frigia, pues tuvo que esperar a que se templara.

- ¡Tranquilízate, yo no me en FA DO.

¡Nada, no encontraba la forma! Contrabajo y con sudores, pues estaba sin viola, y no daba en la clave, ¡con lo FA SI que esto es!

El primer movimiento fue muy suave y se la metió de LA DO. Aunque estuvo disminuido unos compases, y tuvo por momentos una quinta aumentada. Al final le metió la quinta justa.

El segundo movimiento fue más intenso: ya estaban totalmente de acorde con la situación. ¡Cómo corría la nota! Luego me dijo:

- ¿Por qué no nos vamos al tresillo y te hago un RE LA MI DO en el SOL FA?

- ¡Qué temperamento! Jazz ta bien por fagot, vamos a DO MI.

A la mañana siguiente me dijo:

-¡Hay que ver lo bien que Ron Carter anoche!

- Mira niña, chupa MI LA que la tengo LA SI A, y si eres DO SI, volveremos a empezar, y luego tocata y fuga, que tenemos que acabar.

Esta es la odisea de dos señores y de dos notas, RE LA MI DOs en tresillo y SOL FA, demostrando qué derroche musical relacionan con un cantar. Y cantando y cantando, a la negra y a la blanca nos vamos tirando...

El Manual del buen músico (V)

CONCIERTOS:

1.- Es muy importante que en los conciertos siempre haya más músicos que oyentes. Desarrollar políticas y elegir cuidadosamente los lugares para lograr este objetivo. Los nombres de los músicos ejecutantes deberán aparecer con distintos errores de ortografía en los programas de mano. Además apareceran los
nombres de integrantes fallecidos o jubilados, o incluso de otras bandas, pero no lo harán aquellos que entraron en los últimos 6 o 7 años, etc.

2.- Ya en el escenario y en los momentos previos al comienzo del concierto, repasar ostentosamente los pasajes importantes de lo que se va a tocar luego (De esa manera se evitará la sorpresa en el público).

3.- Tocar con el compañero de atril en unísono, lo más desafinado que se pueda.

4.- Con el público ya en silencio y justo antes de que el director baje la batuta, acomodarse ruidosamente en la silla o bien ajustar la posición y/o altura del atril en forma igualmente ruidosa. O mirar con cara de confusión los atriles vecinos, tratando de confirmar la obra que se interpretará a continuación.

5.- Durante los conciertos, cuando aún resuena el último acorde pianíssimo del adagio, que por casualidad salió muy bien y dejó al público profundamente emocionado, dar vuelta la hoja apresurada y ruidosamente.

6.- Los comentarios sobre la música a ejecutar deberán tener una duración mucho mayor que la música misma.

7.- Cuando se toca en una sala con mucha resonancia, no preocuparse demasiado por tocar todos los pasajes correctamente, ya que esas salas poseen una especie de "filtro de errores", el público no entenderá nada de lo que se toque.

8-. Durante el aplauso final, sonría débilmente o no muestre expresión alguna. Mejor aún: con indiferencia dedíquese a guardar su instrumento. Si tiene la suerte de sentarse en los últimos atriles aproveche para retirarse antes de que terminen los aplausos.

No olvidar por supuesto el afan de protagonismo del Sr. Director que en la música se denomina con el tecnicismo de "BISES".

BISES: El director hará que la orquesta toque uno o más bises aunque el público no lo haya pedido, ni aplaudido lo suficiente. Los bises tienen que ser obras más largas e importantes que el resto del programa. Si por error figurara la obra del bis en el programa impreso dirigirse al público y explicarle el "error".


Texto extraído de http://www.kovacich.com.ar/